miércoles, 25 de septiembre de 2024

El peso de los recuerdos

-Abuelo, ¿por qué vas tan lento? -pregunta un niño, en el jardín en el que he buscado refugio para leer. -Porque camino cargado de recuerdos, Pepico -le responde. -Pero los recuerdos no pesan, abuelo -responde el niño, con el ímpetu que les caracteriza. -Claro que sí, pequeñajo. Tú vas tan rápido, porque tienes cuatro años, y apenas si acumulas recuerdos, pero yo, que tengo más de ochenta, atesoro tantos recuerdos que ya casi no puedo con ellos. -Entonces... de mayor, cuando yo tenga también muchos recuerdos, ¿andaré igual de lento que tú? -Pues claro que sí, Pepico, y eso será muy buena señal. -¿Y por qué, abuelo? -pregunta el niño, extrañado. -Porque habrás llegado a viejo, y eso es un gran logro, aunque mucha gente piense lo contrario. -Abuelo, suéltame la mano que voy a pillar a esa paloma...Y tras ese breve pero intenso diálogo, el niño salió de estampida para seguir ampliando su particular catálogo de recuerdos.

3 comentarios:

  1. Y la paloma salió volando, para tratar de que la persecución del niño de las narices no fuera el último recuerdo de su joven vida.
    Un abrazo.

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  2. Leyendo el texto, pienso que si los recuerdos se acumulan en alguna parte es, poética y simbólicamente, en la espalda, creando esa joroba típica de la gente mayor. Va un abrazo, José.

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