Cuando hace casi dos años inicié, casi sin saber para qué, este blog, le puse de nombre, también sin pensarlo demasiado: Mi vida en fotos.
Si lo pensáramos un poquito, nuestra vida es una sucesión de momentos, que en ocasiones congelamos mediante una cámara de fotos o, en la mayoría de los casos, tan sólo guardamos en nuestra mente y allí se conservan frescos o los borramos de nuestro disco duro, sin más, para siempre.
Perfectamente este blog podría haberse denominado: Mi vida en collages, o Recorriendo instantes, que resultaría, inclusive, más poético, pero el bautizo se hizo sin pensarlo demasiado y así se llama este rollizo niño.
Un collage es un híbrido entre una foto y un dibujo; un mestizaje artístico cuestionado por los puristas y valorado por los vanguardistas. Todo lo nuevo se cuestiona. Los planteamientos innovadores y arriesgados hacia la evolución cuentan siempre con las guardias pretorianas que intentan bloquearlos y aplastarlos, con métodos que van desde la crítica ácida y corrosiva, hasta la más burda burla bufonesca.
La evolución es como un vehículo que no tiene freno de mano, tan solo cambio de marchas. A ritmo lento, cuando intenta pasar desapercibida, o a galope tendido provocando mareas humanas, primaveras árabes o movimientos mundiales de indignados.
Lo bonito es eso, la evolución,los pensamientos nuevos. La frescura de las ideas es tan necesaria como la frescura de los alimentos. Cuando nos tenemos que tragar una idea pasada de fecha, con toda seguridad, la digestión se nos tornará pesada y terminará por irritarnos el colon.
Pero volviendo a mi irreductible afición por el corta y pega, sin photoshop, quiero centrar el tiro de esta entrada en el valor de ir acumulando, en nuestro haber, millones de instantes vividos. Ese recorrido de instantes que es nuestra vida, en ocasiones, la consumimos habiéndola titulado, sin pensarlo demasiado, como ocurrió con este blog, y luego arrastramos nuestro estigma para siempre. Dicho de otro modo, los errores se pagan.
Cada instante que vivimos es una humilde y sencilla maravilla, un auténtico regalo, sin cajita roja y sin lazo, que no disfrutamos por la única razón de que no lo reconocemos como tal. La vida en si misma es un auténtico regalo, una colección de instantes y experiencias que quedan plasmadas en fotos, las menos en collages y, todas las demás, conforman el verdadero tesoro inmaterial que vamos acumulando a lo largo de nuestra existencia.
En el fondo, ese inconsciente itinerario viene condicionado por el valor y el humanismo de quienes nos acompañan en nuestro camino. Dice un refrán popular: Dime con quién andas y te diré quién eres.
Gracias por haber compartido conmigo este instante. Lo recibo como un enorme y valioso regalo.
SABES JOSE HOY ESCRIBI ALGO QUE AHORA LE HALLO SENTIDO: " Hay quienes dicen que los que miran al pasado es por que no quieren salir de el pero yo lo miro porque asi se que es lo que no quiero en mi futuro"
ResponderEliminarsabes que cuando agarro mi album de fotos me llena de nostalgia todo lo vivido y a veces quisiera volver a vovr esos momentos, pero bueno tenemos q seguir adelante pq podemos tener muchos mas momentos felicies en adelante.......... lo espero, un abrazote
ResponderEliminarsusana