viernes, 30 de agosto de 2024
Granadas
Soy dueño y señor de un granado. Yo lo mimo y él, agradecido, cada septiembre, me devuelve ese cariño en forma de fruta. Mi árbol y yo estamos ansiosos; lo sentimos cuando me acerco y acaricio sus granadas, que ya lucen un tono rojizo, para avisarme de que se acerca el momento cumbre de nuestra relación. Siempre hay una espera y una esperanza. Todo tiene un ritmo, un tiempo, una maduración, y no entienden de inmediatez. Mis granadas y yo estamos sincronizados. Valoramos adecuadamente el tiempo y los tiempos. Nos brindamos paciencia y cariño. Las prisas nunca fueron buenas.
Así, entre ustedes y yo, la inmediatez es una trampa mortal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los cagaprisas nunca se comen la fruta en su madurez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa fruta me trae recuerdos de mi infancia. En mis primeros años teniamos un granado en casa y recuerdo el acontecimiento cuando mi mamá nos preparaba la primer porción de la temporada
ResponderEliminar=)
Gracias por el recuerdo
"No sé lo que quiero, ¡pero lo quiero ya!", dice la canción.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Con un frutal así yo pensaría que es él el dueño y señor de mí.
ResponderEliminarDos tengo y ninguno me da granadas. Una pesambre que tengo..
ResponderEliminarSalu2.
Carajo, qué blogazo me vine a topar, buenísimo, ESTO es un blog, qué bonito.
ResponderEliminarTienen tiempo de sobra para compartirse, mutuamente, historias y experiencias. ¿De qué más está hecha la vida que nos tira para abajo y nos tira para arriba? Va un abrazo, Jfb.
ResponderEliminar