¿Qué sería de la vida sin las emociones? ¿Imagináis que no sintiéramos la capacidad de emocionarnos?: ¿Qué sientes cuando ves a un bebé? ¿Eres capaz de llorar en el cine viendo una película? ¿Te emocionas cuando desde lo alto de una montaña observas la grandeza y el espectáculo de un hermoso valle? ¿Te emocionas cuando alguien te mira a los ojos y te da las gracias? ¿Te emociona la sonrisa de un desconocido? ¿Sientes solidaridad cuando ves por la mañana,en pleno invierno, a un barrendero limpiando las calles? ¿Eres capaz de emocionarte viendo un cuadro en una exposición? ¿Te da un vuelco el corazón cuando escuchas la cifra de personas que no tienen trabajo? ¿Te emocionas aún, después de tanto tiempo, cuando por la mañana abres la persiana de tu negocio?
Podríamos enumerar millones y millones de preguntas para que entendiéramos lo importantes que son las emociones en nuestra vida y en nuestro trabajo.
Posiblemente mucha gente no opine lo mismo, pero yo soy de los que cree que no tenemos dos realidades: mi vida y mi trabajo son la misma realidad y por lo tanto, la gestiono y la disfruto con la misma intensidad y con la misma carga emocional.
Me apasiona mi vida tanto como mi trabajo. Me apasionan mis clientes y me apasionan mis problemas. Cada problema, que nos cae encima, es un reto que pone a prueba nuestra capacidad de reacción. En ocasiones, nuestra respuesta es aguantar el problema como en la carretera cuando pinchamos una rueda y decidimos continuar hasta la próxima gasolinera o área de servicio. Por norma general el problema del pinchazo se puede agudizar y el eje de la rueda se puede dañar, por lo que el daño, y por tanto el costo de la reparación, se amplifica enormemente. Cuanto antes seamos capaces de abordar un problema, mucho mejor. Pero, por el contrario, nunca nos pongamos a solucionar un problema sin haberlo meditado lo suficiente.
Los clientes buscan tanto nuestra oferta como nuestras emociones. Un mismo producto o servicio, vendido con emoción y con pasión, se vende mucho más. Eso lo comprobamos cuando analizando los resultados de grandes equipos de ventas observamos como las personas que sienten y viven con pasión su trabajo y se implican emocionalmente con sus clientes son capaces obtener unos resultados que, en algunos casos, duplican o triplican a la del resto de sus compañeros.
A todos nos encantan las personas apasionadas. Todos disfrutamos cuando el camarero, el carnicero, la chica de la tienda de ropa, o nuestra peluquera de confianza nos atiende con cariño, destreza y profesionalidad. A todos nos encanta que nos sonrían.
Bebamos Coca-cola o no, pongámosle emoción a vuestra vida.
http://www.youtube.com/watch?v=9ejzK7kSseQ
Ke razon tienes Pepe, yo cuando leo tus relatos los leo con pasion y emocion, por que siempre, siempre kieren decir algo, mejor dicho aprendes algo. Esa es nuestra manera de actuar hacia nuestros clientes, hablar de fuerza, pasion, emocion, eso engancha como la coca-cola, y nuestros clientes tienen ke hacerlo de una manera reciproca con los suyos. Tod@s l@s ke recorran ese camino, o esa manera, yo digo ke tienen el 80 por ciento ganado, el otro 20 por ciento, es la seriedad....... Un saludo desde CT.
ResponderEliminarSeguramente cuando uno disfruta de la vida y de las cosas que hace en cada momento, trabajo y vida se fusionan en uno mismo, llega a un punto donde no concibe ver diferentes ambas cosas, se emociona tanto con sus éxitos como jugando con sus hijos y viceversa. Quien no a sentido esa emoción transmitida por la persona que le a atendido en cualquier situación? La verdad es de agradecer y una de las mejoras con más exito y económicas que puede tener un negocio. Saludos desde El Cairo.
ResponderEliminarSi amas lo que haces entonces y solo entonces sabrás que amas mas intensamente lo que eres.
ResponderEliminar