lunes, 17 de octubre de 2022
Día a día, relato a relato
Cada día que me animo a escribirles me siento más orgulloso de ello. Acrecentar este pozo ciego en el que purgo mis contradicciones me recuerda que estoy vivo y con ganas de seguir contando historias. Os las tengo que escribir cuando, en realidad, a mí lo que me gustaría sería contároslas de viva voz y sentado, al fresco, en la puerta de la casa, o en una era bajo una buena sombra, o sobre el húmedo cesped recién cortado de un jardín. La oralidad es tan antigua como nuestra propia capacidad para comunicarnos; surgió mucho antes de que la escritura se nos pasara por la cabeza. De hecho, me encanta grabar audios con los relatos, ahora creo que le llaman podcast o algo así, y los comparto con mis allegados para darles un poco la brasa. Lo importante, en definitiva, es seguir contando cosas, contando días, y peinando canas, aunque lo de peinar, en mi caso, sea más metafórico que otra cosa.
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Yo prefiero escribir. Te da más tiempo para pensar lo que vas a decir, sobre todo cuando ya has llegado a esa edad en la que las palabras que quieres decir no te salen a la primera.
ResponderEliminarDe peinar, ni hablamos. Desde hace ya un tiempo tengo casi toda la cabeza recuperada del pelo y prolongo hasta ella el afeitado cutáneo.
Eso está muy bien... a escribir. Un beso.
ResponderEliminarDe una forma u otra hay que buscar y encontrar las ganas de seguir adelante.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Siempre sigue contando cosas, escritas o habladas, que siempre tienen cosas muy interesantes que decir y en un estilo fascinante.
ResponderEliminarUn abrazo.