miércoles, 23 de julio de 2025
Resulta que soy woke
Me veo, nuevamente, en una escena de ficción. En ella introduzco un mensaje en una botella y lo arrojo al mar. Tal vez desde niño es lo que hago, lanzo mensajes al mar, al viento, y a la nada. Soy consciente -no crean que no- de la insignificancia de mis esfuerzos, pero no por ello bajo los brazos. Me obsesionan las mismas luchas que marcaron mi adolescencia, como si las hubiera incorporado en mi ADN, y se hubieran tatuado a fuego sobre mi piel. Desde bien niño me han afectado enormemente las injusticias, he aborrecido a los matones, y me ha sorprendido la capacidad tan perniciosa y tan descabellada con la que la sociedad ha ido aceptando la destrucción de la naturaleza. Odio las guerras, las hambrunas, la discriminación por razones de sexo, religión, o ideología. Ahora, identifico todo ese mundo interior bajo el término "woke", y resulta que ahora formo parte de un colectivo a batir. Siempre los matones me han tenido ojeriza, pero ahora esos matones estan muy crecidos y apoyados por miles y miles de palmeros y de verdugos con ganas de demostrar todas sus capacidades. El odio creciente es una ola que amenaza con destrozarlo todo: los derechos humanos, la lucha contra el cambio climático, el feminismo, la libertad sexual, la libertad de expresión, y el respeto al diferente. Nunca pensé, ni en la peor de mis pesadillas, en un retroceso social de tan colosal envergadura. Los poderosos se han dado la mano para destruirlo todo y volver a construirlo a su antojo. Cuando estoy más cerca de cumplir los sesenta, de que me toque la lotería, veo las cosas más negras que nunca. Estamos ante una batalla cultural que marcará los designios de las próximas décadas. Yo he descubierto que soy woke. Pues algo hay que ser, oíga.
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Soy tan ignorante que hasta he tenido que mirar qué era eso de ser "woke". Te alabo el gusto.
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