viernes, 17 de noviembre de 2023
El botinchao
Harto como estaba de dietas mágicas, Celedonio Panzzetta Morcillo salió de su casa renegando de su entrenador personal, de su dietista, de su médico de cabecera, de su cardiólogo, de su mujer, y del sursum corda. En un santiamén se presentó en el restaurante "El comilón reprimido" y se zampó una olla de cerdo como la copa de un pino, todo ello regado con medio litro de vino de Jumilla peleón. Para rematar, y sin remordimiento alguno, se zampó un arroz con leche y se pidió un carajillo.
Al salir del famoso establecimiento, en el que el comer y el rascar todo es empezar, se le escuchó decir: -Joder, estoy botinchao.
Y no era para menos...
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Es para estar bolinchao, sea lo que sea estar bolinchao. Si fuese a continuación a arar o a poner ladrillos seguro que tendría una digestión más activa. Una verdadera dieta automágica la de Celedonio.
ResponderEliminarHizo bien. Con esos apellidos no puede andarse uno con gilipolleces.
ResponderEliminarNunca hay que quedarse con las ganas, de nada, ni de nadie.
ResponderEliminarSaludos,
J.