sábado, 7 de septiembre de 2019

El cochino del Jaguar



Esta mañana, por fin lo he visto. Llevaba tiempo con ganas de encontrarme con la persona que todos los días arroja, en el mismo sitio, un bote de una bebida energética llamada "Energy Power", pero hoy, como les decía, ha llegado el momento.
Curiosamente, el tipo iba dentro de un Jaguar, desconozco el modelo, y por la ventana, en su muñeca, exhibía lo que posiblemente fuera un Rolex. Él, a diferencia de otros, sí parece tener claro que va a Rolex. Me llama la atención que tanta apariencia de poder, en un hombre que vive alojado en la cúspide de la ostentación, tenga necesidad de zamparse, de buena mañana, esa mierda de bebida energética, cuyo bote, tras la ingesta, lanza efusivamente por la ventana. Yo creo qué, si investigara un poco, descubriría que lo hace a la misma hora, en el mismo minuto y en el mismo lugar, ya que todos los botes que veo aquí, a mí alrededor, están en un radio de dos metros, por lo tanto, puede presumir y presume de una gran eficacia y una altísima puntería.
El cochino del Jaguar que arroja los botes de mierda energética todas las mañanas en el mismo sitio, lleva pegada en el culo de su Jaguar una enorme bandera de España, posiblemente, para que todo el mundo sea capaz de identificar su nacionalidad, y no lo confundan con un ricachón de Marruecos, o de la mismísima Gran Bretaña, de dónde, por cierto, procede su flamante vehículo, ya que, a su entender, en la madre patria no se fabrican coches adecuados a lo elevado de su categoría social. De cualquier manera, el lanzador de botes, por alguna razón, para su devenir diario, al igual que se traga esa mierda todas las mañanas, y arroja el bote al vecindario como si lanzara una ofrenda a los dioses, necesita de esa identificación. 
Pensándolo bien, he llegado a la conclusión de que el acaudalado vecino está pidiendo a gritos ser incluido en la selección nacional de lanzadores de botes de mierda por la ventana, candidatura a la que yo prestaría, desinteresamente, todo mi apoyo.
Entre tanto, voy a intentar que, mientras salgo a caminar, este señor no me arroje uno de sus dichosos botes encima. Que no está el horno para bollos...

4 comentarios:

  1. Cada uno se siente realizado con lo que su cabeza le da de sí.
    Saludos.

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  2. Lo has descrito como merece... Pobre cochino, sin educación ni energía.
    Un abrazo.

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  3. Así es como se le debe de llamar, el cochino de el jaguar. Un beso.

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  4. En Argentina tenemos unos clavos especiales que llamamos "Miguelitos", que se tiran en la calle, o en la ruta, y pinchan las cubiertas de los autos, ya sea que avancen o retrocedan.
    Calculo que con que le pase algo similar dos o tres veces, dejará de pasarse por allí...

    Suerte,

    J.

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