- Hola Juana ¿Cómo estás? ¿Vengo
bien vestido para la ocasión?
- Demasiado bien, cada día me
gustas más con ese mono de fontanero -dijo Juana, con una extraña sonrisa que le impedía cerrar la boca.
- ¿Este es mi café? -preguntó él.
- Sí guapo, lo pedí mientras te esperaba. ¿Qué lección me has preparado hoy?
- ¡Chica, cuánta prisa! Hoy te
enseñaré todo lo que necesitas saber sobre el sexo tántrico. ¿Te parece bien?
- Sí Paco, el tema me parece muy
interesante, pero, habla más bajito, esa mujer de la mesa de al lado parece que tiene el oído
fino. ¿Qué es eso del sexo tántrico? ¿Dónde aprenderás todas esas cosas? Por cierto: ¿Llevas algo debajo de ese uniforme? -le dijo su amiga Juana.
- ¿Ah!? Piensa lo que quieras. El
sexo tántrico lo aprendí en Tailandia; es una forma
oriental de disfrutar del sexo. Diferente, pausada, pero más placentera. Le respondió.
- Bueno Paco, pues cuéntame, hoy estoy
loca por aprender.
- Querida amiga en materia de
sexo tengo mucho, pero mucho, que contarte. ¿Realmente te gustaría conocer el sexo tántrico?
- Pues claro Paco, tengo
verdadero interés. En principio en conocer, luego no sé si querré probar, pero,
nunca se sabe... tú sabes que yo para eso soy muy especial.
- Bueno Juana intentaré
explicártelo. Cómo te diría yo... Deja que primero acabe mi café.
Lo primero que debes saber es que es un concepto muy distinto a la forma
occidental. El fin máximo es conseguir que el sexo sea sublime. Algo en lo que
disfruten todos los sentidos. En la forma occidental, normalmente, el sexo
es algo meramente genital, algo burdo y
monótono. El sexo tántrico, por el contrario, es algo místico, mágico, y
misterioso. ¿Sigo o paro? Pareces algo despistada. ¿En qué piensas?.
- Es que no me estás
diciendo nada con eso. Yo pensaba que me ibas a decir cómo se hace y eso, ¿Tú
me entiendes, no? -le reclamó su amiga.
- Juana, hija mía, cuánta ansiedad, por Dios. Te estoy hablando sobre la
filosofía... ¿De momento no ves nada diferente a cómo lo vemos nosotros?
-
Más o menos...
- Sigo entonces. En primer lugar
en el sexo tántrico no existe límite de tiempo. Se necesita mucho, mucho, tiempo. Ahí no
vale el rapidín de detrás de la puerta. Eso caca. Para ponerse, hay que tener
presentes dos cosas fundamentales: tener ganas y tener tiempo. Ganas y Tiempo, a ser posible mucho de los dos. ¿Me estás siguiendo, bonita?
- Sí Paco, te escucho, continúa por favor.
- Lo segundo importante es tener
pareja. Si no hay pareja no se puede. Lo tercero es tener una pareja que
te guste. Que te atraiga mucho. No sirve uno que pasaba por ahí, eso
descartado. Cualquiera no sirve. Lo
cuarto imprescindible, Juana, es que tampoco sirve cualquier lugar.
Preferiblemente, el sexo tántrico se práctica en una habitación sin cama, sobre
un suelo tipo tatami, o en su defecto sobre unas colchonetas duras o unas alfombras
persas, bueno... persa o alguna similar. Si se nos complica mucho la
cosa, como último recurso podríamos utilizar una cama matrimonial muy grande,
tipo King size, pero con un colchón duro. No sirve una cama blandita, en la que tu pareja se hunde y no la ves. Si se hunde la descartamos. No sirve.
- Entiendo Paco, ¿Qué más?
- Juana, las prisas no combinan
bien con lo tántrico, ¿entiendes? Continúo, pero no interrumpas, por favor. Lo
siguiente es preparar las velas perfumadas por todo el perímetro de la cama o
tatami, lo suficientemente retiradas como para que no salgamos ardiendo, y en lugar
de hacer el amor hagamos pollo rustido.
Llegados a ese punto, ella sufrió un ataque de risa: ja ja
ja!!
- Amor bien, muy bien. Fuego, ¡danger!, mal rollo: ¿Entiendes?
- Si, no soy tan tonta como
crees, ¡Continúa por favor! Replicó Juana enérgicamente.
- Como te decía: esas velas perfumadas
serán la única iluminación. Todo lo demás permanecerá en penumbra. Deberán ser
velas con perfumes florales, nunca frutales, porque estas pueden dar ganas de
comer y eso sería, en todo caso, después de hacer el amor ¡no durante! Comer
durante está prohibido, eso sería sexo romano, que va en otra lección, hoy estamos en el
sexo tántrico. ¿Queda claro?
- Claro Paco, el sexo romano lo
dejamos para la semana próxima, continúa con el tántrico que me tienes
intrigada.
- Ok, pues sigo. El siguiente paso sería la aplicación de
los aceites esenciales. Utilizaremos un aceite de aguacate o de azahar. Primero
la dama, con su varón debajo, masajeará todo el cuerpo de su amante.
- ¡Guao! Eso es lo que yo quiero, exclamó Juana.
- Hay que hacerlo por los dos lados, prosiguió Paco, hay
despistadas que se les olvida darles la vuelta, y los muy tontos, por no
preguntar, se asfixian boca abajo.
- Jajaja! No me digas, eres un cachondo.
- Juana, escucha, durante ese
masaje es ideal no tocar mucho la trompetita del músico, tan sólo rozarla, como
diciendo: ¡perdone, yo tan sólo pasaba por aquí, no me di cuenta! O así. ¿Entendiste? De tocar mucho la trompeta, aún nada.
- Claro, rozando con
disimulo. Perfecto, continúa Paco.
- El siguiente paso es cambiar.
Ahora el galán masajea y aplica los aceites a la dama. Utilizando la misma
técnica. Con precaución de no tocar mucho seno, ni mucho tesorito. El tesorito lo dejamos para más adelante, hay que saber aguantarse. Después, Juana, vuelve al suelo el hombre.
Llegados a este punto, yo he introducido una ligera innovación respecto a la
ortodoxia purista del tantra. En lugar de dos tazas de té, los amantes sentados
sobre sus piernas cruzadas, se dan de beber dos copas de Cava, el uno al otro.
Queda prohibido en este momento tan trascendental contar chistes, y más aún si
son malos. Ahora que lo pienso Juana, olvide decirte que cuando se encienden
las velas hay que poner una
música zen, como la que ponen en las
consultas del psicólogo, ¿has entendido?
- Perfectamente, Paco, entiendo lo de la
música. La música amansa a las fieras. Prosigue, por favor..
- Por Buda, o por la gloria de mi
madre, me había olvidado de la música oriental, pero sigamos con el siguiente
paso, este es muy importante. Con el amante de nuevo tumbado bocabajo comenzamos
a hacerle la llamada "tortura de la
pluma del pavo real"
- ¿Cuál es esa Paco?
- La tortura de la pluma del pavo
real se realiza pasando con mucha calma y suavidad la plumita de esa ave por
toda la anatomía de nuestro amante. En esta fase ya nos centraremos más en las
partes erógenas, senos, tesorito y nalgas en las damas y trompeta, pezoncillos
y puerta de atrás en los varones. Si no tuviéramos a mano una pluma de pavo
real podríamos sustituirla por una de gallo de corral o de pelea, nunca de
gallina o de paloma, menos aún de palomo cojo, esto podría provocar pérdida en
la intensidad de la relación. Obviamente. Hay que hacer las pasadas con mucha
sutileza, aquí manda la sutileza, nunca lo olvides Juana.
- Todo esto es un poco lento ¿No
te parece Paco?
- Juana, tu siempre con las
prisas, así nunca aprenderás nada nuevo.
- Bueno sigue no te enfades, pero
es que no avanzamos.
- El siguiente punto es el la
postura opuesta. Aquí vamos más al grano. Bueno grano, grano, lo que se dice
grano, el vuestro, el nuestro suele estar ya un poco más abultado que un grano,
o debería estarlo. Los dos se tumban boca arriba, con la cabeza a la altura de
los pies del otro, (ojalá y que vayan bien aseados). Se ha de procurar que
desde esa posición las manos de ambos lleguen sin esfuerzo al sexo de su
pareja. O sea, simplificando, la mano
del varón acariciará el tesorito de su dama y la dama masajeará la trompeta del
gachó, que ya debería estar más dura que el cemento. Juana, si llegados a este
punto la trompeta no estuviera en disposición de entonar un do mayor, tendríamos
un problema importante. Si esta en forma, adelante, todo va genial. Si no
estuviera, caca.
- ¿Sólo eso Paco?
- No amiga mía, calma. No sé si tú
sirves para el sexo tántrico con tantas prisas. En esa acción de acariciar,
trompeta y tesorito, nos llevaremos mucho tiempo, no hay prisa, disfrutaremos
del ambiente, de la música, de la penumbra, de las sensaciones, del momento.
Prolongaremos las caricias el mayor tiempo posible. Las caricias serán sutiles,
no definitivas, no buscando nada. Solo
acariciar, sin forzar, suave, despacio, relajados… Después Juana, cambiaremos las manos por las
bocas. Nuestras bocas, nuestros labios, nuestra lengua, acariciaran trompeta y
tesorillo con delicadeza, con dulzura, con pasión. Poco a poco iremos dotando
de más intensidad a nuestras intenciones. Iremos subiendo peldaños en la escalera hacia el
placer. Hacia el mayor éxtasis que hayas experimentado nunca. Se me olvidaba de
nuevo Juana, antes de comenzar la parte oral del juego, podríamos tomar otra
copita de cava, eso nos hará sentir todavía mejor.
- Paco, todo eso me suena genial,
casi consigo visualizarlo. Me estoy sintiendo muy ansiosa. Estoy algo excitada...
¿Queda aún mucha teoría?
- Ya queda poco Juana. La lección
de hoy está llegando a su fin. La última parte es la más importante de todas.
En ella o alcanzamos el éxito o el fracaso. Por tanto, presta mucha atención.
En esa misma posición, de espaldas a él, te subirás y te acoplaras muy bien en
su trompetita. Una vez con el instrumento bien acopladito, comenzarás un ligero
vaivén, como una rama movida por el viento. El movimiento lo acompañaras de un
sube y baja acompasado, suave, rítmico. Sin brusquedades, rítmico y
parsimonioso.
- Paco, eso suena genial. Mi
ritmo cardiaco se ha disparado. Me siento muy húmeda. No sé si aguantaré a que
acabes la lección. Mejor lo dejamos aquí. ¿Trajiste el cartelito de averiado?
- Si Juana, sabes perfectamente
que siempre lo traigo. Me da temor a que nos vuelvan a echar de otro local. La
última vez fue una movida tremenda, casi acabamos en comisaría.
- Paco, nunca he tenido un
profesor de sexo más miedoso que tú.
- Juana, ¡Por el amor de Dios! Es
que a ti te gustan unas cosas un poco raritas. ¿No podríamos follar como todas
las parejas en sitios normales?
- ¿Normales? ¡Anda y no digas tonterías!
¡Lo único que yo voy a tener normal en mi vida será mi caja de muerto! ¡Lo
demás lo voy a disfrutar como a mí me de la gana! Ve al aseo de señoras,
ahora que hay mucha gente nadie se dará cuenta. Abre la puerta, coloca el cartelito de
averiado y espérame dentro.
- ¡Joder Juana, seguro que nos volverán
a pillar!
- Ve al aseo, que ya verás lo que
vas a pillar, ¡So pánfilo! Por cierto, Paco, cuando termine salgo yo primero y
me largo. La semana que viene, si todo sale bien, te espero a la misma hora.
- Vale Juana, pero sólo una
última cosa. La semana que viene, en lugar de un café solo, pídemelo con leche, que aquí hacen el café muy amargo.
-¡Qué delicado eres Paco!
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