Tengo que reconocer públicamente que lo llegué a pensar. No me sentía identificado con mis conciudadanos. Me sentía como una isla rodeada de un océano ajeno.
Llegué a creerme un bicho raro, una especie en peligro de extinción como a las que dediqué, en mi juventud, tanto tiempo a proteger.
Pero estaba en un error. Decenas de miles de personas estos días han salido a la calle diciendo todo lo que yo pensaba, sintiendo como yo sentía y, la verdad, ha sido, para mí, un alivio tremendo.
La gente no estaba muerta, estaba de parranda. Estábamos en otras historias hasta que nos hemos dado cuenta de que nos estaban dejando fuera de juego.
Salí a la calle ayer, día 20 de mayo, a mostrar mi repulsa al bipartidismo, a la corrupción y chillar a los cuatro vientos que estoy INDIGNADO con un sistema con el que no me siento identificado.
Nuestra reunión fue en La Glorieta de Murcia, nos reunimos allí varios miles de personas de toda índole y condición, de tal forma que, algunos de nosotros, nos sorprendíamos de ver a otras personas que, a priori, nunca nos pensábamos que pudieran estar allí. Pero allí estaban. Allí estábamos.
Para los que no me conozcan, les diré que no soy un rastafari, ni un porrero, ni un alucinado, ni un antisistema por sistema, soy, tan sólo, una persona normal harta de ver cómo engordan, al unísono, las listas de desempleados y la de los pingües beneficios de los bancos. Harto e indignado de desahucios, de corrupción y de políticos partidistas y sin respeto al ciudadano.
Creo, bajo mi humilde punto de vista, que los ciudadanos estamos exigiendo otra forma de política, otro estilo de políticos, otra forma de sentirnos ciudadanos, útiles, participativos y vivos.
Es hora de que dejemos de lado nuestros ordenadores y nuestro Facebook y tomemos las calles, allí se nos ve, allí estamos juntos. Eso es lo que nos hace fuertes.
No estábamos muertos. Hemos resucitado y están preocupados por que ya no se contaba con nosotros para esta fiesta.
Mañana id a votar a quien os dé la gana, o en blanco, o metiendo en un sobre la foto de un retrete, o un billete del Monopoli. Pero el lunes, gane quien gane, seguiremos juntos exigiendo dignidad, exigiendo una democracia real por y para todos los ciudadanos sin excepción.
Hoy me volvió a gustar mi gente. Me ha vuelto a ilusionar mi país. He llorado al comprobar que una parte de mí, que estaba muerta, ha resucitado.
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