jueves, 11 de abril de 2024

Aventuras y desventuras en el Pisuerga

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y que yo estaba en Valladolid, alojado en un hotelito a orillas del Pisuerga; no quise perder la oportunidad de recrearme en la contemplación, y el disfrute, de uno de los ríos más renombrados del refranero español. Pisuerga y aprovechamiento, dos palabras vinculadas durante tanto tiempo y que yo tenía la oportunidad de aprovechar. Así que, ni corto ni perezoso, lo de corto nunca lo entendí muy bien, ¿corto de qué? ¿de sesera? ¿de altura?... salí a caminar por sus orillas, que, como la mayor parte de las orillas fluviales, especialmente a su paso por las ciudades, se han convertido en espacios en los que practicar todo tipo de deportes y actividades recreativas. Como no llevaba ropa deportiva la gente me miraba con desconfianza. Yo era el raruno entre una caterva de neodeportistas que desfilaban luciendo un look estandarizado por Decathlon y controlado por multitud de aplicaciones de salud. Yo disfrutaba del paisaje mientras otros lo sufrían, o al menos eso pensé al escuchar los quejicosos bufidos y el resoplar asfixiante de algunas de las personas que me sobrepasaban en mi lento caminar. Una nevada de algodón caía sobre nuestras cabezas arrojada por unas choperas que de ese modo celebraban la llegada de la primeravera. Unos niños pescaban en un coto sin muerte. Unos inmigrantes jugaban al fútbol al ritmo de sonidos africanos. Unos novios quinceañeros se comían a besos sin temor a quedarse sin respiración. Unas chicas practicaban voley-playa con unos shorcitos tan cortos que quitaban el hipo. Pese a todo lo que me distraía, yo seguía aprovechándome del Pisuerga y de aquella preciosa tarde soleada, cuando de pronto sentí que el reloj se me paró. Un silencio sepulcral lo inundó todo. Mis piernas se paralizaron. Mi respiración incontroladamente y sin justificación alguna se aceleró. De repente, esa mujer estaba allí, levitando como Santa Teresa, pero sentada como una yogui flotando en el aire a dos palmos de altura de un pequeño embarcadero. Los pájaros, que hasta ese momento se desgañitaban, de ipso facto pasaron a un inesperado y sepulcral silencio. La chica, tras unos segundos suspendida en el aire, que me parecieron horas, volvió a apoyar sus bien definidas posaderas sobre la rugosa y húmeda madera de aquella plataforma flotante. Los pájaros comenzaron a cantar. Los ciclistas prosiguieron su desbocada marcha. Un matrimonio de ancianos continuó con su acalorada discusión sobre unos obras en la cocina. Avancé, medio aturdido por lo acontecido, por un pequeño sendero que se alejaba del camino principal, ¡craso error!: ante mis ojos, entre unos arbustos recubiertos de nieve de las choperas, estaba aquella pareja con la ropa deportiva decathloniana a la altura de los tobillos y empujando con el brio que tan solo dos deportistas de élite de alrededor de treinta años pueden llegar a conseguir. Las nalgas sin depilar de aquel macho ibérico castellano-leones contrastaban con el culo blanco y niveo de aquella buena moza contorsionista y aficionada al amor silvestre. Y allí fue cuando me di media vuelta y puse rumbo al hotel. Puedo certificar, después de tantos años esperando este preciso y precioso momento, que el Pisuerga, señoras y señores, pasa por Valladolid.

5 comentarios:

  1. Preciosa vistas del Pisuerga y no precisamente por sus aguas en este caso ,por ver semejante escena Que momentos nos da la vida

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  2. Como me cae más cerca, cualquier rato salgo a comprobar si el Ebro sigue pasando por Zaragoza.
    Me ha gustado mucho tu ameno relato.
    Un abrazo.

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  3. Y acaso creías que habías visto de todo en esta vida. En realidad da la impresión de que no caminaste por la ribera de un río sino que, dado el flujo de personal, lo hacías por una calle principal...salvo por la aventura de talla humana que relatas al final del episodio. El Pisuerga pasa por Valladolid, también la Esgueva y al borde el Duero.

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  4. Hay que aprovechar y divertirse con lo que se pueda, cuando se pueda, antes de que lo privaticen y haya que verlo a través de una pantalla, con suerte.

    Saludos,
    J.

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  5. Fue un paseo interesante. Saludos.

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