martes, 29 de septiembre de 2020
Bloqueos
No es fácil para mí adaptarme a los cambios tecnológicos. Cuando a duras penas he conseguido adaptarme a una aplicación, los informáticos, ¡cobronazos! van y la cambian. De tal manera que los cambios en blogger me tienen amedrentado. Echo de menos a mi vieja Olivetti, a su ruido estereofónico, a su olor a tinta, a esos rollos que de vez en cuando se atrancaban y terminabas con los dedos llenos de negrete. La verticalidad técnologica, que cambia a una velocidad insostenible, nos fastidia enormemente a los viejos dinosaurios que intentamos, sin éxito, contemporizarnos.
Me gustaría, y lo intento no crean que no, recuperar la oralidad. No soy un gran contenturlio, pero me gusta contar historias. No sé debatir, pero sé compartir y respetar. Intento esforzarme para no escorarme en mis planteamientos y no caer en el abismo de la radicalidad. Hoy no es fácil comunicarse ni por escrito ni de viva voz; las palabras, ya sean escritas o habladas, han de ser muy medidas, y bien pensadas, lo que sin duda no deja de ser una forma de autocensura.
Son tiempos difíciles para la libertad de expresión. Son tiempos difíciles para la cultura. Son tiempos difíciles para los que nos hemos criado creyendo que un mundo mejor era posible. Y más aún, si cabe, para los que, como yo, hemos luchado y seguimos luchando para que así sea.
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Comparto mucho de tus reflexiones. Un saludo.
ResponderEliminarUna reflexión muy acertada. No se trata, no obstante, de tener añoranza de viejos tiempos, en los que también encontrábamos dificultades técnicas y expresivas, aunque no tan desesperantes, sino de coger el toro por los cuernos. Utilizar el lado de proximidad y de realidad de los medios actuales, no entregarnos en cuerpo y alma a lo virtual, palpar que hay otros humanos tras los blogs -ya no estoy tan seguro si también tras los twitters y los facebook, etc.- y proponer este intercambio de pareceres, aunque sea breve. Al fin y al cabo dialogar y no digo debatir no consisten en grandes discursos, sino en leves aportaciones, sumar granitos de arena -valga el símil topicazo- al montoncito. Porque en esta vida nadie pasa de hacer como mucho un montoncito.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias, me has hecho pensar a su vez.
Empezamos a encontrar comprensibles, o incluso necesarias, cosas por las que no hace demasiado tiempo nos tiraríamos al cuello. La libertad de expresión ya no es tan innegociable y la censura puede caber si la situación lo requiere.
ResponderEliminarSaludos.
Tanto creíamos en un mundo mejor, que las perejas tenían menos hijos, cambiamos hábitos por el planeta, menos consumismo, menos bolsas de plástico, volverse orgánico y tener tu propio huerto o de perdido tener tus propias plantitas aromáticas para cocinar en la ventana de la cocina, vaya! Hasta aprendimos a ser más amables, porque hasta eso se había perdido, y de todas maneras la tecnología nos alcanzó y el corona virus también...
ResponderEliminarMe sumo a las consideraciones que deja Fackel y destaco de tu texto: "Son tiempos difíciles para los que nos hemos criado creyendo que un mundo mejor era posible." No nos dejemos vencer!
ResponderEliminarUn abrazo
Imposible estar al loro con los cambios tecnológicos, nos conformaremos con intentarlo. A seguir luchando por un mundo mejor como tú dices. Saludos.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo. Besos.
ResponderEliminarEs más fácil ignorar al (a los) otro(s) que intentar comprender que puede haber más de una idea sobre algún tema en particular. La cultura de la cancelación va a hacer estragos en los años venideros.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Pues hay que seguir luchando.
ResponderEliminarSalu2.