martes, 30 de julio de 2024
A mis lectores que ya no están
Quiero, con permiso de la audiencia, rendir un homenaje a todos aquellos lectores que en algún momento pasaron por este blog y me leyeron. Pensándolo bien, parece un milagro. Con la de millones y millones de cosas interesantes que hay en la vida para hacer, y la de maravillas inmensas que hay para leer, y hay personas, por esos mundos lejanos, y otros más cercanos, que se han dignado a regalarme unas lecturas. Yo soy un escritor de falsete, camarero de profesión, y reconvertido a vendedor de champú. Viajo por el mundo para encontrarme. Escribo para redimirme. Motivo para motivarme. Dibujo para entretenerme y hago collages para curarme. Por lo demás, sufro las inclemencias de un mundo inclemente. Observo, absorto, el devenir de tiempos endiablados. A veces me rendiría y otras veces pienso que sería mejor morir matando. Sin embargo, y pese a todo, sigo aquí. Soñando con un mundo en paz. Con gente buena. Con personas con alma de terciopelo. Con vidas que sueñan bonito. Con gente que me lee, y que me comprende, y que me perdona. A todos mis lectores, a los que resisten y a los que se marcharon: ¡GRACIAS!
martes, 23 de julio de 2024
Portadas
¡Atención, atención, próximo libro a la vista! Ya estoy líado con las portadas. Estas son las dos finalistas. El libro llevará por título "De Samarcanda a La Raya", Pensamientos de un escritor presurizado. Relatos, microrrelatos, aforismos y colleges. Me gustaría conocer vuestra opinión: ¿Cuál de las dos os gusta más?
jueves, 11 de julio de 2024
El mejor esposo del mundo
Cuando a Herminio Toribio Del Toro le salieron cuernos a nadie le sorprendió. Y no fue porque le salieran cuernos en la frente, cosa poco dada en nuestra biología, sino porque su mujer se fue con un abogado picapleitos metido en política para medrar. La esposa, tras aburrirse de ser influencer pero sin monetizar, también estaba loca por medrar pero, al parecer, con Herminio no veía la cosa clara. El esposo mancillado, dejándose llevar por su innata bravura, se plantó en el chiringuito, que el abogado tenía por despacho, para decirle al susodicho que no tenía derecho a arrebatarle a su legítima. El usurpador marital, que de derecho iba sobrado, le arreó un soplamocos con un tomo de derecho procesal que le reventó la nariz. La cosa no fue a más porque un joven pasante becario, que llevaba varios meses sin cobrar, y que trabajaba en el despacho a media jornada, y la otra media en un gimnasio en el que le pagaban en negro, sujetó a Herminio como si fuera en pelele, y lo sacó a la calle sin comtemplaciones. No contento con el desenlace de su arrebato, Herminio Toribio, fue a un chino que había en la esquina, compró un bote de pintura en spray, y escribió en la fachada del despacho: ¡Abogado corrupto y ladrón!. Orgulloso de su pintada, y para verla más en perspectiva, dio unos pasos hacia atrás sin percatarse de que venía a todo trapo un autobús de la línea que une Pinto con Valdemoro. Tras el fatídico desenlace, el abogado consiguió que a su adorable amante le concedieran la pensión de viudedad en tiempo record. En la tumba reza el siguiente epitafio. Aquí yace Herminio Toribio Del Toro "el mejor esposo del mundo". Y qué verdad era...
martes, 9 de julio de 2024
El reino de las pequeñas cosas.
Existe un lejano lugar, oculto entre la inmensidad de nuestra memoria, en el que las pequeñas cosas tienen un enorme valor. De hecho, todo en él tiene valor: una sonrisa, un buenos días, un abrazo, el vuelo de una golondrina, una pequeña higuera que brota espontáneamente, un grillo que canta en la noche, un niño jugando en un parque, una abuela cocinando un plato que ya apenas si nadie cocina, un mundo en el que lo real y lo auténtico gana la partida a lo ficticio y lo aparente. Existe un mundo así dentro de todos nosotros, solo tenemos que dejarlo salir, animarlo a regresar y a crecer, y olvidarnos de tantas mierdas algorítmicas.
jueves, 4 de julio de 2024
miércoles, 3 de julio de 2024
lunes, 1 de julio de 2024
Superé las 400.000
Uno se va poniendo sus pequeñas metas. Las metas de uno pueden ser insignificantes o ridículas para otros. Yo soy de pequeñas metas y de pequeños logros. Dejar la Cocacola fue uno de ellos. Dejar la leche, cosa que festejó con creces mi colon y afectó a los balances de las celulosas, fue otro. Salir a caminar a diario, cosa en la que fallo más que una escopeta de feria, pero ahí voy. Leer cuatro libros al mes. Escribir fuera y dentro de este blog. Y mantenerme vivo, y alerta, ante todo lo que acontece que no es moco de pavo. Entre esas pequeñeces que configuran nuestro hecho diferencial, y van construyendo nuestra personalidad, yo vengo a festejar aquí el hito de haber superado la barrera psicológica de las 400.000 visitas. No me darán ni un diploma. No saldré en los medios de comunicación como un referente de la comunición de masas. Si compartiera bulos seguro que otro gallo me cantaría. Pero no, tan solo escribo para decirle al mundo que sigo vivo; vivo pero con dolor ante la deriva extremista que esta inundándolo todo como una sigilosa y sibilina mancha de aceite. Seguiré alerta.
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