La vida nos susurra muchas cosas al oído pero la mayoría de las ocasiones nos hacemos los sordos. Uno sabe perfectamente el camino, las recetas, el modus operandi, los riegos que asume o que deja de asumir de cada cosa que hace o que deja de hacer. Uno sabe, sobradamente, si anda por el buen camino o si, por el contrario, anda más perdido que Carracuca.
Otra cosa no, pero saber ahora sabemos todos más que Confucio, o al menos eso creemos.
El laberinto en el que hemos convertido nuestro presente, no tiene menos caché que al que se enfrentaron nuestros padres, o al que les tocó encarar a nuestros abuelos.
La vida no se parece en nada a las cuentos de Disney con los que tantos nos machacaron de pequeños. La vida es más dura y bastante menos romántica. El pez grande se come al chico. De hecho, no hace mucho, unas ratas atacaron a mi tortuga hasta dejarme tan solo con su caparazón, para recordarme que la naturaleza no es de fiar. La vida y la muerte van de la mano por mucho que nosotros nos empeñemos en diferenciarla. ¿Acaso no nacemos para morir? ¿Acaso estar vivo no es lo único que se precisa para estar muerto?
Les confieso que comencé este relato con algo de claridad, pero me siento perdido en este laberinto de palabras en el que ha terminado por convertirse esta parrafada. No me avergüenzo de perderme, ya que, he llegado a la intrascendente conclusión de que la vida, el trabajo, las relaciones, son una suerte de laberinto en el que entramos y nos perdemos como parte de un juego eterno del que desconocemos las reglas.
En cada uno de nuestros laberínticos cerebros habita un Minotauro, el que, desesperado por el poco caso que le hacemos, se pasa la vida intentando encontrar la salida.
Feliz y próspero año, y sobre todo salud.
ResponderEliminarPrecioso laberinto de la vida.
Siento lo de tu tortuga. Feliz año. Un beso
ResponderEliminarEstamos vivos y es lo que importa,al menos ya vamos de salida del laberinto de este año,verémos si el siguiente nos depara más en recto o si es es un nudo difícil de desenredar, pobrecita tu tortuga,lo siento mucho, feliz año! mis mejores deseos para ti,que este año que viene sea lleno de amor,salud y muchas bendiciones.
ResponderEliminarMil gracias, Maricruz.
EliminarNo olvides que Teseo mató al Minotauro y salió del laberinto ayudado por el hilo de Ariadna.
ResponderEliminarMoraleja: Siempre habrá alguien que te ayudará a salir del Laberinto.
feliz 2019!
Como siempre me ha encantado leerte. Feliz 2019.
ResponderEliminarPara Disney una rata sería un animal encantador, cuando en la realidad es una hija de la gran puta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si pero No, que seria la vida sin laberinto
ResponderEliminarLo importante es sentir la vida, con laberintos y sin ellos.
ResponderEliminarTe deseo un próspero y generoso año, y que todos tus deseos se vean cumplidos en los próximos 12 meses.
FELIZ AÑO 2019.
Besos.
Muy reflexivo tu escrito y, sin duda, muy real.
ResponderEliminarTe deseo un maravilloso año 2019 lleno de ilusión.
Un abrazo.
Cómo te inspiró Grecia este año!! Feliz año, amigo ,para ti y los tuyos.
ResponderEliminarQue sepas coger el buen camino y salir del laberinto de la vida que te pueda impedir ser tu y feliz.
ResponderEliminarFELIZ 2019 LLENO DE LO MEJOR.
Y todavía no hemos terminado de salir de un laberinto cuando, zas, nos metemos en otro. Y tira porque me toca.
ResponderEliminarSalu2 minotáuricos.
Muy profundo. Gracias por llevar de la mano a la reflexión.
ResponderEliminarFelicidad para ti en este año que comienza.
Un abrazo.
Hola José , espero que con ayuda o sin ella , encuentres la salida a este estresante laberinto , que dicho sea de paso la verdad , es que nadie nos dijo que la vida fuese fácil para nadie , en cuanto a lo de la tortuga lo lamento mucho , a mi las ratas me dan asco y miedo , te deseo un feliz año amigo mío , cuídate mucho y nos vamos leyendo durante todo este año vale , besos de flor.
ResponderEliminarImpresionante encantada estoy de haberte conocido.❤️❤️❤️❤️❤️❤️
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