jueves, 26 de mayo de 2022
Alocado soliloquio
Abuso del soliloquio. Hablo, y hablo, y hablo, en la soledad de mi caminar. Hablo en el coche. En la ducha. En la dicha y en la desdicha. Hablo de noche y de día. Hablo con la única finalidad de no estar callado. Hablo en voz alta y para mis adentros. Hablo conmigo mismo para confrontar mi lado racional con mi lado más salvaje e irracional. Busco el imposible equilibrio de mi dualidad en inagotables conversaciones que no me llevan a ningún sitio, ni me aclaran nada. Uso palabras en vano para convencerme de lo imposible, para redimirme de mis pecados, y liberarme de mis obsesiones. Mis soliloquios, fuera de mi particular contexto, bien podrían considerarse locuras, divagaciones de una persona que no anda en su sano juicio. Hablo y camino. Camino y hablo. Me lo cuestiono todo. Todo podría ser de otro modo. Un día opino que todo se podría solucionar y al día siguiente pienso que esto ya no tiene arreglo. Y mientras camino conviviendo con mis neuras, la vida sigue, impertérrita, absorta en su continuo girar y girar, abusando del inquietante magnetismo que mantiene el universo.
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Pues a mí me pareces todo lo contrario a un gachó que está zumbao.
ResponderEliminarUna forma de crecer
ResponderEliminarMientras tengas algo para decir(te), mejor hacerlo,
ResponderEliminarSaludos,
J.