martes, 11 de octubre de 2022

Lo que puedo haber sido y no fue

Me gustaría hacer una publicación que sirviera de algo. Para ello, me he preparado un café bien cargado. Sé que no debería, pero le he añadido un poco de azúcar moreno. Moreno de caña, dicen. He cerrado la puerta de la habitación para aminorar el ruido procedente del exterior. Al hacerlo he comprobado que el aroma del café ha inundado mis fosas nasales. Miro la pantalla. Ejercito mis dedos como cuando de joven practicaba antes de los dictados en las clases de mecanografía. Soy tan antiguo que aprendí mecanografía sobre viejas máquinas Olivetti en la academia Climent, cuyo director alardeaba de haber conquistado un incontable número de campeonatos mundiales de aporrear máquinas de escribir. En las clases de mecanografía no destacaba especialmente, de hecho ni en las de mecanografía ni en ninguna otra. Llegué a Formación Profesional, conocida como FP, precisamente por no haber aprobado EGB. Nunca se me dio nada bien eso de aprobar. Cada vez que he aprobado algo lo he festejado como si me hubiese tocado el gordo de la Lotería de Navidad. Por cierto, ahora caigo en que no he comprado todavía ningún décimo, pero aún queda tiempo. Tras haber avanzado algunos renglones sobre este relato que pretendía tener algo de utilidad, aún no soy capaz de encontrasela. Soy de ponerme listones demasiado altos y ni tomando carrerilla puedo superarlos. El café se enfría y no he sido capaz ni de acercarlo a mi boca. Al estar casi frio, me ha defraudado un poco. Me ha defraudado tanto como el intento de darle utilidad a este relato que ahora se desvanece. Qué pena, con lo que pudo haber sido este relato y no fue. No me lo tomaré muy a pecho, muchas son las cosas que, como este relato, quedan en nada.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado lo que has escrito, y a mí me ha servido para volver la vista atrás. Siempre es interesante recordar el pasado. Nos damos cuenta cómo vamos avanzando. De aquellas máquinas de escribir, que cuando te equivocabas escribiendo tenías que poner otra hoja. Ahora, que lo borramos con una caricia a la tecla jajajaja. Todo más cómodo.

    Por cierto, yo ya llevo unos cuantos décimos comprados para Navidad.

    Un abrazo.

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  2. De quedarse en nada, nada. A mí me ha gustado.
    Yo también hice un curso de esos para unas oposiciones, que no llegaron a convocarse si quiera. Pasé de utilizar mi dedo índice de la mano derecha a los diez y de escribir despacio a más deprisa (tampoco un alarde), pero me equivocaba mucho más y corregir en las máquinas era más complicado que darle a la techa SUPR. Total que volví a mi dedo hasta que me compré mi primer ordenador, en el que, por fin, me solté con los diez dedos. Algo escribí sobre eso en una entrada de mi blog.

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  3. Lo malo del café frío es que si intentas recalentarlo en un microondas pierde todo su sabor y sólo parece agua quemada. Lo sé por experiencia, y no lo recomiendo.

    Saludos!
    J.

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