El submarino turístico no era amarillo. Ni seguro. El Titanic decidió asimilarlo, siempre gustoso de acumular fortunas e infortunios a partes iguales. El fenómeno social que se ha formado alrededor de esta desgracia tal vez no nos haya permitido reflexionar sobre la dolorosa metáfora que representa. La sociedad se hunde ante la impertérrita mirada de todos nosotros. Y, probablemente, ni todo el dinero del mundo lo podrá evitar.
Tu pensamiento es muy sensato, desde luego. Como para dejarnos pensando a nosotros también.
ResponderEliminarNo quisiera ser tan pesimista, pero a veces me siento tentada. Doloroso final para una aventura para kamikazes.
ResponderEliminarLas personas buscan algo que no encuentran, es tan grande la soledad mental, que van por la vida sin saber que hacer para sentirse más importante. Un derroche total.
ResponderEliminarAbrazo
Eran hombres y blancos, a los "africanos" ahogados en el mediterráneo, que al parecer no son ni siquiera hombres sino solo "africanos", nunca se le da tanta prensa.
ResponderEliminarSaludos,
J.