martes, 24 de septiembre de 2024

El guardabosques que no fui

En el Parque Nacional Hustai, Reserva de la Biosfera, a una hora y media de Ulan Bator, me encontré con uno de sus guardas. El señor iba en una moto de "trail", ataviado con un pasamontañas, y con unos grandes prismáticos en el cinto. Me contó que una de sus principales tareas era la de proteger a un gran grupo de caballos de Przewalski, considerados como los caballos más antiguos del mundo, que viven salvajes por las peladas laderas del parque, y otra la de vigilar a los visitantes, para que no se desmadren, y que no anden por la reserva como Perico por su casa. Yo le conté, tal vez para desahorgame, que durante mi juventud, intenté, hasta por cuatro ocasiones, aprobar las oposiciones a guarda forestal, pero no lo conseguí. También le dije, sin venir a cuento, que esos cuatro fracasos se me clavaron en el alma, y me tienen frustrado de por vida. Así que, ni corto ni perezoso, le propuse cambiar mi trabajo por el suyo. Tras explicarle a grosso modo, a lo que me dedico, me dijo que ni hablar del peluquín. En fin, que tampoco pudo ser...

1 comentario:

  1. Eso te pasa por contárselo tan bien. Con lo bien que escribes, seguro que hubieras sabido echarle un poco más de teatro a la descripción de tu trabajo.
    Un abrazo.

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