martes, 31 de octubre de 2023

Noviembre llama

Disculpen un momento, pero en este preciso y precioso momento en el que sentaba mis reales posaderas para escribirles han llamado a la puerta. Era noviembre, ha llegado fatigado, casi a la carrera, para llegar un poco antes y descansar hasta mañana que entra en juego. Noviembre siempre llega fatigado y cansado de esperar. Le he dicho que se ponga cómodo y que nos traíga la paz que octubre no ha sabido gestionar. Me ha dicho que esa es su intención, pero que no sabe por dónde empezar. Le he dicho que, para no perder las buenas costumbres, comience por el día uno y así sucesivamente. Por lo que veo, parece que no viene con ganas de muchas bromas, pero conmigo siempre hay que estar preparado para mis golpes de humor. Al mal tiempo buena cara, amigo noviembre. Échale ganas y traenos un día mejor que otro, que ya estamos hasta el gorro de guerras y de calamidades. ¡Vamos noviembre, que tú puedes!

jueves, 26 de octubre de 2023

Muerte en las salinas

Cómo pasan los años... Es impresionante. Calculo que esto sucedió hace treinta y dos o treinta y tres años. Unos cuantos aventureros e ilusionados miembros de Acción Verde colaborábamos, por turnos durante los veranos, en la acogida y atención al visitante en el Parque Regional de los Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar. Nosotros, tal vez unilateralmente porque no quedaba demasiado claro en nuestro convenio, también nos otorgabamos funciones de apoyo a la guardería forestal. Por aquel entonces la guardería forestal de las zonas costeras de la Región de Murcia era casi testimonial. En una de nuestras rondas de observación y vigilancia comenzamos a observar un gran número de aves muertas, y otras agonizantes, en las orillas de las charcas, entre las que se encontraban garcetas, cigüeñuelas, avocetas, chorlitejos, etc. Rapídamente dimos la voz de alarma a nuestros compañeros del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle. ¡Algo gordo estaba pasando! Todo apuntaba al botulismo. Necesitabamos recoger todos las aves muertas para evitar la propagación, pero los operarios de las salinas nos impedían el paso. -Esto es una propiedad privada y ustedes no pueden pasar -nos decían. Entonces fue cuando enfurecí. Agarré nuestro viejo Renault 4 y me encaminé hasta el edificio principal de Salinera Española. En la recepción pregunté por el director. -¿Quién es usted? -me preguntaron con desconfianza. -Soy el respondable del grupo de apoyo a la guardería forestal de la Comunidad Autónoma de Murcia -me inventé ese cargo sobre la marcha pero sonó muy contundente. Con cierta desgana me acompañaron a la planta superior. El despacho del director era como el de un ministro, o tal vez más grande, más luminoso, y con mejores vistas. -¿Qué quiere usted? ¿Por qué tanto alboroto? -me dijo con cara de pocos amigos. Y ahí fue cuando me vine arriba. Él, todo un señor maduro y director de una gran empresa, jugando en casa, y yo un joven romántico defensor de la naturaleza, frente a frente, y jugando en campo ajeno. -Pues quiero informarle que las salinas que usted dirige están sufriendo un importante brote de botulismo; cientos de aves protegidas están muriendo, la prensa está deseando saber lo que está pasando, y sus operarios no nos dejan trabajar para erricar el problema antes de que pase a mayores -le dije como si yo fuera un experto en epizotías, o un biológo con mando en plaza, en lugar del camarero metido a ecologista que en realidad era... -Hagan ustedes su trabajo, pero no alarmen a la población -me exigió. -Lo haremos lo mejor posible -le dije. Durante varios días estuvimos recogiendo aves afectadas para ser tratadas, y retirando cadáveres para evitar la propagación. Contuvimos el brote. Tantos años después y aún lo recuerdo con orgullo.

viernes, 20 de octubre de 2023

Discurso de Homenaje

Todo cambia. Estamos aquí cambiando. De blanco a negro. De risa a llanto. De ser a no ser. Unos luchan para intentar que nada cambie y otros luchan para que cambie todo. Jose Domingo era de los inconformistas. Él quería que las cosas cambiaran. Él quería que lo que no podía ser pudiera ser, por mucho que costara. Yo lo conocí en mi bar. Me acababan de hacer una entrevista en la radio, en la que hablaba sobre nuestras campañas de repoblación forestal, y él, con su cochazo, que casi mete dentro del bar, y su ropa de ejecutivo, entró y me dijo que quería unirse a nosotros: ¡Yo quiero apuntarme para plantar árboles con vosotros! y vaya que sí plantó árboles. Y con su empeño, y con el apoyo de Tahe, montó un vivero. Un vivero que produjo miles y miles de árboles, muchos de los cuales verdean hoy por nuestros montes. Y ahí fue cuando me fichó para esto de los champús. Durante varios largos años me insitió para que dejara los carajillos y las marineras y me fuera con él. Y ese amigo que nunca se cansaba de plantar árboles se convirtió en mi jefe. Él se empeñó en cambiar mi vida y vaya que si lo consiguió. Jose Domingo era un cabezota incansable. Un luchador. Un idealista. Un soñador. Una persona diferente al resto de los mortales. Era una de esas personas que por distintas, llaman la atención, por tener siempre una visión propia de las cosas. Él cambió mi vida, me cambió de oficio, y, sin pretenderlo, hasta me regaló una familia. Una familia que va más allá de la familia Magaña, una familia que ha crecido tanto que ha traspasado más de sesenta fronteras, una familia hermosa formada por todos nosotros. Estamos aquí para homenajear a Jose Domingo Magaña Pardo, uno de los pilares de toda nuestra historia. ¡Ya has vuelto a la tierra por la que tanto has luchado! Descansa en paz.

lunes, 16 de octubre de 2023

Semana Negra

Acabo de dejar atrás a una semana eterna. De antemano sabía lo que me esperaba, o, al menos, creía saberlo. Hay semanas largas que se hacen pasar por meses. Semanas que desafían a la métrica temporal envidiosas de los meses, y de los años, o de la vida entera. Semanas presuntuosas y egocéntricas. Semanas que osan revolverse contra lo previsible y lo estipulado. Semanas negras, como la pasada. La planificación de mi agenda era la siguiente... Lunes: trabajo con el grupo de Polonia hasta las ocho de la tarde y después firma de libros en la caseta de la editorial Tirano Banderas. Martes: trabajo con el grupo de Polonia. Miércoles: caminata de motivación con el grupo de Polonia en las Calas de Bolnuevo, comida en Mazarrón, y, por la tarde, firma de libros en la caseta de El Corte Inglés. Jueves (Día del Pilar): visita a Cartagena con el grupo de Polonia con comida en los Techos Bajos. Viernes: asistir a la reunión de desarrollo. Sábado: Oficiar, en Jumilla, la boda de mi sobrina. Domingo: simulacro de descanso. Todo iba transcurriendo según lo previsto hasta el sábado. Para oficiar la boda de mi sobrina me puse bien guapo. Mi idea era no acaparar protagonismo y ejercer como mero conductor de la ceremonia. Los novios, y los familiares y amigos que iban a participar con sus intervenciones, debían de ser los verdaderos protagonistas; pero no contabamos con la lluvia, y la lluvia se presentó. Para que la lluvia no nos aguara la fiesta tuvimos que improvisar sobre la marcha para que todo saliera lo mejor posible. Pese a todo, la boda salió a pedir de boca y mi sobrina Alba, y ahora también mi sobrino José Gregorio, se lucieron radiantes y felices. En la celebración, y en el posterior convite, una chica joven y guapa lucía un pañuelo cubriendo su cabeza. Por desgracia, nos estamos acostumbrando demasiado a ese tipo de pañuelos que rapídamente identificamos como alguién que lucha contra la epidemía del siglo XXI: el maldito cáncer. Pregunté por la chica, que bailaba y se divertía como el que más, y me dijeron que los médicos ya le habían comunicado que su enfermedad no respondía a los tratamientos y que, en cuestión de unos meses, su luz se apagaría para siempre. Me quedé petrificado. Me parecía increíble la actitud que mostraba ante lo cruel de su destino. Ella bailaba, se reía, y se hacía fotos, como si por delante tuviera la vida entera. De nuevo el tiempo entraba en controversia. ¿Cómo condensar una vida entera en tres meses de agonía? ¿Cómo bailar y reír mirando a los ojos de la fría y oscura cara de la muerte? El domingo, como en una pantalla de las que nos absorben la vida, viró todo a negro. Un mensaje, en el móvil, anunciando la muerte de mi cuñado y amigo Jose Domingo me hizó, entre lágrimas mudas, recordar y ensalzar la figura de alguién que quiso cambiar mi vida. -Te tienes que venir a trabajar a mi empresa- me decía hasta el hartazgo. Por aquel tiempo, él y yo, junto a un grupo de ilusionados jóvenes, luchábamos por un mundo mejor, más sano, y con muchos más árboles en este desierto llamado Murcia. Al final -José Domingo era testarudo como él solo- lo consiguió. Cambié el bar Josepe, por una empresa que fabrica cosméticos. De poner carajillos a vender champú. Luego el tiempo, el destino, o la llamada de la selva, quisieron que acabaramos siendo familia. El domingo, o sea ayer, cerré una semana que, por si sola, bien podría haber durado un mes, un año, o una vida entera. ¿Por qué nos empeñaremos en medir el tiempo mediante sofisticados relojes atómicos en lugar de medir nuestra vida con simples abrazos? Hoy, discúlpenme, escribo derrotado. No puedo sentirme de otra modo. José Domingo sentía pasión, casi diría obsesión, por plantar árboles. Yo seguiré plantando árboles por tí, amigo. Descansa en paz.

viernes, 13 de octubre de 2023

Salto a la fama

Ahora que soy más famoso que Murakami tengo que cuidar muy mucho mis publicaciones. No puedo escribir sin ton ni son, a lo loco, y soltando leña a diestro y siniestro. Mi escritura ha de ser más pulcra, más culta, más excelsa, y, si pudiera ser, sin faltas de ortografía. Debo demostrar mis cualidades literarias, mis sobrados recursos estilísticos, y mi agudeza mental, y maquillar, a doble capa, mis limitaciones. Nadie debe de saber que soy un camarero de oficio devenido a vendedor de champú. A nadie importa que fuera o fuese un futbolista tuercebotas, un ecologista venido a menos, un artísta plástico que aborrece el plástico y que se inició en la plastilina. Ahora, por fin, soy un escritor de culto oculto entre una multitud de escritores que firman libros compulsivamente a mi alrededor. En la Feria del Libro de Murcia, firmo, orgulloso, para reafirmarme. ¡Estoy que me vendo encima!

martes, 3 de octubre de 2023

Octubreando

Recta final. El otoño aún no amarillea. El calor aprieta en Bolnuevo. La depresión posvacacional queda aparcada hasta el próximo septiembre. Del calendario cuelgan tres hojas. Apenas noventa días para dar la vuelta al mundo, o a nuestro mundo. Aún queda tiempo para todo, o para nada. Para hacer lo que aún no hemos hecho, o para romper en mil pedazos la hoja en la que escribimos los deseos de un año que se asoma al precipicio. Camina octubre, a paso firme, cuestionando nuestras fortalezas y nuestra paciencia. Octubre nos pone a prueba, nos examina, nos intimida, nos increpa, nos censura, o nos impulsa silenciosamente hasta la meta. Octubre sabe esconderse como ningún otro mes para manejar los hilos invisibles del tiempo. Nadie repara en la importancia de octubre; de ahí su habilidad para imponer su dictadura sin que nos demos cuenta.