No tengo tiempo para escribir. No tengo tiempo para leer. No encuentro un hueco para hacer deporte. Ni para iniciar mi postergada y necesitada dieta. Ni para entregarme a los quehaceres domésticos. Ni para atender a los compromisos familiares. Ni para meditar hasta la levitación.
No tengo tiempo para nada salvo para no hacer nada. Hacer nada es, por consiguiente, el súmmum, el objetivo, la meta. La improductividad como religión. Como principio y fin. Como plan de vida.
Y como todo ser improductivo, necesito a alguien a quien parasitar. Alguien que me subvencione. Alguien que me sostenga en el vacío para no caerme definitivamente en un agujero negro y desaparecer en la nada que tanto me atrae.
Vivo, por tanto, en el borde del abismo, entre la indecisión de ser o no ser, de hacer o no hacer. La metafísica me corroe los huesos como un cáncer silencioso e imparable. La vida me asusta. El trabajo me agobia. El compromiso me da grima.
Todo eso favorece que me refugie en la nada como un bebé en su cuna. Y, como bebé, busco un pecho cálido del que mamar, alguien que me cambie el pañal, me haga cosquillas, y me diga ¡Ajo! ¡Ajo al nene! mientras me toca la barbilla y yo le miro con cara de asco.
La inacción tampoco termina de calmar mi ansiedad. La acción, menos. Vivir no es mi aspiración. No vine a este mundo por decisión propia.
Tal vez por ello, aspiro a vivir sobre los hombros de los demás, mamando de sus pechos o chupando de su roja sangre. Sobre los otros yo no decido, yo no haga nada. Sólo chupo. Chupo y me relamo. Sólo pienso en cómo seguir chupando sin tapujos. Sobre este cuerpo o sobre otro. ¡Qué más da!.
Nací para succionar y succiono. ¡Vaya que si succiono!.
Cada día estoy más gordo pero me da lo mismo. No tengo que gustarle a nadie, y menos a mí.
Muy descriptivo
ResponderEliminarPedro loal
Y me quedo corto, Pedro.
EliminarUn buen insecticidas , y adiós parásitos
ResponderEliminarOjalá fuera tan fácil, Mario. Búscame uno de esos...
ResponderEliminarQué nihilista está esto amigo. Pero hay muchos parásitos así en el mundo. Yo a veces me despierto sintiendo el síndrome de la inacción y me molesta a mí misa sentirme pesada, es terrible.
ResponderEliminarPero qué más da, como dices.
Saludos.
Beatriz que un día, o dos, o tres, no tengamos ganas de nada no nos convierte en parásitos. Ellos son otra cosa, sólo chupan...
EliminarEsperemos que se trate solo de sensaciones pasajeras. S.
ResponderEliminarO, tal vez, S, voy a sufrir una metamorfosis kafkiana...
EliminarComo Gregorio? jajaja, no no. Esperemos que solo un día gris. Saludos. S.
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