jueves, 19 de noviembre de 2020
Clima
Me quedé atónito la primera vez que la vi meter la cabeza en el horno. A pesar de convivir varios años juntos nunca antes había observado en ella comportamientos tan incoherentes. Después comenzó a extrañarme el vapor tan exajerado que emanaba del cuarto de aseo cada vez que se duchaba. Posteriormente, ya se acercaba el verano, observé que pese a que el calor ya era notorio ella continuaba abrigándose como si estuvieramos en pleno invierno.
Preocupado, en su ausencia, sé que no debí hacerlo, revisé sus últimas busquedas en internet: estaban borradas. Sobre su escritorio me sorprendió encontrar varios libros vinculados al cambio climático.
Eso me alivió, tal vez Marta no estaba loca, o al menos no rematadamente loca. De cualquier modo me preocupaba su excesiva obsesión con ese tema.
Esa misma noche, durante la cena, en la que a pasar de estar en pleno mes de julio Marta llevaba su pijama de invierno, me atreví a preguntarle:
-¿Marta qué está ocurriendo? ¿Te siento extraña? ¿Cómo es posible que en pleno mes de julio estes cenando con un pijama de felpa?
-Tranquilo Alberto -me respondió- tan solo preparo mi cuerpo para la que se nos viene encima.
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Muy buen relato :) Ella se iba preparando para lo que viene.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un placer leer tu relato.
ResponderEliminarBesos.
En un ataud todavía no dormía. Aún le veía salida al asunto.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante relato. Besos.
ResponderEliminarMujer previsora vale por dos.
ResponderEliminar(¿Será machista este dicho?)