martes, 31 de enero de 2012

Comer por los ojos


No se si a ustedes, pero a mí siempre me han dicho que como más por los ojos que por la boca. Tengo que reconocerlo, soy muy visual: Culico veo, culico que deseo. En la cocina me pasa igual. Me gusta cocinar bien, con buenos ingredientes, combinando adecuadamente los sabores, sin estridencias. Sobre todo, me apasiona la colocación de los ingredientes en los platos. La forma de presentar las viandas provoca en el comensal un aumento de sus expectativas, dice para sus adentros:¡Vamos bien! Si por el contrario, aunque sobre la mesa pusiéramos verdaderos manjares que nos hubiesen costado una lana, si estos no estuvieran adecuadamente presentados perderían el rango de delicatessen, y con ello parte de su auténtico valor.
Como decía, la colocación es importante, pero no lo es menos la combinación de los colores y las formas. Debemos de pensar que la presentación de los platos es una exposición artística, donde se conjugan formas y policromías y debemos buscar, en todo momento, la aceptación plástica y por tanto visual del plato.
Un caso significativo de ello lo encontramos en Ferrán Adriá, el número uno de la cocina mundial, que fue invitado a la Feria de Arte Contemporáneo "Documenta" en la ciudad alemana de Kassel, para presentar sus platos, debido a la gran fuerza visual y artística de sus creaciones gastronómicas.
Por último, sólo apuntaré que el esfuerzo es mínimo y la cocina, bien presentada se magnifica.
Todo es cuestión de práctica.
En la foto os presento una ensalada fresca, con tomate raf, zanahoria, lechuga, pepino, alcachofas, cebolla tierna, atún en escabeche, salsa de yogur y rematada con unas motitas de huevas rojas de lumpo o salmón.
Espero que os ayude para vuestra próxima fiesta.

sábado, 28 de enero de 2012

Ropa interior color visón


Si hay algo que atente contra la libido conyugal, más que cualquier otra cosa, eso es, sin duda, la ropa interior de color visón, también conocida como color "carne". Debió nacer para disimular, para que no se notara y se ha convertido, por desgracia, en una especie de castración para toda una generación de maridos.
En España, varios estudios han llegado a la conclusión de que la baja tasa demográfica, que venimos sufriendo en las últimas décadas en España, tiene mucho que ver por el auge de este tipo de prendas de mal gusto.
A los hombres nos gusta el erotismo y la picardía. Un sostén con sus puntillas, en color negro semitransparente, nos eleva hasta la enésima potencia nuestra masculinidad, mientras que unas bragas color carne nos provocan un sueño terrible y una tremenda apatía carnal.
Unas medias negras con sus ligueros nos trasladan, en un santiamén, a la antesala del paraíso, mientras una medias trasparentes o, peor aún, color carne, tipo pantys, nos dejan tan congelados como un fiordo.
Fruto de esa frustración se ha constituido, en Murcia, hace pocos días, la Asociación Internacional de Maridos Afectados por la Ropa de Color Visón, AIMARCOVI, en cuyo congreso fundacional, en un acto incontrolable y fuera del orden del día, varios maridos, sin poder contenerse, realizaron una hoguera con diferentes prendas sustraídas de los fondos de armario de sus respectivas esposas.
En esa reunión, se decidió por unanimidad, utilizar este humilde blog para ir canalizando todas las adhesiones internacionales, e ir recogiendo todo tipo de sugerencias sobre acciones reivindicativas a llevar a cabo en defensa de los intereses de los maridos afectados por esta tremenda e imparable lacra.
En estos días se esta debatiendo, duramente, la idoneidad de aceptar la propuesta de un asociado de La Copa de Bullas que planteó, a los asociados, ir a arrojar tinta roja sobre todas las maniquíes que luzcan modelitos de color carne en las tiendas de lencería de todo el país.
Otra iniciativa de protesta, muy interesante, ha sido presentada por un marido asociado de Torre Pacheco, el cual, propone hacer una huelga colectiva en la que todos los asociados lucirán braslis color leopardo hasta que las esposas cambien su atuendo, insulso y monacal, por otros que activen y provoquen el aumento de la actividad sexual en la pareja.
Seguiremos informando de las actividades de esta necesaria agrupación.
Si eres uno de los millones de afectados por este problema: ¡ Únete a nosotros! Entre todos haremos que esto cambie.

miércoles, 25 de enero de 2012

Inocente, inocente


Siempre se ha dicho que la realidad supera a la ficción, y que verdad es.
Hoy se ha dictado sentencia, por parte de un jurado popular, y han declarado no culpable al ex-presidente de la Comunidad Valenciana el Sr.D.Francisco Camps. Esto me ha recordado -perdonen ustedes- al programa que todos los 28 de diciembre nos tragamos  en televisión, en España, con motivo del día de los Santos Inocentes.
He de explicar, también, que ese día es típico gastar bromas pesadas a la gente, y ese "simpático" hecho recibe el nombre de "inocentada" -explico esto para mis lectores de américa latina-. Cuando el elegido se enoja todos le dicen:¡Los inocentes pagan! y todo el mundo se cachondea sin escrúpulos de la víctima o persona objeto de la broma. Recuerdo que, en el colegio, lo más moderado que  le hacíamos a algún compañero era colgarle un muñequito de papel -como el de la foto- en la espalda y todos nos partíamos el culo de la risa, hasta que el pobrecito se daba cuenta del asunto y se lo quitaba.
Hoy, a pesar de no ser 28 de diciembre, la declaración de inocencia de este personaje y sus secuaces nos ha dejado a muchos millones de españoles sintiéndonos víctimas de una mala broma. Sentimos algo así como si nos gritaran:¡Los inocentes pagan!. En este caso, nunca mejor dicho. Los inocentes lo pagamos todo y los "espabilaos" no pagan nada.
Todos estamos pagando, y bien pagado, los fastos de esta gentuza. Siento vergüenza de mi país. Me gustaría pedir asilo político en algún lugar, pero pensándolo bien, a lo mejor de Poncios me metería en Pilatos.
Esa misma justicia, con el mismo tufillo retro, tiene en el banquillo de los acusados al Juez Baltasar Garzón, que ha sido uno de los jueces a los que más le debe la democracia en este país.
Los "pájaros" le disparan a las escopetas. El mundo al revés. La justicia en España necesita algo más que unificar los sistemas informáticos y modernizar su gestión. La justicia en España necesita ser independiente y no tener vínculos  con ningún partido político, ni con ninguna religión, ni ser susceptible de aceptar cualquier otro tamiz ideológico que no sea la interpretación rigurosa y neutral de nuestras propias leyes.
Hoy, como ciudadano me siento engañado, mientras otros, mejor vestidos que yo, y con menos hipoteca, se frotarán las manos y lo celebraran con champán francés -odian el cava- y caviar ruso -ahora no odian tanto a los rusos como hace unas décadas-.
Así va España. Lo peor de todo es que nos toman por inocentes.
¿Es para indignarse o no es para indignarse?

sábado, 21 de enero de 2012

Los collages de la locura



El collage siempre ha sido, para mí, una forma de dejar aflorar mis neuras. Son tan torpes y tan atrevidos como el resto de lo que hago en mi vida cotidiana, quizás por eso me he sentido, durante décadas, tan encariñado con ellos. 
Siendo sincero les diré que no los domino. Tan sólo los expulso de mis entrañas como un fastidioso y extraño detritus. Cuando revolotean por mi cabeza y deciden salir, me bloquean el resto de mis funciones locomotrices. A modo de calambres fluyen por mis brazos, llegan a mis manos y estas se ven obligadas a agarrar unas tijeras y comenzar a cortar, neuróticamente, formas imposibles acompañadas de palabras o frases inconexas. En ocasiones he pensado en ir a un programa de televisión y que me exhiban públicamente como antes se hacía, en los circos, con la mujer barbuda o el hombre más pequeño del mundo. Otras veces me he obsesionado con la posibilidad que estos collages trasmitan, sin yo ser consciente de ello, mensajes del más allá, como una güija o una psicofonía.
Realmente no sé para qué nacen ni por qué fluyen biológicamente desde mi interior. Pero están aquí. Inundan mi casa, colmatando cajones y llenando cuadernos. Como células que se reproducen sin control. Como un carcinoma artístico que contaminara y condicionara mi realidad.
Agobiado por si, realmente, representarán señales de un inframundo paralelo, fui a consultar a una prestigiosa médium. Quedé con ella en una cafería y me presenté, hecho un flan, con una carpeta repleta de collages bajo el brazo.
La mujer, que no era la alegría de la huerta, me saludo sin demasiadas alharacas y me dijo:
-No tengo mucho tiempo. Me espera una viuda que lleva tres semanas viniendo a verme, todos los martes, para intentar conectar con su marido y que este le diga donde tenía escondido todo el dinero negro que llevaban guardando desde hacía más de treinta años -dijo la médium como para darse importancia.
-¿Cuanto se llevaría usted si encuentran el tesoro? -le pregunté con cierta sorna.
-No soy tan estúpida me dijo ella, muy seria. Si realmente el espíritu del marido me dijera donde se encuentra la pasta, me la trincaría yo y la viuda no se daría ni cuenta. Pero dejémonos de conversación y saque esos papeles que tanto le inquietan -me reclamó la pitonisa.
En aquel momento, después de la respuesta tan inquietante que me acababa de ofrecer al respecto de lo que haría con la pasta de aquel muerto, no sabía si tenía demasiado sentido que aquella mujer interpretara, con sus cuestionables poderes, los posibles mensajes del más allá que encierran mis collages. 
Cuando los agarró con sus manos y clavó en ellos sus ojos su rictus inició una transformación sin control. Su cabeza giró y giró dando varias vueltas sobre su propio eje y comenzó a gritar al mismo tiempo que babeaba una especie de moco verdoso y pestilente.
Yo me quedé petrificado y sin pulso ante aquel increíble suceso paranormal.
Sin embargo, a los pocos minutos ella recobró la normalidad. Mirando a mi alrededor, me dí cuenta de que nadie se había percatado de lo acontecido, por lo que puse en duda que, en realidad, ese fenómeno se hubiera producido y yo hubiese sufrido una simple alucinación.
-Señor Fernández: ¿Usted fuma porros o consume algún otro tipo de psicotrópicos? -me preguntó descaradamente.
-No, no fumo ni tabaco, señora. No me he drogado en mi vida -le dije tan ofendido.
-Lo suponía -dijo la vidente con rotundidad.
-¿Suponía qué? -le dije más encabronado aún.
-Que usted no necesitaba una médium. Lo que usted necesita, con urgencia, es un psicólogo.
-¿Eso es todo lo que tiene que decirme, señora? -le cuestioné de mala manera.
-No, también tengo que decirle que la consulta son cincuenta euros, así que si no le importa, me los paga usted y aquí paz y después gloria.
-Como soy algo gilipollas, y no me gusta discutir, se los pagué, agarré mi carpeta y me fui.
Estos días me estoy preguntando: si quizás, no sea este el momento de dejar las tijeras y el pegamento. ¿Por cierto, no hay gente que se droga con el pegamento?
¡Hostias, va a ser el pegamento!


viernes, 20 de enero de 2012

Eres un gran hijo de puta, Herbert







Los Reyes Magos de Oriente, o lo que es lo mismo mi hija Yolanda, este año, me han traído como presente un buen libro.
No tenía mucha sorpresa el regalo, pues en la carta de reyes que le entregué a ella misma, en mano, era mi única petición. Así que sentía mas orgullo que intriga en el momento de abrir aquel envoltorio carmesí.
El auténtico regalo, sin duda, lo encontré dentro del propio libro. Canción de Tumba del mexicano Julian Herbert representa, sin duda, un alegato a la sinceridad, algo así como una regurgitación necesaria que tenía que sacar afuera, el autor, para demostrar el amor hacia su madre moribunda.
Nuestras madres son nuestras madres, mal que nos pese. Putas -como en este caso- camareras, doctoras o barrenderas, son las que nos parieron, y ese vínculo perdura, agonizante o plenamente vivo, y llega a su cenit cuando estas mueren y se marchan, dejándonos solos y huérfanos como preludio de nuestro propio destino.
La literatura mexicana me fascina por su crudeza y su desgarradora forma de narrar el devenir del día a día. Los buenos autores mexicanos son un filón de sentimientos en los que se refleja lo más maravilloso y más repugnante del ser humano. En esa jungla de mariachis y balaseras, de borrachos y putas y de tacos con mucho chile, la vida fluye en tecnicolor, con una poderosa y característica banda sonora y una amalgama de olores penetrantes. 
México es una enorme jungla donde la vida y la muerte son un binomio, inseparable e irreductible, que baila un sempiterno vals de enamorados. Este libro es una fidedigna fotografía de ese maravilloso país.
Quizás yo no sea un gran crítico literario pero bajo mi modesta opinión,Sr. Herbert:¡Tú sí que vales! 
Os lo recomiendo.

domingo, 15 de enero de 2012

El milagroso remedio de la exportación


En esto de la exportación, como en la gran parte de las cosas que hago, soy un autodidacta incorregible. En realidad, para ser honesto, mi experiencia exportadora se limitaba a los mercados mexicano, francés y portugués, y el volumen de las exportaciones, por aquellas fechas, tampoco eran como para tirar cohetes. En septiembre del annus horribilis (entiéndase 2008), cuando las ventas en el mercado interior sufrieron una cornada de pronóstico reservado, vimos la necesidad imperiosa de lanzarnos a la aventura de exportar como el que se quita avispas del culo.
En nuestro caso, es de justicia reconocer que, las estructuras oficiales para el apoyo a la exportación, como la Cámara de Comercio de Murcia, el Instituto de Fomento de la Región de Murcia y el ICEX, nos facilitaron mucho la tarea mediante la organización de innumerables y, casi siempre, bien organizadas "misiones comerciales", con el apoyo de sus promotores de negocios,  entre ellos mi amigo Artur Szustka (Polonia, Ucrania, Estonia, Letonia y Lituania) que es uno de los mejores,  y con muchas jornadas de formación que, gran falta nos hacían, y nos siguen haciendo.
En esas misiones comerciales multisectoriales, que son en las que nos encuadran a nosotros, he visto a tíos como templos llorar amargamente, al primer día de trabajo en un destino cualquiera, al darse cuenta que su producto no se podía vender en el extranjero ni con ayuda de la Santísima Trinidad.
Ahí descubrí que, en mi compañía, de tanto obsesionarnos en competir en calidad, en marketing y en precio, contra las grandes multinacionales de nuestro sector, casi sin proponérnoslo, hemos conseguido un producto muy exportable y atractivo para cualquier mercado.
Sin embargo, la cruz de aquellas misiones comerciales, era ver a muchos compañeros de otras empresas, como eran incapaces de vender sus productos y encima tenían la desfachatez de intentar culpar a los organizadores por no haberles conseguido los contactos adecuados. Si su producto era una mierda, quizás soñaban con compradores de mierda, y no he conocido ningún importador de mierda en ningún país. Los empresarios españoles hemos pecado y seguimos pecado de cierta prepotencia. He pensado mucho, en los aeropuertos, en interminables jornadas de tren o de autobús en este hecho. Creo que a muchos de estos empresarios, de bajos vuelos, no les ha llegado aún la noticia, quizás por leer poco, de que el imperio colonial español ya hace más de doscientos años que se desvaneció. Les debe suceder como en aquel simpático anuncio televisivo en el que salía un viejecito de una casa de piedra, en plena montaña, a la llegada de un imponente todo terreno, y al bajarse sus ocupantes este les preguntaba: ¿El Madrid, otra vez campeón de Europa?
Otro de los problemas que he observado en estas misiones comerciales, es la gran necesidad sexual que tienen algunos empresarios. No sé si en sus casas estos señores no hacen el amor con la necesaria regularidad, pero lo que me resulta lamentable es que, únicamente, piensen de cintura para abajo. Algunos "personajes" estaban más preocupados, al llegar al destino, en saber donde se encontraba el prostíbulo más cercano, que en recoger su agenda definitiva e informarse adecuadamente de sus visitas y prepararse el trabajo con antelación.
Otro pecado capital que tenemos los empresarios españoles, a la hora de enfrentarnos a la exportación, es el idioma. La mayoría de nosotros no hablamos inglés, ni francés, ni alemán, ni ná de ná, por lo que, en muchos casos, se recurre a personas que, por el simple hecho de dominar un idioma, los lanzamos a vender unos productos que no conocen ni por asomo. En muchos casos resultaría mucho mejor pagar a un buen traductor, para que nos acompañara, pero ir con un profundo conocimiento del mercado y de los productos que vendemos, en lugar de enviar a un becario inexperto con un catálogo y una lista de precios bajo el brazo. Los importadores buscan proveedores de los que extraer experiencias para la gestión de sus propias empresas. Buenos productos y buenos precios, hoy en día, ofrece casi todo el mundo, pero un buen apoyo estratégico-comercial y programas educativos de calidad para conseguir crecer de la mano de nuestros productos, en sus respectivos mercados, eso ya no lo ofrece cualquiera. Para vender credibilidad hay que dominar mucho el sector profesional en el que se trabaja y eso no lo puede conseguir alguien inexperto.
Los españoles llevamos cierto retraso, en comparación a otras economías de la zona euro, en el ámbito de la exportación. Sobre todo, chocamos con frecuencia con una oferta italiana muy amplía y dinámica, en muchos sectores industriales, sobre los que tendremos que imponernos a base de ofrecer más estabilidad, más calidad, más rigor comercial y sobre todo un apoyo más real  y continuo a los clientes. El futuro, para todos nosotros, pasa por un ajuste en las políticas de precios y un apoyo constante en agilidad comercial, educación y marketing.
La innovación y el desarrollo de nuestra oferta y una producción con un mayor y mejor control de calidad, serán determinantes para seguir llegando a más y más mercados y tener la capacidad de ir ganando peso y credibilidad en todos ellos.
Lo difícil, para algunos de nosotros, no ha sido llegar, la verdadera aventura comienza ahora: ganarnos el respeto y la confianza de esos nuevos e interesantes mercados.
Mucho ánimo a todos, poco a poco, lo vamos haciendo mejor.

viernes, 13 de enero de 2012

¡Me cago en tus muertos!


¡Menuda expresión! En España la usamos mucho como un insulto. Sin duda es una forma de ofender al contrincante tocándole la fibra emocional. No sólo lo insultamos a él, si no que también insultamos a sus más queridos ancestros. En España nos cagamos en todo de manera arrojadiza: ¡me cago en tus muertos!,¡me cago en tu padre!,¡me cago en la hostia!,¡me cago en la madre que te parió!,¡me cago en la leche que te dieron!,¡me cago en la puta! y por supuesto el archiconocido ¡me cago en Dios! (con perdón). 
Por lo que se ve España es un país de cagones. De hecho andamos de mierda hasta las cejas. La cagan los políticos, los banqueros, los sindicatos, los periodistas, los curas, y hasta los ciclistas. 
Hace unos años íbamos por el mundo sacando pecho y ahora vamos oliendo a mierda a tutiplén.
Pero si los españoles la andamos cagando de un tiempo a esta parte, los gringos se han pasado cuatro pueblos meándose sobre los muertos de Iraq.
Lo nuestro siempre ha sido pura fanfarronería, pero lo de ellos, ha sido tan real como patético. Los guardianes del mundo, los luchadores por la libertad planetaria se sacan la verga y se mean encima de los muertos, al mismo tiempo que se mean de la risa.
La sociedad debe estar hecha una mierda cuando las personas tenemos esos comportamientos tan ruines y degradantes.
Con la victoria electoral de Barack Obama, algunos ilusos como yo, creímos en un giro copernicano en la política estadounidense. Lo vimos como el inicio de una nueva era más solidaria y democratica, pero, desgraciadamente, nada de eso ha sucedido en el país de las barras y las estrellas.
Guantánamo sigue ejerciendo a modo de museo al aire libre de torturas o como un parque temático del horror o como una bravuconada contra los derechos humanos y el tribunal penal internacional.
Nos estamos cagando sobre los avances sociales, que tanto costó conseguir, y nos estamos cagando sobre el planeta como si este fuera un gran inodoro.
Como decía mi padre:¡Esto es para mear y no echar gota!
¡Me cago en to´lo que se menea! 

miércoles, 11 de enero de 2012

El torito de Cuajimoloyas




No tengo una razón especial por la cual hoy he decidido recuperar, de mi baúl de los recuerdos, esta foto del torito de Cuajimoloyas. La tomé en la Sierra Norte de Oaxaca, en el poblado cuyo nombre nativo es Yaa Cuetzi, en noviembre de 2005, cuando, ni por asomo, nadie se podría imaginar la epidemia de crisis y de mierda, a modo de Tsunami o de cura de humildad colectiva, que se nos venía encima.
Por aquel entonces, yo buscaba en cada viaje de trabajo a México, algún ratito para buscarle máscaras tradicionales de carnaval a un amigo gallego, con el que, por cierto, terminé como el Rosario de la Aurora. 
En esa ocasión, aunque no fue ese el motivo de la excursión, haciendo alarde de mi recién adquirida faceta de Indiana Jones, me documenté tanto sobre el tema de mi amigo -las máscaras- que llegué a saber que en algunas iglesias de México -en una extraña costumbre derivada del sincretismo religioso que  suele aceptar la iglesia católica en los lugares donde se conservan ritos paganos- se guardan las máscaras de los carnavales tradicionales.
Picado por la curiosidad, y en vista de que no había nadie en la diminuta iglesia y esta se encontraba abierta de par en par, me recreé buscando las máscaras por si sí o por si no.
Desgraciadamente para mí y para mi ex-amigo, allí no encontré máscara alguna, pero si me tropecé en la zona alta - en lo que debía ser el coro de la iglesia- con este torito de fuego que, seguramente, tras haber hecho las delicias de los niños y no tan niños, descansa el resto del año en tan piadoso lugar.
Detrás de él, como podemos ver en la fotografía, había un pequeño y mestizo nacimiento, que, posiblemente, se luzca todas las navidades en aquella pequeña parroquia serrana. En Cuajimoloyas todo es tan humilde y tan grandioso como su torito de fuego, o como su nacimiento, o como los bancos de madera de su parroquia pintada de azul cielo y blanco.
Los lugareños, de origen zapoteco principalmente, son gente sencilla y trabajadora que vive en sus jacalitos en condiciones muy precarias, pero se sienten muy orgullosos de sus orígenes y de su pueblo. Es una maravilla escucharles hablar entre ellos en su idioma, que, como muchos otros idiomas precolombinos en México, se han conservado pese a la presión y la imposición del castellano desde hace siglos.
Los pueblos indígenas mexicanos son una de las grandes riquezas de este país y de toda la humanidad, pero aún, hoy día, no son tratados ni reconocidos en la forma que se merecen.
A lo largo y ancho de mis viajes por México he admirado a Tzotziles,  Tzontales, Zapotecos, Mixtecos, Perúpechas, Triquis y Nahuas. Algunos de estos pueblos u otros mucho menos numerosos, corren el peligro de perder su cultura y sus costumbres, todo un legado cultural ancestral que debería ser protegido y custodiado por todos.
Este torito de Cuajimoloyas, ahora lo tengo claro, me ha venido a refrescar mi pasión por México, mi admiración por sus gentes y el respeto tan profundo que le tengo a sus costumbres y sus tradiciones.
Muchos de estos pueblos que, desgraciadamente, siempre han vivido en crisis nos podrían dar lecciones de como superar la nuestra.
Pero, yo de ellos, después de todo lo que les hemos hecho y les hacemos pasar, no diría ni mu.

sábado, 7 de enero de 2012

Pasó en los Baños de Mula hace muchos años




La vieja motocicleta hispano-suiza ya no daba más de sí. La noche y el frío escarchaban la inocencia de aquella joven pareja que se había fugado de casa en busca de su destino. Afortunadamente, rompió a llover cuando ellos acababan de llegar a la puerta de aquella humilde y húmeda pensión iluminada, únicamente, por una farola cuyo haz de luz alumbraba la entrada a una noche de nervios y pasión.
-¿Ella es menor de edad? -preguntó la recepcionista, una mujer entrada en los sesenta y con más de cien kilos de peso.
-Sí señora, pero va a casarse conmigo -dijo él, orgulloso de su recién estrenado rol de adulto.
-¿Y usted, jovencito, es mayor de edad? -volvió a preguntar aquella señora repelente.
-No señora, yo tampoco soy mayor de edad, pero le aseguro que, al regresar a Murcia, nos pensamos casar en la Iglesia de San Lorenzo, como Dios manda, ¿sabe usted? - respondió el novio con orgullo.
-Pues más te vale chiquillo, porque cómo no lo hagas seguro que la familia de esta niña te mata a palos. Son quince pesetas -dijo la mujer abreviando el protocolo y yendo a lo práctico.
-Estoy un poco mareada, Mariano, tengo mucha angustia -dijo la joven.
-Eso es por las curvas y por el hambre. No te preocupes -respondió Mariano.
-¡A lo mejor viene ya embarazada! jajajaja - se rió la señora haciendo alarde de su mala educación.
-Ahí las tiene señora. ¿Hay algo para cenar? No hemos comido nada en todo el día, con las prisas y los nervios, usted ya me entiende... -explicó el novio.
-Es muy tarde. Hasta mañana no se abre el bar. Yo sólo tengo aquí un poco de vino y unos torraos. Con eso se os apaciguará el hambre. Además, seguro que cuando cerréis la puerta del cuarto, ya no os acordáis ni del hambre, jajaja -se rió a carcajadas la señora por segunda vez.
La habitación se encontraba en la planta baja. Al abrir la puerta se notaba el calor procedente de las aguas termales y el olor a la humedad proveniente del baño.
-Vamos Marisa, quítate la ropa y vamos al baño. Estoy loco por abrazarte en el agua -dijo el novio, mientras se desnudaba a la velocidad de la luz.
-Me da mucha vergüenza, Mariano, y además no me encuentro muy bien. Apaga mejor la luz - dijo ella, superada por la situación.
-Marisa, si apago la luz, no veremos nada. Yo estoy loco por verte, mi amor, entiéndeme -exclamó el chico con afán de animarla.
-Enciende una vela y ponla junto al baño, así me dará menos vergüenza, Mariano, por favor -rogó la joven.
Cuando ella entró en el agua, él ya la esperaba muy nervioso y excitado.
-Venga Marisa, que me estoy arrugando como los garbanzos a remojo -dijo el joven, con humor, dejándose llevar por la ansiedad.
Ya en el agua, él la abrazó como había soñado tantas noches. Ella estaba tan asustada y nerviosa, que sus brazos habían perdido por completo la fuerza y estos apenas si le permitían rodear el cuerpo de su amado.
El agua estaba muy caliente. El vaho inundaba el cuarto y la vela crepitaba, incontrolada, como la euforia de aquel joven ansioso por sentirse hombre por primera vez.
Mariano la besaba en la boca con tal pasión que a Marisa parecía faltarle el aire.
Él no podía contener su ansiedad. Sus manos acariciaban con tesón aquel cuerpo virginal de terciopelo: sus senos, sus caderas, sus piernas... Mariano parecía no poder controlar la pasión que fluía infatigable y ardiente como el torrente de aquel manantial milenario. 
Marisa apenas si respondía a aquella oleada de caricias y de besos. Un ruido en el pasillo hizo que el joven mirara hacia la puerta del baño justo en el preciso instante en el que un gato negro maullaba estrepitosamente al mismo tiempo que la vela se apagaba. Ahí fue cuando Mariano sintió como los brazos de Marisa caían inertes al agua.
-¡Marisa!. ¿Qué te pasa Marisa? ¡Marisa! ¿Qué te ocurre? Por Dios, Marisa ¡Responde, por favor!
Victima de un ataque de histeria, desnudos como iban, la saco en brazos a la recepción de la pensión, chillando por el pasillo:¡ Ayúdenme, por favor! ¡Ayúdenme!¡Mi novia se muere!¡Ayúdenme! ¡Por Dios!
Por aquella época en los Baños de Mula no había ningún médico. El más cercano, tardó casi un hora en llegar. Aunque su llegada ya no sirvió para nada.
Marisa nunca llegó a pisar, como era su deseo, la Iglesia de San Lorenzo. Mariano se marchó a Argentina y, según cuentan, nunca se casó. Jamás volvió a sentir nada por ninguna mujer. Murió en San Rafael de Mendoza portando en las manos la foto de su amada Marisa. La vida en ocasiones es así de cruel. Tuvo que morir Marisa para que Mariano nos brindara esta gran lección de amor.

viernes, 6 de enero de 2012

La mala lluvia


Siento hoy la cuesta más pronunciada que nunca. Mis piernas están destrozadas por los últimos días tan duros de trabajo que me he pegado. La bicicleta parece no avanzar. Unas negras nubes ya comienzan a descargar sus primeras gotas de lluvia, mientras que un ensordecedor trueno se adelanta a un rayo tan poderoso que ilumina todo el horizonte.
Efrén, mi hijo pequeño, llora asustado y su madre le tapa la cabecita con su rebozo, a la par que sujeta fuertemente mi cintura para sentirse más segura. Paco, mi otro hijo, por el contrario, va sentado en el manillar, contento de ver como las primeras gotas de lluvia impactan en su rostro y su playera del Cruz Azul comienza a empaparse.
Al pasar junto al viejo y abandonado palenque, desde que acaeciera la última balasera, otro enorme rayo ruge furioso y el agua comienza a caer más intensamente. Tengo serias dudas de que sea capaz de llevar a mi familia a nuestro jacalito sin que estemos todos bien calados hasta los huesos.
Cada pedalada me cuesta más. El agua corre por el piso, haciendo imposible nuestro avance. Apenas si consigo mantener la bici en pie. Paco ríe histéricamente mientras Efrén llora desconsolado. Mi esposa me pide, por favor, que me orille bajo un gran tule para intentar protegernos, aunque ya es demasiado tarde.
Una vez que bajamos de la bicicleta totalmente empapados, nos sentamos bajo el árbol, al borde del camino. Comprobamos, amargamente, como la bolsa de las tortillas que llevábamos para la cena se encuentra totalmente encharcada.
El agua sigue cayendo sin piedad. Todo el paisaje se ha convertido en una inmensa laguna. El camino es algo así como un río de aguas bravas que casi nos arrastra los pies.
Sentados en las piedras donde, habitualmente, la gente espera el autobús, destartalado y mugriento, que cubre el trayecto Chiapa de Corzo-Tuxtla, nos mojamos resignados a nuestra suerte, mientras mi esposa comienza a rezar entre dientes, pidiendo la Altísimo que cese la lluvia. Sé que lo hace porque sabe que en nuestro jacalito, como ha sucedido ya en otras ocasiones, no se salvará apenas nada de los estragos del agua. Nos tocará de nuevo empezar de cero, pero debiendo dinero en la tiendita, donde seguro que ya no nos darán fiado, y al padre de mi esposa, al que me cuesta mucho más llamar suegro, que pinche buey cabrón.
Mi esposa Ludy protege a nuestros hijos entre sus brazos. Tiritan de frío, de miedo y de pobres. Me pregunto en mis adentros:
-¿Los hijos de los ricos tiemblan?
-¡Yo creo que ni saben, buey!...
Al menos, ella atina a rezar, pero yo ni eso. No sé que hacer. No sé dónde ir. Me siento impotente. Tan sólo atino a estar sentado aquí, como un fantasma, como un alma en pena, como un pendejo -que es lo que soy- como un pendejo...
A lo lejos descubro una luces que se acercan y decido salir a pedir ayuda. Al acercarse compruebo que se trata de un lujoso carro, que hace caso omiso de mis peticiones. Al voltearme, decepcionado y abatido, una gran manta de agua, provocada por el paso del vehículo, me cubre totalmente, cayendo, también, encima de mi familia. Encabronado, corro tras el carro, lanzando todo tipo de insultos y maleficios contra el desconocido chófer, hasta que, ya sin fuerzas, me dejo caer derrotado.
Con el agua cubriendo casi todo mi cuerpo, con mi cara a ras del piso, lleno de barro, tomo la decisión que quizás debería haber tomado mucho antes: mañana saldré de aquí, sea donde sea, por mucho que me pidan los coyotes. Si he de morir humillado, prefiero que sea donde mis hijos nunca puedan verlo.
NOTA:
Este relato pertenece a mi primer libro Vidas Ordinarias, que escribí y publiqué en el año 2007. Quizás este año, con un poco de suerte y esfuerzo, lo vuelva a reeditar.

miércoles, 4 de enero de 2012

Comenzar con buen pie



No hay nada como comenzar un nuevo año. Casi sin damos cuenta, y como si de una hoja de un olmo centenario se tratara, una página se desprende suavemente de un calendario y tras unas campanas, unas uvas, unos abrazos, y unos besos, entraremos en otro fascinante espacio temporal en el que poder alcanzar nuestros sueños.
Ocurre, a veces, que estos sueños nos parecen inalcanzables e iniciamos el año resignados a nuestra propia suerte. Nos abandonamos a los designios caprichosos del azar en lugar de plantearnos y reafirmarnos en la grandeza de nuestra condición humana y luchar por ellos como si, en esa batalla, nos jugáramos nuestra propia dignidad.
En mi equipo nos proponemos comenzar con buen pie. Hemos creído en nosotros y hemos analizado las oportunidades que nos brindan los clientes para poder seguir mejorando junto a ellos, codo con codo. Ellos necesitan de nosotros y nosotros necesitamos de ellos.
Consideramos nuestro trabajo como un elemento de vital importancia para nuestros clientes. De nosotros depende el que ellos evolucionen, y en esa poderosa ambición encontraremos nuestro propio desarrollo personal y económico.
Hemos comenzado este nuevo con paso firme, sintiéndonos capaces e importantes. Somos conscientes de las dificultades que durante este nuevo periodo, que ahora comienza, surgirán adversidades como surgieron el año pasado, pero las solventaremos con más lucha, más colaboración, y más solidaridad entre todos.
Tenemos la fortuna de estar en un equipo de valientes que se apoyan, que se escuchan, y que se enfrentan al trabajo con la épica y la madurez que demandan los tiempos que corren.
Estamos preparados para conseguir nuestros objetivos un año más. Sin duda, hemos comenzado con buen pie.
Ya todo es cuestión de esfuerzo.

domingo, 1 de enero de 2012

Sexo oral gratis


Los hombres somos muy aficionados al sexo oral. Según un estudio publicado, recientemente, por la prestigiosa Universidad de Cerroburrillo, el 90% de los hombres practican, a diario, el sexo oral, frente al triste e insignificante 10% que practican el sexo real.
El sexo oral es, por tanto, la práctica sexual más extendida entre los hombres, y el galardonado estudio de Cerroburrillo, achaca las causas a la conocida teoría del parchís, donde matas una y te cuentas veinte. El informe alega que, históricamente, el hombre es más de hablar que de hacer, y la mujer, por el contrario, es más de hacer que de contar.
Continúa advirtiendo el informe, al que ha tenido acceso la dirección de este blog de manera exclusiva antes de su definitiva publicación, que de seguir esta triste y misógina dinámica la población mundial podría disminuir en los próximos cincuenta años de los 7.000.000.0000 de habitantes a los 4.000.000.000, y los hombres podrían desarrollar algunas trasformaciones biológicas como por ejemplo: Una oreja (la de cotillear) podría crecer una media de 4 cm, el brazo derecho o izquierdo (según sea diestro o zurdo) será mucho más musculoso e incluso podría crecer en comparación con el otro, y por último, al parecer, ya se han encontrado algunos casos, el pene ira adquiriendo la forma de un joysticks.
Otras característica fisiológicas que se están derivando del abuso del sexo oral es un significativo aumento de peso en los varones, que, en la mayoría de los casos, se estima entre un 20-30% más que los machotes que practican sexo de manera tradicional.
En las conclusiones el informe aconseja a los hombres que practiquen sexo tradicional y dejen de contar batallitas, que casi siempre son las mismas y los círculos de amistades suelen conocerlas con pelos y señales desde hace años.
Por último, los investigadores, haciéndose eco de leyenda maya que dice que el 21 de diciembre de 2012 se acaba el mundo, han declarado a este blog:
-¡A follar!¡A follar!¡Qué el mundo se va ha acabar!  -Exclamó el Dr. Menárguez visiblemente excitado.
Sabias palabras.