Días atrás me reuní con mi equipo para engrasar nuestras neuronas y prepararlas para el chaparrón que se avecina el próximo año en nuestro país e inclusive en la Comunidad Europea.
Cualquier entrenamiento es poco para intentar desafiar a las inclemencias y a las turbulencias de esos mercados desbocados, que nos afectan tanto al bolsillo como a la mente, convirtiendo nuestro trabajo en una rutina incapaz de ilusionar a nadie.
Un equipo comercial que no es capaz de ilusionar es un equipo predestinado al fracaso, por tal motivo, una de las dinámicas de trabajo más interesantes que nos planteamos, en esa reunión, iba encaminada a conectar nuestro trabajo con nuestras emociones.
Un vendedor sin ilusiones es como un jardín sin flores. Un comercial que no transmite ideas, iniciativas y estrategias en como un tronco en alta mar.
Vender barato no es sinónimo de vender más. El precio no lo es todo. El cliente necesita encontrar un valor añadido a su decisión de compra más allá de obtener un 10% más o menos por un producto de similares prestaciones. Lo que realmente marca la diferencia es la actitud y las emociones que trasmitimos a través de nuestros planteamientos y sobre todo a través de nuestros comportamientos.
Tanto dicen de nosotros nuestras palabras como nuestros gestos.
En la batalla psicológica que se ha convertido nuestro trabajo, sólo los que estén preparados para convertirse en el segundo motor de los clientes, conseguirán hacerlos despegar hacía un nuevo futuro.
El cuerpo a cuerpo será vital. Quién lo rehuya seguirá hundiéndose en la miseria y quién lo afronte con valentía se comerá el mundo.
Habrá, sin duda, que trabajar el doble, para ganar mucho menos. Deberemos estar más unidos y comprometidos que nunca y exigirnos cada día mayor esfuerzo, tanto físico como intelectual.
Nadie se mueve sin un proyecto. Nadie inicia un viaje sin un destino. Nuestros clientes están agazapados a la espera que alguien los movilice, desde la ilusión, para conseguir salir de un ostracismo que los tiene bloqueados tres años y medio.
Si no somos capaces de replantearnos nuestra oferta de ilusiones de nada nos servirá ni la calidad del producto, ni su fantástico precio, ni tan siquiera los suculentos regalos que podamos ofrecer.
Cuando nos sentimos enfermos, no basta para curarnos que nos apliquen paños calientes, ni que nos suministren calmantes, ni que nos compadezcan con palabras de aliento, lo que realmente queremos es curarnos.
Las enfermedades de nuestros clientes son muchas y variadas. Habrá que realizar un buen diagnóstico en cada caso, y establecer una batería de medidas encaminadas a poder alcanzar una mejora sustancial de su situación.
Después, insistiremos en el cumplimiento adecuado de la medicación, y apoyaremos la rehabilitación de nuestro paciente-cliente siempre y cuando este nos demuestre su predisposición a querer curarse.
Los buenos médicos siempre tienen lista de espera en su consulta, a los malos médicos no los quiere nadie.
Entre todos los asistentes a esta última reunión llegamos a la conclusión de que tenemos mucho que ganar si trabajamos desde las ilusiones. La gente nos necesita más que nunca. Quizás, el simple hecho de sentirnos necesarios debería de convertirse en el combustible que necesitamos para seguir avanzando en esta lucha, en la que todo mi equipo se está dejando la piel.
Para afrontar la batalla final estamos reclutando valientes.
A todos nos vendrían bien tus formaciones y no solamente para el trabajo.
ResponderEliminar!Feliz Navidad y que el 2012 sea excelente para todos! Que sepamos transmitir nuestras emociones y que las personas que encontremos en nuestro camino sepan captarlas para que haya química...
Un fuerte abrazo desde Varsovia
Si no luchas por lo que tienes, no llores por lo que pierdes...
ResponderEliminarhola amiguis si como dices muchas veces no por ser barato es bueno, aqui a veces decimos en algunas situaciones q lo barato sale caro, asi q sigue sigue que el que sigue la consigueeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarFELIZ AÑO 2012 QUE NOS TRAIGA SALUD Y TRABAJO
UN ABRAZOTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE CON TODO CARIÑO DESDE LIMA PERU susana