Motivado por el diario El País, que es único diario que me inspira cierta credibilidad, compré el librito que lleva por título "Las chorradas de mi padre" escrito por un gringo seguidor de Los Simpson llamado Justin Halpern, en cuya contraportada el editor se vanagloria de que su pupilo recibe y mantiene un flujo de 2.000.000 de seguidores en Twitter. Vaya tela. Pobre de mí. Yo tengo tan sólo quince. No me lee ni el Tato. Sólo mi amiga Katia, que no es poco. Ella siempre tiene guardadas, en la manga, unas palabritas para motivarme a seguir y que no tire la toalla dejando, este humilde blog, en el más triste de los olvidos. Y me pregunto yo: ¿Dónde irán los blogs que abandonamos?
Pero no era esa la cuestión en la que yo quería volcar el sentido, o el sinsentido, de esta entrada. En realidad, yo quería referirme a las chorradas de mi padre, no a ese libro tan forzado. A las chorradas de mi padre real, con la finalidad de que me lean muchos millones de personas que, al igual que yo, hayan sufrido una paternidad con muchos claroscuros.
Pensándolo bien: ¿Quién soy yo para juzgar a un hombre que comenzó a trabajar, por necesidad, a los ocho años en un mundo de adultos, cuya única proeza diaria era tomarse diez calichazos al día y fanfarronear de todo lo que realmente no eran capaces de hacer ni de lejos? ¿Qué referencias educativas y culturales habrá recibido mi niño-padre en la barra de un bar subido en una caja de madera para alcanzar así la vajilla y los ceniceros llenos de colillas? ¿Qué lecciones de humanidades le susurraba la escoba al oído cuando barría mi niño-padre el aserrín lleno de escupitajos y todo tipo de inmundicias? Mi padre sacrificó su infancia, su adolescencia, su juventud y su vida con la única intención de salir adelante, en un mundo con el que nunca ha llegado a identificarse plenamente. Se sintió incómodo, inquieto e inculto. Su gran éxito fue luchar y seguir vivo en la batalla.
Yo quería contar las chorradas de mi padre... cómo aquel día que salió con un cuchillo jamonero para cortarle a un cliente los huevos, o las ganas de tomarnos el pelo. O aquella vez que clamaba orgulloso su record de tres días de poker seguidos, levantándose únicamente para ir a cagar. O de haber ido de Murcia a Montjuic (Barcelona) en una vieja motocicleta Torrot de 49 por una apuesta, hasta que esta reventó, ya en su regreso, en Alicante, y tuvo que facturarla en el tren. Mi padre necesitaba de esas y otras muchas chorradas para ser ese padre-niño que al final acabó siendo, casi sin querer. En el fondo, mi padre, como muchos millones de padres de aquella época, esconden detrás de esa fachada de padre-chorra una enorme figura, a veces poco reconocida, de padres-héroes.
Lo malo es que, en muchas ocasiones, no los comprendemos. A mí no me hubiera gustado estar en sus calzones.
Si cuando estamos niños a veces no entendemos por que nuestros padres son asi y aun cuando estamos adultos, pero despues vemos que fueron asi por su misma formacion, ellos tomaron de la vida lo que les brindo, salieron adelante y siguieron... formaron familias lograron sacar a sus hijos adelante, sobrellevando sus defectos y virtudes, asi son ellos nuestros heroes anonimos que muchas veces no les damos el verdadero lugar que merecen.
ResponderEliminarEpa.. Vamos por partes y cucharadas, que fue eso que no te leemos, que si lo hago pero cada que quiero comentar me saca en una (espero que no suceda ahora otra vez ) Y si lo logro esta vez .. gracias tecnología, jajajajaja
ResponderEliminarPor lo de las chorradas.. fijate que todos somos producto de las chorradas de nuestros padres y si hablo del mio, dire que soy el producto que el nunca espero ni imagino... y aunque nunca me lo dice, lo comenta a sus amigos, "estoy orgullosa de mi hija".
hay mi jose, quizas me gustaria que comprendas que las grandes obras estan hechas solo para unos pocos las apresien y si no dime por que las salas de arte o exposiciones se llenan unos pocos dias al año? pero se llenan de personas que vievn contigo, comparten contigo y de muchas formas sueñan contigo asi es tu blog toda una obra en donde somos pocos pero sabemos apreciar la esencia misma de un español hecho a pulso y que sin pretenderlo nos muestra un mundo nada tipico en nuestro diario vivir, gracias por tu homenaje y seguro que no soy la unica solo que hay que ver que no siempre cantidad implica calidad.
ResponderEliminary estoy segura que las chorradas de tu padre dieron como fruto una monada de hijo.