Hoy como es el día de las madres, y todo el mundo escribirá sobre las madres, yo escribiré sobre los hombres.
Los hombres somos unos seres extraños, lo sé porque soy uno de ellos. Ya en el colegio, según íbamos creciendo, algunos más que otros, nos dábamos cuenta de que el macho más fuerte era el que intentaba tomar el control, y, por otro lado, observábamos a otros machos, no sé si tan machos, que intentaban controlarlo todo desde la inteligencia o desde la astucia. Pero, no se vengan a engaños, habían, y hay, más tipos de machos. Los hay que buscan pasar desapercibidos, sin dar la cara, navegando entre dos aguas, adorando al macho más fuerte, afiliándose con el grupo dominante, formando masa macho, que es algo así como la masa madre del pan.
Pero, como les decía, hoy no pretendo hablarles de las madres, ni de las masas. Pero sí de los hombres. Esos seres megalómanos, conquistadores, campeones, buscadores empedernidos del éxito y del sometimiento.
Hombres educados en la hombría. Hombres criados con más o menos educación pero educados para ser hombres. Hombres con cojones. Hombres llamados a grandes gestas sin reparar en los gestos.
-Si usted tiene un bar -le dijo el cura a mi padre en la única vez que recuerdo que visitara mi colegio- su hijo tendrá una cadena de restaurantes. Al cura de mi colegio le falló su megalómano pronóstico. Con toda probabilidad, a todos los padres les preguntaba su profesión, y el truco consistía en multiplicar por diez los logros profesionales del padre como pronóstico para los hijos. Como dirían los Hermanos Marx: ¡y dos huevos duros!...
Al hombre siempre se le ha justificado todo, todo lo contrario que ocurría, y por desgracia sigue ocurriendo, con las mujeres, a las que nada se les justifica y todo se les exige.
Y en esa selva de locura misógina crecimos muchos de nosotros. Separados de las mujeres en perversos colegios religiosos. Sin aprender a convivir con ellas. Sin comprender los motivos por los que nos separaban; de tal manera que ya empezábamos a verlas como algo distinto, como algo inferior.
Luego íbamos al ejército. Por aquella época un ejercito de machos, aunque ahora también hay mujeres no ha cambiado mucho; sigue siendo un conglomerado de machismo al más alto nivel, ya que el machismo excelso se consigue agrupando símbolos patrios y religiosos. Bajo esos sagrados argumentos el machismo no tiene límite alguno, y tiene patente de corso para todo.
Mientras no nos eduquemos en la mas estricta igualdad, mientras los machos escriban las leyes y lo hagan pensando en cómo dominar a la otra mitad de la población, nuestras madres se verán obligadas a ser las heroínas silenciosas que han sido siempre.
Mi madre no fue feliz en ese mundo macho. Ese terrible mundo macho que se resiste con uñas y dientes a desaparecer y que aún pende como una Espada de Damocles sobre la cabeza de nuestras hijas.
Hoy, como ven, aunque pretendía resistirme a escribir sobre las madres, me veo en la obligación de gritar a los cuatro vientos: ¡Viva la madre que me parió!
Feliz día de las madres a todas las madres del mundo. A las que lo han sido y a las que soñaron algún día con serlo. Los hombres estamos acabando con el mundo tal vez a la espera de que, al final, vengan las mujeres a solucionar el problema.
Mientras no nos eduquemos en la mas estricta igualdad, mientras los machos escriban las leyes y lo hagan pensando en cómo dominar a la otra mitad de la población, nuestras madres se verán obligadas a ser las heroínas silenciosas que han sido siempre.
Mi madre no fue feliz en ese mundo macho. Ese terrible mundo macho que se resiste con uñas y dientes a desaparecer y que aún pende como una Espada de Damocles sobre la cabeza de nuestras hijas.
Hoy, como ven, aunque pretendía resistirme a escribir sobre las madres, me veo en la obligación de gritar a los cuatro vientos: ¡Viva la madre que me parió!
Feliz día de las madres a todas las madres del mundo. A las que lo han sido y a las que soñaron algún día con serlo. Los hombres estamos acabando con el mundo tal vez a la espera de que, al final, vengan las mujeres a solucionar el problema.
Una gran pena, que todavía el macho se siga creyendo superior, y así sucede en todas las tragedias que azotan a este mundo, sobre la violencia de género y demás. Feliz Día a todas las madres.
ResponderEliminarSalud
Olé olé y olé. Besitos.
ResponderEliminarFeliz Día de la madre , y que razón tienes en lo que dices mi buen amigo , besos de flor.
ResponderEliminarFelicidades a tu madre, por tan extraordinario hijo que supo educar en ti.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Aplausos por tan buen escrito!!!!.
ResponderEliminarY muy feliz día de las madres.
Un abrazo.
Para no ir a hablar de las madres, te ha quedado un homenaje precioso. Me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos.
Ah, es el día de la madre en España... Ahora entiendo.
ResponderEliminarEn fin.
De haber acertado en su pronóstico, ahora tendrías al cura visitando cada restauran y contando la historia de cuando eran niño...
Saludos,
J.
Menos mal que que no ibas a hablar de las madres. Creo que los machos de ahora están, estamos, cambiando. Por lo menos eso espero.
ResponderEliminarSaludos.
Todo esto es un proceso lento que las generaciones quizás algún día cambiará. El problema es que hay países más retrasados que otros y cada día hay más mezcla entre los países. Así que lo veo difícil.
ResponderEliminarFeliz día mamás!!
Por acá celebramos el día de las madres en octubre.
ResponderEliminarNo sé en el resto del mundo, pero mi visión al respecto de "los machos" es que si bien falta mucho por andar se ha progresado bastante por estos lados (hay culturas que aun ni lo han intentado)
Creo profundamente en los jóvenes lo veo con mi hija y su marido, entre otras parejas. Da lo mismo quien limpia, quien hace las compras , si la mujer sale sola y el marido se queda en la casa o viceversa etc.
Algún día el macho desaparecerá para que todos sean hombres maravillosos como los tantos que ya cambiaron de paradigma.
Mientras tanto, sigamos sumando gentes para que comprendan que la mujer no es esclava del hombre, sino su compañera.
Hermoso homenaje, al fin, es tu escrito no solo a las madres sino a las mujeres en general.
Saludos australes
Hola, Jose.
ResponderEliminarMe ha impactado esta certera reflexión. Es siempre tranquilizador ver que hay hombres capaces de aceptar que el machismo es todavía una realidad y que están dispuestos a conseguir que esto cambie. Me parece aún más admirable los que pertenecéis a esa escuela donde la misoginia estaba amparada por los preceptos religiosos de la época.
Grandes esas madres que batallaron y batallan día a día contra esta enfermedad social.
Con tu permiso, me quedo por este espacio.
Un saludo.
Me ha encantado. Queda mucho por hacer. Queda mucho que educar. Luchar es educar.
ResponderEliminarUn saludo, camarada.
Eres muy honesto valorando a la mujer como lo que es,UNA PERSONA.
ResponderEliminarY gracias a Dios,no todos los hombres son iguale.No has querido hablar de la madre,pero lo has hecho de la forma más valiente que se pueda hacer,desde el alma de un hombre comprensivo y que seguro ha educado a sus hijos e hijas en la igualdad.
Felicidades para tí!!
Besucos
Gó