La vida me ha ido referenciando más hacia lo cotidiano que hacia lo extraordinario. En lo cotidiano soy capaz de reconocer los valores fundamentales que necesito para conseguir mis metas personales y mi felicidad. Por el contrario, en lo extraordinario, en lo fuera de serie, en lo más chic, sólo encuentro la sugestión temporal, que a la larga, provoca en mi mente el mismo efecto de bajada que una aspirina efervescente cuando su fuerza se desvanece en un vaso de agua.
En lo normal, en lo cotidiano, en los detalles más humildes, es en donde encuentro auténtico sentido a las cosas y, sobre todo, a los sentimientos. Es, por tanto, la gente corriente la que me ha ayudado a ser lo que soy, la que me ha mostrado el camino para llegar adonde estoy y la que me llevará, en volandas, hasta donde quiera llevarme.
Entre esa gente corriente, parte de cuya grandeza consiste en salir a luchar cada día para alcanzar sus sueños, pagar su hipoteca y llegar a fin de mes, se encuentra este grupo de la fotografía. Les presento, mis queridos y escasos lectores, henchido de orgullo, a mis compañeros de lucha de Valencia y Castellón, los cuales se baten el cobre cada día para conseguir el respeto de un mercado feroz, complejo y despiadado. Pero quizás por ello, porque la gente corriente, a base de esfuerzo y tesón, siempre es la que ha dado la cara frente a la adversidad, están consiguiendo afianzar el timón, en este interminable tsunami en el que nos ha tocado navegar.
Al final, las grandes proezas nos las encargan siempre a los mismos. En esta puta crisis, como en otras, la gente corriente seremos siempre los bomberos y los responsables subsidiarios. Los pirómanos, con el beneplácito del poder, se limpiarán la boca, las manos y arrojarán enormes eructos después del festín, mientras hacen públicos, sin pudor, sus impecables balances de beneficios y se correrán de gusto.
Mi padre, para brindarme su consuelo, me dijo el otro día que así había sido siempre.
Las grandes proesas, siempre seran la tarea no de aquellos que creen tener el poder para hacerlo, si no de aquellos que tienen la fuerza y como decimos en colombia la berraquera para hacerlas, como los llamas tu, gente del comun que de comun no traen nada, pues ellos sostienen lo que quienes teniendo con que dejarian caer este planeta "LAS GANAS DE SEGUIR SIENDO LOS MEJORES"
ResponderEliminarAun así le vida vale la pena...
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