Helena es una de esas chicas de la que cualquier hombre, en edad de merecer, se podría enamorar si tuviera la fortuna de encontrarse con ella dando un paseo por Kiev. Tras acabar sus estudios universitarios, y haber perfeccionado varios idiomas, siente que está llegando a la plenitud de su vida observando con suma incredulidad la realidad que la rodea y el actual conflicto identitario que le ha caído encima desde que los rusos tomaran la decisión de anexionarse la Región de Crimea. A estas alturas del relato es necesario aclarar que Helena es fruto de un matrimonio mixto, padre ucraniano y madre rusa, de los muchos que hay tanto en Ucrania como en el resto de las Ex-Repúblicas Socialistas Soviéticas. Queda patente durante nuestra inesperada conversación como sus raíces familiares estaban más arraigadas a la realidad de la extinta Unión Soviética que a la renacida nacionalidad ucraniana. Hasta hace unos años su identidad no estaba en tela de juicio, sin embargo, ahora se enfrenta a una situación anómala que le está generando un gran conflicto interno: ¿Con quién alinearse en está bélica disputa entre sus dos realidades identitarias, con Ucrania o con Rusia? ¿Es Rusia, como heredera de la antigua URSS la que hostiga a Ucrania, o lo hace Rusia como defensora de los bastos intereses de su oligarquía? ¿Es real, o no, el apoyo del ochenta por ciento que el pueblo ruso profesa a su expansionista líder según las encuestas de popularidad que se publican allí? ¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos? Y sobre todo: ¿Quién sale ganando de este conflicto tan incomprensible?
Evidentemente, todo este movimiento geopolítico es tan indescifrable para ella, como para el resto de los mortales, debido al enorme trabajo propagandístico que despliegan las partes en litigio.
Helena, pese a que en todo momento se muestra muy prudente en sus declaraciones, me cuenta que, bajo su modesta opinión, el gobierno ucraniano, antes de haber solicitado la incorporación a la Comunidad Europea, debería de haber convocado un referéndum para que esa decisión, tan importante y tan trascendental, la hubiera tomado democráticamente el pueblo ucraniano. Helena, como tantas y tantas personas en Ucrania, sueña cada día con el cese definitivo de las hostilidades y con que las partes recuperen el diálogo y el entendimiento que siempre hubo entre las dos naciones que conforman su identidad y que, en estos últimos años, tantas y tantas veces ha visto y sentido vapuleada.
Estar entre dos aguas siempre resulta complicado. Solo para espertos navegantes porque siempre puedes acabar con tus sueños. Así que no desaría para Helena otra cosa que ese cese definitivo.
ResponderEliminarBesitos :)
Esta chica sufrirá mucho. Siempre se "sospechará" de qué lado está.
ResponderEliminarYo diría, excusándose en la protagonista, que este relato nos quiere mostrar un entramado histórico...
ResponderEliminarTal vez el referéndum también hubiera llegado a un resultado injusto. Por muy democrático que sea, siempre se puede manipular la decisión de la masa. Ojalá que el conflicto se resuelva y logren unificarse. Aunque la balanza de la justicia, siempre tiende a inclinarse al lado más poderoso.
ResponderEliminarUn beso.
Esperemos que algún día se logre un mundo mejor para todos. Sin que nadie sufra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué difícil situación, nadie mejor que ella para opinar....
ResponderEliminarsaludos
Para Dios todos somos iguales , este mundo cada día esta peor, por un lado del mundo unos sufren algo y por el otro lado también sufrimos muchas inconformidades, finalmente los que deciden son nuestros dirigentes y a nosotros no nos queda mas que seguir mejorando como personas.
ResponderEliminarLo maravilloso que es sentir paz, en el cuerpo y el corazón.
ResponderEliminarQué asco de políticos que aparentan venir a redimirnos imponiéndonos sus criterios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que desconfianza más grande han conseguido en los ciudadanos los politicos con su forma de actuar. Unas veces por sectarismos, otras por sus intereses personales esto hay que cambiarlo pcon una mayor formacion , preparación y moralidad de estas personas.
EliminarUn abrazo
El mejor regalo en la vida son las personas que encontramos en nuestro camino y las que ven con el corazón son un regalo inestimable. Aunque no hagan desaparacer los problemas pero los alivian con su magia. Esa misma magia la tienen los relatos de Pepe.
ResponderEliminarNo sé como nos las arreglamos pero esos problemas se repiten una y otra vez...En España ya tenemos las dos Españas y la historia se repite.
ResponderEliminarinteresante tu blog lo que escribes piensas y sientes
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que ha dicho Macondo, me remito a sus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Cada vez peor y más jodidos, por las mierdas de gobernantes que tiene el mundo.
ResponderEliminarAbrazo.