domingo, 30 de octubre de 2011

¿Dónde quedaron nuestros sueños?


Cada día que hago el amago de escribir algo coherente en este blog es una victoria. Mirar hacia los lados sería sinónimo de perder el rumbo. Cuando todo se desploma alrededor lo único válido es seguir adelante, como una huida, que no es otra cosa que el instinto de supervivencia.
Cinco millones de parados y un país y una Europa sin rumbo es un escenario apocalíptico que nadie soñaba ni en sus peores pesadillas hace cuatro años.
Uno, por aquella época, miraba hacia el mundo y se sentía seguro y orgulloso de pertenecer a la llamada "sociedad del bienestar". Pensaba que nuestro sistema era perfecto y mirábamos con cierta incredulidad a los demás, incluso con cierto aire de superioridad o de lastima: pobrecitos que mal les va.
Ahora los jodidos somos nosotros. Nuestras miserias, nuestras carencias, nuestras corruptelas y nuestros errores, fluyen como una efervescencia de inmundicias; como si alguien nos estuviera pasando una factura de unas deudas que creíamos olvidadas, pero que nos reclaman con plena vigencia en el peor momento y con recargo de demora.
El futuro bucólico y fabuloso de jubilaciones doradas a la orilla del mar y jugando al golf, se ha trasformado en una caverna oscura y fría, en un agujero negro en el espacio cercano, que nos arrastra, sin piedad, a un destino incierto.
El estado del bienestar se ha desvanecido como un amor de verano al llegar el otoño, como un estudiante que suspende, o como una de las millones de obras que se han quedado, por todos lados, a medio construir.
Al final, el ladrillo, creado para construir, a destruido la construcción del bienestar. El ladrillo, pervertido en ladrillazo, nos ha golpeado la cabeza y la conciencia devolviéndonos a nuestra cruda realidad de sociedades mediocres, donde lo individual a primado sobre lo colectivo, donde el culto al "YO" ha arruinado al "NOSOTROS". La ética y el respeto duermen en una vitrina en el museo nacional de antropología junto a otros fósiles con formas  de conchas marinas y reptiles con plumas.
Siempre he escuchado a los constructores decir que reconstruir es más costoso que tirarlo todo y volver a construir. Nuestro sistema social esta para tirarlo. Quizás salga más económico que intentar reconstruirlo.
Yo estoy en México DF, sin poder dormir, y el insomnio me ha llevado a plantearme todas estas cuestiones.
¿Dónde quedaron nuestros sueños? ¿En qué coño voy a soñar?

sábado, 29 de octubre de 2011

El Museo del Orinal




He visto mucho museos por el mundo, pero ninguno como este. El Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo en la provincia de Salamanca (España) es, sin duda, un caso muy singular.
Hace unos cuantas décadas, el orinal era un utensilio de primera necesidad. Cuando una pareja iba a casarse, ir a comprar el orinal que habitaría, durante años, bajo los faldones de la cama de matrimonio o a los pies de la mesilla de noche, era un previo imprescindible a toda boda. De hecho, la elección de uno u otro modelo significaba, en ocasiones, uno de los primeros conflictos de la pareja, y hasta algunos casos, fue causa para que el matrimonio no se llegara a realizar. También se conocen casos donde el orinal se convirtió en el arma homicida.
La ausencia de retretes en las casas otorgaba al orinal el dominio absoluto en todo tipo micciones y deposiciones que, en algunas zonas, se arrojaban por el balcón directamente a la vía pública al grito de: ¡Agua va! Aunque aquello de agua tenía bien poco, más bien sería como la sopa con menudillos que yo tanto odiaba de pequeño. 
Aún recuerdo los orinales debajo de las camas de mi casa. El mío era de color rosita y de plástico, mientras el de mi abuelo era metálico esmaltado en color blanco con ribetes azules y desconchado, por el uso, en algunos lados. Yo aspiraba a tener uno metálico como mi abuelo, ya que eso simbolizaba ser mayor, al igual que deseaba tener una brocha de afeitar nacarada como la de mi padre.
Por aquella época yo tenía un tío, marido de una tía paterna, que siempre me intrigaba con esta poesía:

"La tripulación dormía. El contramaestre velaba y el timonero cogía, la mierda que por proa se escapaba. De pronto: ¡Ah! ollose un grito lastimero y apareció un hombre con aspecto fiero: ¿Quién era? Era el criado, que traía en la mano, la mierda que había cagado el caballero."

Desconozco el autor de esta vieja poesía, que recitaba mi tío cada vez que me veía y yo respondía partiéndome de la risa. Tras cada recitación, yo me preguntaba: ¿Por qué no tendrá un orinal el caballero?

Los orinales ya no son lo que eran. Han pasado de ser un artículo de primera necesidad doméstica a ser un objeto de culto y veneración en los museos, especialmente en este de Ciudad Rodrigo.
Pensando en todo esto, me ha venido a la cabeza la letra de una  canción de un viejo grupo rockero de la transición que, quizás, puso la puntilla a los orinales de toda España:

"Mear da gusto, cagar da pena, no seas guarro y tira de la cadena"

A partir de ahí, el orinal pasó a la historia.

Tanto si les interesa la colección de orinales más importante de España, como si se la trae al pairo, no dejen de visitar Ciudad Rodrigo. Les sorprenderá.



miércoles, 26 de octubre de 2011

Soy un idiota, en precampaña

El "señor" Esteban González Pons -lobo con piel de cordero- es un especialista en remover el avispero político y mediático al coste que sea, sin limitaciones de ningún tipo y haciendo aspavientos con todo aquello que pueda sumar un voto más, aunque ello redunde en elevar la crispación de una sociedad dañada por su adorada doctrina neoliberal.
Este señor se permitió el lujo, días atrás, de insultar a todos los posibles votantes de un partido político, llamándoles idiotas al igual que los obispos, se tomaron la libertad de orientar políticamente el voto, de sus escasos y envejecidos adeptos, en contra, nuevamente, de las libertades de la mujer.
Los agitadores de guante blanco ya están en campaña.
Me parecerá muy desafortunado que: el estilo barriobajero, patriotero, crispador e irreverente de este señor, sea el estilo del próximo gobierno de España.
Temo mucho, conociendo el paño, que políticos de esta calaña sean los que saquen al país de la situación tan dramática en la que se encuentra. El tejido empresarial de este país adolece de la capacidad de impulsar la economía principalmente por su mediocridad, al margen del recorte en el crédito. Las empresas están gobernadas por personas, con escasa preparación, que todavía hacen caso a los cantos de sirena de la especulación, venga estos por donde vengan, ya sea el ladrillo, el vino o el cerdo ibérico. Prefieren especular con sus beneficios en lugar de mejorar en competitividad. Justifican el empleo precario para sus trabajadores, a la par que invierten en gangas inmobiliarias procedentes de desahucios de gente honrada.
Al final todo es una cuestión de ética. El dinero por el dinero. El fin justifica los medios. El libre mercado y el neoliberalismo, ha llenado de lodo los cimientos del sueño europeísta, mientras sus ciudadanos se asfixian en él.
La gente pide en la calle, pacíficamente aún, cambios profundos. No tanto en las leyes como en la calidad ética de quién nos gobierna. Desgraciadamente, son muchos los que, como el "señor" Gonzalez Pons, van por la vida disfrazados de corderitos y mordiendo como lobos. 
"Señor" Pons: votar a gente como usted, no es de idiotas, sencillamente no es ético. Le recomiendo que luchen ustedes contra los corruptos en lugar de hacerlo contra los votantes.

domingo, 23 de octubre de 2011

El gato de Vilnius






Este gato callejero es el terror de los ratones de Vilnius. Los gatos son los únicos animales que son capaces de domesticar a sus dueños. Independientes hasta las últimas consecuencias, tan sólo se dejan mimar cuando tienen hambre. Si los observáramos moviéndose por las calles o por los jardines, nos daríamos cuenta que continúan conservando las mismas costumbres de los grandes felinos. Siempre están al acecho, mantienen la misma agilidad y destreza, y se la pasan cazando todo el día.
Musarañas, ratones, salamanquesas, grillos, todo lo que se mueve les sirve como aporte de calorías para impulsar esa velocidad punta que les caracteriza. Quizás por ello, sabiéndose capaces, en todo momento, de poder conseguirlo por sus propios medios, aceptan las subvenciones de croquetas liofilizadas y botes de Friskis, que le aportan sus propietarios, como un niño acepta una golosina.
Deberíamos de haber aprendido más de los gatos. Ahora muchísima gente, de tanto comer subvencionado, ha perdido el hábito de cazar, y ahora están teniendo dificultades para buscarse su propio sustento.
Es lo que tiene la comodidad, por eso los gatos siempre están ágiles y al acecho, no vaya a ser el demonio que, al volver a casa, la abuela, siempre solita en su mecedora junto a la ventana, haya estirado la pata y se vaya al garete la subvención.
Este gato callejero lituano, no sé si tiene siete vidas o no, pero lo que sí es innegable es que tiene once patas y una lengua terrorífica.

jueves, 20 de octubre de 2011

Adiós a ETA



Tengo 43 años y mi vida siempre ha estado pendiente de la actividad de la banda terrorista ETA. Mi memoria guarda imágenes en blanco y negro de la televisión, noticias en la vieja radio de mi abuela que siempre tenía puesta en la cocina cuando yo llegaba del colegio y me preparaba mi vaso de leche con Cola Cao y galletas María, cuando aún las galletas María eran de verdad de la familia Fontaneda. Con el pasar de los años, las imágenes de los atentados las fueron pasando en tecnicolor, la sangre se veía más real, ya no era una mancha oscura sobre el suelo, ya se veía roja.

Siempre la misma rutina de llantos, gritos, crispación, nerviosismo, odio, duelos, entierros, himnos nacionales y políticos y personalidades de la Casa Real dando el pésame a los familiares. Así víctima tras víctima.

Hasta que un día, hace ya mucho años, cuando aún trabajaba en el Bar Josepe, propiedad de mis padres, la bomba retumbó en los cristales del bar, afortunadamente sin llegar a romperlos. Lo que desgraciadamente si rompió en pedazos fue la vida del Policía Nacional Ángel García Rabadán.

Recuerdo aquellos días de febrero del año 92 como unos días grises, difíciles, duros e incomprensibles. El polícia dejó una viuda y tres hijos, por el simple hecho de cumplir con su deber al acercarse al coche bomba. En el lugar de los hechos, hoy día, se recuerda el atentado con una placa en su honor.

ETA atentó muy cerquita del negocio de mi familia. Quién sabe si les serví algún café mientras, friamente, preparan su atentado.

Posteriormente, un amigo mío de origen vasco, sufría, de vez en cuando, requerimientos de la policía y la guardia civil, por el simple hecho de que años atrás, detuvieran a un hermano suyo corriendo por una calle, donde al parecer, se habían efectuado actos de vandalismo dentro de la denominada "kale borroka".

En mi primera visita al Museo Gugenheim de Bilbao, en la puerta me quede boquiabierto al ver como miembros de las llamadas coordinadoras pro-anmistía, recogían firmas y fondos para ayudar económicamente a los presos de ETA y a sus familiares.

Bastante años después, trabajando en Navarra, un compañero y yo llegamos a un bar donde todo estaba presidido por fotos de etarras encarcelados, y se exhibían las direcciones de las prisiones, alentando para que se les escribiera cartas de ánimo y apoyo. Sentí miedo al percibir las miradas de la gente, al notar, en nuestra forma de hablar, el acento característico del enemigo.

Siempre he sido y seré, un gran defensor de la pluralidad de España. Creo que la España de las autonomías fue una solución rápida e inmadura, realizada con cautela y bajo la mirada de la Santa Inquisición de los militares de la época. Era el momento de haberse replanteado el modelo territorial y político, de una manera más profunda, con otros modelos más europeos, como el caso de Alemania o Suiza, y no relegar nuevamente a un segundo nivel identidades tan profundas y valiosas como la del pueblo Vasco, Catalán, Gallego, etc. Volvimos a formular un modelo centralista y tutelar, en lugar de crear una fusión de realidades e identidades al mismo nivel.

ETA ha remitido hoy un comunicado en el que anuncia el cese definitivo de sus hostilidades, o lo que es lo mismo, el cese de su lucha armada. Es una noticia que llevo esperando desde que tengo uso de razón.

Bajo mi punto de vista, en la democracia se deben poder defender todas los opciones políticas, por antagónicas a las nuestras que estas sean, siempre y cuando se respeten los derechos humanos y el marco de las leyes vigentes. Evidentemente las leyes estan para cambiarlas siempre que estos cambios vayan avalados por las mayorías necesarias para llevarlas a cabo.

Otro escenario político y social se abre en el País Vasco.

Enhorabuena a los vascos y a los españoles.

Enhorabuena a la paz.

domingo, 16 de octubre de 2011

Collages Tiesa











Como se me está acusando, por parte de mis escasos lectores, de un exceso de nostalgía en las últimas publicaciones, he decidido hoy tomar mis tijeras y desahogarme con el corta y pega. El collage vuelve a ser, para mí, el bálsamo que alivia mis tensiones. Ejerce de válvula de escape de mi creatividad comprimida, y en la inmediatez y la frescura de esta forma de expresión plástica encuentro la forma de sacar fuera todas mis neuras.

Tiesa, es un periódico Lituano. Lo encontró mi compañero Artur y me lo ofreció con la picardía típica de un andaluz a pesar de que él es polaco. Yo lo guardé en mi maletín y con sus fotografías y, un fondo común, he disfrutado dando vida a estos tres collages, que pretenden ser un recuerdo de estas jornadas de trabajo en Lituania.

Erotismo, doble sentido e inocencia, juzguen ustedes mismos.

Espero que les guste.

sábado, 15 de octubre de 2011

Muñecas rusas





Hasta hoy, nunca me habían regalado una muñeca rusa. Desde niño siempre que las veía me llamaban poderosamente la atención. Me preguntaba: ¿Cuántas muñecas acogerán en su interior?

La que me han regalado llevaba cuatro, más la grandota, cinco. Ignoro si algunas muñecas acogeran más, aunque supongo que sí. Dependerá del precio que cada uno quiera gastarse en el souvenir. La matrioska, sin duda, es uno de los iconos rusos, lo mismo que para España lo es el Toro de Osborne, o las muñecas de plástico vestidas de sevillanas que, en muchas casas de los años setenta, se lucían sobre el televisor Kolster en blanco y negro.

¿Qué narices simbolizarán las matrioskas? Yo creo que lo bueno es que cada uno, como si de un cuadro abstracto se tratara, puede interpretar en ellas, un sinfín de respuestas.

En principio, a mí me recuerdan a la maternidad. A la mágica capacidad que tienen las mujeres de engendrar vida en su interior. Esa es la primera impresión. Otra cosa que me sugieren es la capacidad de superación. Las personas vamos superando etapas y problemas en la vida, como cuando vamos eliminando las capas de una cebolla. Dentro de nosotros hay muchas vidas anteriores que van forjando la persona que somos hoy. También las puedo relacionar con la evolución, desde que somos niños e indefensos, hasta que somos adultos y nos creemos poderosos.

Las muñecas rusas y las botas katiuskas -especiales para pisar los charcos- son los dos recuerdos rusos de mi infancia junto a la historia del mítico astronauta Yuri Gagarin y la malograda perra Laika.

Había, por aquel entonces, quién hablaba de los rusos como lo peor de lo peor, y había, al mismo tiempo, gente que admiraba su sistema político, sus astronautas y sus deportistas. Yo veía en esto una contradicción que, por mi corta edad, no alcanzaba a entender: ¿Los rusos eran los malos o eran buenos?

El otro día en Tallín, la capital de Estonia, ocupada por los rusos hasta hace poco más de veinte años, fuí invitado, por primera vez, a un restaurante ruso. El vodka me cauterizó a su paso, boca, laringe y esófago, haciéndome sentir como un tragafuegos de los semáforos de México D.F. La comida, ni fu ni fa, pero sin duda, lo que más disfruté fueron sus bailes típicos y su música.

Nuestras vidas tienen mucho que ver, aunque no lo creamos, con estas muñecas rusas. Nunca sabemos que más podemos de sacar de nuestro interior, por el simple hecho de no intentarlo. Buscamos siempre fuera en lugar de urgar dentro de nosotros para sacar todo lo bueno que llevamos dentro. Abusamos de nuestra capa superficial y pasamos la vida sin descubrirnos. Nadamos en la superficie de nuestro mar interior sin atravernos, en la mayoría de los casos, a bucear en él.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Soul Box





























Tras este nombre tan poético: "La caja del alma" se esconde el lugar de copas de moda de Vilnius, la capital de Lituania. El país del baloncesto.

Las chiquillas acuden a este local en busca de su alma gemela, de su media naranja, o como se le quiera llamar. La cosa es que los príncipes azules escasean, y las pobres, desesperadas, se arriman al primero que les lanza una sonrisa, más aún si este tiene acento extranjero.

Vilnius es una ciudad muy recomendable para el turismo. Su casco histórico y su barrio de viejas casas de madera protegido por la Unesco, donde se asentaba, antaño, la colonia polaca, convive entre nuevas moles arquitectónicas con los diseños más vanguardistas que podamos imaginar.

La comida es todo un lujo pese a lo económico de su precio. Sería recomendable, si vienen a pasear por el viejo barrio de casas de madera, que comieran en el restaurante Zveryno Smuklé, no se arrepentirán. Tienen carta en inglés, pero las fotos de los platos les ayudará mucho a elegir. Lo peor es que te lo quieres comer todo.

Mientras degustaba una riquísima sopa, he vuelto a recordar el nombre del local de copas: "La caja del Alma". No sé si el alma se podrá meter en una caja. No sé si el alma existe, tan siquiera. En mi colegio de curas, curatos, padre de mi Juan y de mi Paco, nos decían que al morir, nuestra alma se iba al cielo, si habíamos sido buenos, y al infierno, si habíamos sido malos. Entre cucharada y cucharada, mientras la camarera de orígen ruso, no me quita el ojo de encima, me he preguntado cuántos banqueros arderán en el infierno y si habrá suficiente combustible para meterlos junto a los impulsores del odioso neoliberalismo salvaje, que tanto vilipendiaba al papel regulador de los estados, y ahora, caprichos de la fortuna, son los estados y por extensión sus ciudadanos los que tienen que pagar el pato y la guarnición.

La economía actual es la mierda más grande que el hombre ha inventado nunca desde que se pintaron los bisontes en Altamira.

Aunque parezca lo contrario, he viajado a Vilnius a trabajar. Creo que en esta ocasión, voy a tener más suerte y conseguiré mi objetivo.

Llueve de nuevo. El rio Neris no esta completamente congelado como la vez anterior que lo contemplé. Ni tampoco, por suerte, hace los veinte bajo cero que hacía aquel día.

Eso de meter el alma en un caja, me suena como a meter lo cojones en el cajón de la mesilla de noche. Pura palabrería. Lo que es incontestable es la belleza de esas chicas. Solteros del mundo, agarrad un avión y venirse para acá, ya estaís perdiendo el tiempo.

sábado, 8 de octubre de 2011

Jose, Tallín te espera



Hoy desde la butaca de mi cuarto del Reval Park Hotel&Casino de Tallín y mientras miraba por la ventana una apasionante atardecer, me he dado cuenta de que, en realidad, de ser algo, cosa que me pregunto a cada rato, soy un emigrante a tiempo parcial.

No es que diga esto para que alguien me compadezca, posiblemente, mi trabajo sea envidiado por cientos de miles de personas, o quizás por millones, pero, como he reconocido en otras ocasiones, las ventanas de los hoteles que frecuento, allende los mares, ejercen sobre mí un influjo hipnótico que me hace reflexionar a la par, tanto hacia afuera como hacia dentro.

Las ventanas, por consiguiente, me obligan a una introspección profunda de mi existencia, como quien busca en un espejo sus defectos, sus arrugas, sus manchas, sus verrugas, sus lunares o su prominente e inexorable calva.

Estoy convencido de ser un emigrante parcial que no sabe realmente su destino. Tan sólo domino el corto plazo. Sé que hoy estoy en Tallín, que mañana por la tarde saldré en autobús en dirección a Riga, y que luego iré a Vilnius y Kaunas. Para regresar, tomaré una avión en Vilnius con destino a Copenhague y luego, tras una reunión en Madrid, al día siguiente regresaré a Murcia por carretera.

La semana siguiente, vuelta a empezar. Volaré a Baden Baden, de ahí a Estrasburgo. Tras varias reuniones y comidas de trabajo, vuelta a empezar.

La maleta se ha convertido en la prolongación natural de mi brazo, de tal manera que, cuando esta no pende de mi mano, mi anatomía se siente cercenada. El estrés se ha convertido en mi hábitat natural lo que me ha llevado a la conclusión de que lo único que consigue relajarme es tomarme, al contrario de lo que suele ser habitual, muchos cafés a lo largo del día.

Aprovecho las aburridas horas de vuelo tanto para escribir como para leer. Ahora, estoy leyendo: Y de repente un ángel, del peruano Jaime Bayly, y en la recámara tengo preparado: El mapa y el territorio, del galardonado escritor francés Michel Houellebecq.

Sin la lectura y sin el café, sin duda, tendría que renunciar a mi condición de emigrante parcial y dedicarme a alguna actividad más sedentaria.

En este recorrido sin fin, atropello sin descanso al calendario. Paso de una estación a otra casi sin ser consciente de ello, si no fuera porque la ropa me marca la pauta. Me gusta más la primavera y el verano porque la maleta pesa menos.

Ahora que el otoño ha llegado a Tallín amarilleando sus árboles caducos y alfombrado el suelo de sus calles, con sus hojas, con una policromía de amarillos y pardos maravillosos, recuerdo a todas y cada una de las personas que me han acompañado en mis viajes por medio mundo, y entre todas ellas, a una muy especial, mi compañera Jose Belmonte, que lucha contra un odioso cáncer desde hace varios meses. Ella también se asomó por estas ventanas. También ejerció, a mi lado, de emigrante parcial, y también hoy, tal como yo, desconoce cual es el destino final de su viaje.

Un viaje inédito y maravilloso de color amarillo, que comienza cada otoño y que nos depara un final escrito en una tinta ilegible y misteriosa, en la que las fechas y los destinos se confunden, dejándonos en la más absoluta inquietud.

La vida es como un tren que parte a una estación desconocida. Mientras vamos subidos en él, solamente controlamos el continuo pasar de otoños amarillentos, con la sencilla esperanza de ir sumando y sumando estaciones.

Ya llegó un otoño amarillo más a Tallín, y yo estuve aquí para contarlo.

Muchos ánimos Jose, este es tan sólo un otoño más y Tallín ha decidido esperarte.

martes, 4 de octubre de 2011

Meeting



Como los españoles somos muy dados a adaptar las palabras foráneas a la remanguillé, con la palabra meeting no íbamos a hacer una excepción.
Esta palabra, en inglés de la Gran Bretaña, significa reunión y en español su significado se ha limitado, casi exclusivamente, para describir las reuniones de carácter político en las que un líder (otra palabra inglesa) nos arenga con un programa electoral que luego se pasa por el Arco del Triunfo.
En España, ya estamos en pre-campaña. Después de la dimisión de Zapatero -que se dedicará nuevamente a sus zapatos- los líderes y sus asesores andan, a marchas forzadas, preparando sus discursos y sus estrategias para convencernos de que son ellos, y no los otros, los que merecen la confianza de nuestro sufragio.
El pasado domingo, en este canal de las Salinas de San Pedro del Pinatar, una candidata cualquiera, junto a dos de sus asesores, con el culo a remojo, ensayaban con dedicación y alevosía, los matices, las entonaciones, y los gestos más adecuados para conseguir una mejor aceptación, hasta inclusive, de aquellos votantes que no saben ni escribir la o con un canuto.
A la hora de votar lo mismo suma un voto de un médico que de un albañil, de tal forma que, como hay más albañiles y barrenderos que médicos, los discursos se escriben en clave de Barrio Sésamo, con terminología de fácil consumo, esto es: buenos y malos, paro o trabajo, tontos y listos, cerca o lejos, y así.
Así van las cosas por aquí. De cualquier manera, queridos lectores, durante la campaña les seguiré informando. No quiero que se pierdan nada de este circo.

lunes, 3 de octubre de 2011

La salamanquesa Teresa




Este reptil de nocturnas costumbres vive en mi casa. Goza de ser el único animal doméstico que he adoptado por ser un infalible insecticida natural. Le he puesto de nombre Teresa, sin saber realmente su sexo, debido a que, cuando la miro, me guiña los ojos con coquetería.
Lo alucinante de las salamanquesas (Tarentola mauritanica) es su capacidad para andar por el techo sin romperse la crisma, y su sigilosa marcha para acercarse a los insectos sin que estos se den cuenta del peligro hasta que se los ha tragado.
Teresa tiene predilección por el forjado de hierro que me puso el arquitecto a la entrada de mi casa, de tal manera que, Teresa y yo somos los únicos seres del planeta que nos gusta ese atrevimiento oxidado tan inusual.
Para la fotografía se ha mostrado tímida y recatada como una colegiala, todo lo contrario que cuando se pone a cazar, donde se muestra feroz y temible como una leona.
Todas las tardes al regresar del trabajo, cual fiel can, me espera en la puerta para darme su silenciosa bienvenida, y como si del mejor amigo del hombre se tratara, cuando le digo:
-¡Hola Teresa!
Ella, mueve la cola de lado a lado que es un primor.
Yo disfruto tanto de verla como de pensar en la de sacos de croquetas liofilizadas que me ahorro.
Para que luego digan que los reptiles son tontos.

sábado, 1 de octubre de 2011

Cuando yo quería ser como Messi



Cuando yo quería ser como Leo Messi, Messi no existía. Pero yo sí. Era también pequeñajo. Yo un poco más rubio y con un corte de pelo a lo cazo.
Por aquel entonces paseaba libros por el ilustre colegio de los Hermanos Maristas, sin la camiseta de los Hermanos Maristas, porque a mi padre no le salía de los cojones comprármela.
Ese día fuimos a la Santa de Totana. Los curas nos llevaban allí para meternos miedo con los Santos, las reliquias de cera y el dominio constante de los contraluces. Pero, sin lugar a dudas, lo mejor de toda la excursión era enfrentarse, futbolisticamente hablando, a 5ºB.
Íbamos todos de esa guisa. Cada uno iba vestido como a su madre se le había ocurrido, pese a que toda la escudra éramos hijos de familias de bien. En mi caso concreto y pese a la cabezonería de mi padre por negarse a pagar por una camiseta diez veces su precio, me sentía muy orgulloso de calzar unos deportivos Paredes, aunque el modelo no era el que más se llevaba, y una camiseta roja, que alguien me regaló por reyes, de Real Murcia Club de Fútbol. Las calcetas no eran de deporte, pero al fin y al cabo, eran calcetas.
Aquel partido me terminó de convencer sobre mi necesidad de desarrollarme como persona a través del fútbol. Mis compañeros me respetaban por machacar la portería de 5ºB con mi destreza, cosa que no había conseguido antes como ahora conseguía con mis pies.
Lo que ocurrio más adelante, me supuso un descubrimiento que nunca he desvelado hasta hoy, casi treinta y cinco años después, y haber dedicado muchos años de mi vida a intentar ser Messi, sin que Messi lo haya sabido nunca. Sería largo de enumerar la retahíla de equipos y entrenadores por los que he pululado y he convivido, pero a todos ellos quiero aprevechar la ocasión, para agradecerles todo lo que hicieron por mi.
El misterio que hoy he sentido la necesidad de desvelar, después de contemplar esa foto tan histórica, es que, durante los partidos, nunca fui capaz de sujetar mi mente. Cuando corría por la banda con el balón, driblando a varios contrarios, en multitud de ocasiones mi mente me traicionaba buscando tortugas por alguna sierra, o subida lo más alto de una noria, o pensando en mi anhelada Elena, la niña de mi barrio que tenía los senos más maravillosos de mi mundo y las gafas más feas del planeta.
En la foto, yo era el amo del balón. Un dueño bisoño y blandengue como el propio Messi. Al fin y al cabo, pese a mis limitaciones y mis lapsus de abtracción, todos me querían en su equipo, más que nada, por si ese día, mi mente caprichosa, era capaz de mantenerse centrada en los pormenores del partido y mis pies pudieran obsequiarlos con algún maravilloso gol.
Nunca fui un gran futbolista, pero siempre fui un gran compañero.
Un abrazo a todos los de la foto, allí donde estéis. Recordar siempre que aquel día le ganamos a 5ºB y eso nunca se nos debe olvidar.
La alineación fue la siguiente:
1-Manzano 2-Palacios 3-Yopez 4-Riquelme 5-Jesús 6-Ros San Martín 7-Olmos 8-Belmonte 9-Pelegrin 10-Rincón 11- Jiménez.
¡Ahí es nada! ¡Aupa 5ºA!