Llegamos al ecuador del año como si nos hubiese pasado por encima un tren de mercancías. En ocasiones, todavía nos sorprendemos estrujándonos los ojos con las manos para comprobar si todo esto no habrá sido una terrible pesadilla. Pero no, las pesadillas, en este caso, han sido mucho más benévolas que la realidad.
Mientras les escribo, buscando con ello mi propio consuelo, arden las puertas de la “Casa Blanca”. Evidentemente, lo blanco, en ese país, y en otros, es hegemónico frente al resto de colores. Y eso lo sabe la policía, los vendedores de hamburguesas, y hasta el sursum corda.
El primer mandatario global metió sus presidenciales posaderas en el búnker de la Casa Blanca durante una hora, por si las moscas. La cosa se ha puesto muy fea por el imperio de las barras y las estrellas por culpa de un policía con cara de asesino que resultó ser un asesino.
En una formación de un showman motivador, de a seis mil euros por charla, escuché algo así: “si ves a un tipo con cara de hijoputa que viene a por ti que sepas que en el noventa y nueve coma nueve por ciento de las veces es un hijoputa”. Y la gente se partía el culo.
Mi abuela decía que la cara es el espejo del alma. Y es que menudos caretos tienen algunos y algunas. Y menuda verborrea. Insultan y calumnian como si no costara.
Yo estoy acojonado porque aquí quieren arrojar a la hoguera al doctor Fernando Simón mientras que lo beatifican en el New York Times. Ahora que tengo tiempo y ganas, quiero expresar mi apoyo y mi admiración a este gran científico y, sobre todo, a esa grandísima persona.
Gracias doctor. Personas como él son las que necesitamos.
Yo brindo por el gestor Fernando Simón, le ha tocado, lo ha asumido y ha cogido el toro por los cuernos. ¿Lo habrían hecho mejor los del barrio de Salamanca? Lo dudo y acaso se hubiera doblado la crónica luctuosa.
ResponderEliminarTe leo y me pregunto En qué va a acabar todo esto? Larga vida para las buenas personas...gracias por tu relato.
ResponderEliminarMi padre decía que las personas solían cumplir el artículo número tres: "el que tiene cara de... lo es".
ResponderEliminarMi paisano, el doctor Simón, tiene cara de buena gente, además de demostrados conocimientos.
Un saludo.
Yo creo que es un buen hombre. Un beso.
ResponderEliminarAl Doctor Simón le ha tocado un marrón de los buenos. Nos harían falta unos cuantos como él pero con lo cainitas que somos por estos lares miedo me da.
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