miércoles, 17 de enero de 2024

El calentón

-¿Anacleto, puedes venir un momento? -le preguntó Fermín. -Dime Fer: ¿qué necesitas? -¿Tú sabes contar? -le preguntó su amigo Anacleto, con cara de pocos amigos. -Claro, sabes que lo mío son las matemáticas. -No, no me refiero a contar números, me refiero a contar historias... -Ah, claro, perdona, pensé que era una cuestión de cuentas no de cuentos -le respondió Anacleto. -¿Y me podrías contar que rollo te llevas con mi mujer? -le inquirió Fermín. -¿Pues no sé de qué va ese cuento, ni quién te lo habrá contado, Fer -respondió Anacleto. -No te hagas el listillo. Lo sé todo -exclamó Fermín, visiblemente alterado. -¿Y si lo sabes todo, qué es lo que tengo que contarte? -le contesto su amigo. -¡Como te acerques otra vez a mi esposa te voy a dar una hostía que se te va a parar hasta el reloj! ¿Me has entendido, mamón? -La fiesta de la empresa se nos fue un poco de las manos. Bebimos demasiado. Pero te juro que estamos muy arrepentidos y que no hay nada entre nosotros. Fue solo un calentón... Y entonces fue cuando Fermín, en un arrebato de locura, agarró una pantalla de ordenador, y la rompió en la cabeza de su amigo. Fermin está detenido, a espera de juicio, y Anacleto criando malvas. Las cosas siempre pueden ir a peor.

3 comentarios:

  1. Una cabeza con poco aguante, porque las pantallas de hoy en día son como el papel de fumar.

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  2. Aquello de que bebimos demasiado y estamos arrepentidos, es cuento viejo y repetido. No sé si lanzar la pantalla era una forma de desquitarse, pero es comprensible.
    Abrazos

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