lunes, 14 de enero de 2013

Confesión


Hoy el desayuno me ha provocado una especie de acto de contrición, lo que me ha llevado repentinamente a confesar hoy aquí que soy un bloguero. Sí, lo sé y lo siento. Sé que está mal visto. En esta sociedad después de los perroflautas los blogueros somos lo peor de lo peor, pero lo soy. Además, para más inri, escribo en varios, y sin seudónimo ni nada, a pelo. Encima me permito el lujo de hablar de lo que me da la gana y de lo que pienso, joder, sé que no lo debería hacer, pero: ¿Qué hago? A ver díganme qué hago con estos deditos míos que se abalanzan sobre el teclado y no hay quien los pare.
Sufro. Sufro mucho,no vayan a pensar que no. A mi me gustaría levantarme, ponerme en una cinta de correr y hacerme una hora o dos corriendo y pegando bufidos o mejor, ni cinta ni leches, lanzarme al monte y correr arriba y abajo como veo a algunos vecinos que lo hacen. Luego se toman fotos y las suben a su facebook para que todo el mundo este adecuadamente informado de su elevada condición física y, sobre todo, de su felicidad.
Joder, aunque no se lo crean también hay gente feliz, gente guay, que no siente ni frío ni calor. 
A mí me ha dado últimamente por reflexionar y escribir. Debí correr tanto de mozo que la cosa ya no me motiva. Ahora me fascina escribir y que me lean donde Cristo perdió la alpargata.
Miro las estadísticas y veo seguimientos de lo que escribo desde EE.UU., México, Colombia, Costa Rica, Polonia, y hasta de la mismísima y pluscuamperfecta Alemania. ¡Joder!. ¿Qué pensarán en Alemania de lo que escribo? ¿Qué sentido le encontrará un alemán al sufrido existir de un español  medio que lucha cada día por conservar su puesto de trabajo? Claro, ahora lo entiendo, le tiene que sonar a algo tan folclórico y autóctono como bailar flamenco y comer paella con langostinos congelados de Mercadona.
Escribir es un exhibicionismo comprometido. Mi vecino que sale a correr cada mañana con sus tres perros y sube las fotos a su facebook sólo expone una apariencia de perfección correctamente asumible por todo el mundo. A lo único que se compromete es a seguir siendo perfecto o, al menos, a seguir aparentándolo.
Sin embargo, la cosa cambia cuando uno expone sus planteamientos y sus posicionamientos sociales, su visión de la economía, su postura ante la situación de los desahucios, su sentir ante el deterioro irreversible del medio ambiente, o sobre como le jode a uno que los políticos de turno nos tomen el pelo como si fuéramos memos.
Yo sé que estaría mejor calladito. En boca cerrada no entran moscas. Debería ser un tipo guay, perfecto, sacar brillo a mi coche, ir a misa los domingos y las fiestas de guardar, ser del Madrid o del Barsa, vamos un tipo normal...
Pues no, a lo que he atinado es a ser bloguero. Siempre se ha dicho a otros les da por peinar bombillas.

2 comentarios:

  1. Pues no, José, no estarías mejor calladito; y sacarle brillo al coche engrisece muchísimo la vida, no vale la pena, según tengo entendido :)
    Los pluncuamperfectos no sé, pero los infinitamente imperfectos preferimos leerte.

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  2. No se si los blogeros estan o no de moda, pero tu Pepe al crear este, tu blog, ya estas comprometido con todos los ke te seguimos a diario y comentamos tus relatos, ke por cierto al hacerlos con tu lenguaje coloquial los haces muy amenos, yo particularmente estoy encantado de seguirte, por que siempre, siempre tus relatos tienen MIGA, al ser tan coloquiales y castizos siempre puedes compararte con alguno de ellos. Siempre saco una lectura positiva de ellos, vamos de esa MIGA, ke comentaba antes. Y bueno como tu predicas siempre con el COMPROMISO, Tu tienes ese COMPROMISO ahora con nosotros tus seguidores. Un abrazo desde CT.

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