jueves, 14 de marzo de 2024
El cargador
Antes de meter cualquier otra cosa en la maleta, antes incluso que acomodar mi lencería fina, meto el cargador del móvil. Sin él no sería nada ni nadie. El móvil es el cordón umbilical del siglo XXI. Todo lo que necesitamos nos llega a través de él. Sin el móvil no seríamos capaces de vivir. Solo falta que nos lo metan dentro de la cabeza, pero tiempo al tiempo. Supongo que cuando nos lo consigan meter ya no tendremos que enchufarlo a la red, bastará conque nos tomemos un café, o una hamburguesa con doble queso, para que sintamos como la batería se nos recarga. Y seguro que el wifi desaparecerá también, y la señal nos llegará como nos llega el aire a los pulmones, o la saliva a la boca. No quiero ser agorero, ni parecer un habitante de las Cuevas de Altamira -aunque a veces lo parezca- pero es que cada día que pasa me gusta más lo antiguo. Todo esto pienso mientras busco como un loco, por toda la casa, el cargador del móvil. Seguro que me lo dejé olvidado ayer en el hotel. ¡No gano para cargadores!
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Yo todavía tengo el privilegio de llegar a la noche —que es cuando lo cargo— con más de media carga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay empresas que se dedican a implantar chips en el cerebro, así que no estamos tan lejos de eso.
ResponderEliminarPero lo bien que hace desentenderse de todo ese ruido de vez en cuando.
Saludos,
J.