sábado, 5 de septiembre de 2020
Sangre de mi sangre
Arranca tarde septiembre en este blog. Pese a que formamos una unidad indivisible, ambos disponemos de la decorosa autonomía que nos otorga la confianza. Él espera con paciencia infinita que acabe con otros menesteres a sabiendas de que regresaré a él como quién regresa a casa por Navidad. Siempre hay una vuelta a los orígenes. Somos lo que somos por mucho que pretendamos aparentar otra cosa. En nuestros orígenes se podrían encontrar los matices que nos diferencian de los demás mortales. Lo vivido en nuestra infancia, en el seno de nuestra familia, nos persigue como un mantra a lo largo de nuestra vida hasta que nos da alcance. Y al final, un día, al levantarte e ir al baño, te miras al espejo y te das cuenta de que te pareces a tu padre, o a tu madre, y ese parentesco te hace reflexionar. Y la reflexión te lleva a darte cuenta de que aparte de un parecido físico, hay otros muchos aspectos de nuestra personalidad, incluso aquellos de los que hemos intentando apartarnos durante toda nuestra existencia, que están ahí, esperando acaparar nuestra atención y asumir el protagonismo que durante tanto tiempo le hemos privado.
Dentro de nosotros, en nuestra genética, están nuestros antepasados, su forma de pensar y de entender la vida. La psique de todos ellos nos reclama su derecho a subsistir en nosotros y en nuestros hijos y en nuestros nietos.
A veces, se lucha encarecidamente para que esa herencia genética no acabe por tomar el control de nuestras vidas, y nos sintamos únicos y genuinos, pero es una guerra pérdida.
Dicen que mi abuelo paterno se pasaba la vida escribiendo. A través de su escritura, desafiando a la censura y a la adversidad, escribía a periódicos y autoridades reclamando todo tipo de mejoras y soluciones a los problemas cotidianos de una sociedad en precario.
A veces me miro al espejo y veo a mi padre, otras a mi abuelo, a veces a mi madre y así. Para bien y para mal son sangre de mi sangre.
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"Quien a los suyos parece, honra merece".
ResponderEliminarMientras ese parecido nos resulte honroso, merece ser mantenido y destacado.
ResponderEliminarGenética caprichosa, genética que nos muestra de que y por quien estamos hechos, al final se la vida nos sentimos orgullosos de tener parecido con nuestros padres y abuelos,y mejor aun ver el parecido de hijos y nietos, Bueno... cuando los tengas ya veras.
ResponderEliminarDigno heredero de su sabiduría (la de tus padres y antepasados).
ResponderEliminarSalu2, Jfb.
A mí me está pasando lo mismo, cada día me parezco más a mí madre. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí, tiene su miga que según qué cosas digamos esta manera mía es del padre, ese interés emocional de la madre, el gusto por tomar un vino del abuelo...Somos imágenes y no solo pegatinas de ADN. Y lo que dices del abuelo que se pasaba la vida escribiendo: ¿será por lo mismo que dice Vargas Llosa que la literatura es una manera de resistir?
ResponderEliminarhttps://www.dw.com/es/mario-vargas-llosa-subray%C3%B3-en-berl%C3%ADn-que-la-literatura-es-una-manera-de-resistir/a-54888354
Saludo, José.