martes, 26 de abril de 2011

400.000 morcillas



































Nunca me gustó demasiado el Bando de la Huerta. Los tumultos nunca fueron santo de mi devoción. Cuando íbamos a manifestarnos a favor de su conservación nadie nos acompañaba ni apoyaba, éramos cuatro gatos, pero luego, para vestirse de huertano y pasar el día comiendo y bebiendo como si se acabara el mundo al día siguiente, se apuntaba todo cristo. Me pareció siempre una actitud un tanto hipócrita. Pero las fiestas son las fiestas. La gente no está nunca para defender nada, pero si para beberse hasta el agua de los floreros y salir a la calle a lucir palmito.
Cuando me llevan a rastras, quizás por el bullicio y el jolgorio, me quedo como aturdido y lo veo todo a cámara lenta. Pasar entre medias de 400.000 personas vestidas de huertanos, con esos trajes tan coloristas, no es tarea fácil: es toda una proeza, sobre todo porque, de vez en cuando, el hedor de algún sobaquillo te quita el sentido de la orientación, y perder la orientación en una ciudad sitiada no es muy recomendable.
Los accidentes, trifulcas, vómitos, hurtos, indigestiones y desmayos ponen en jaque a los servicios de emergencia, que, haciendo alarde de sus ambulancias y sus sirenas, amenizan (más si cabe) para arriba y para abajo, el ambientazo del festejo.
Los jardines se engalanan aún a sabiendas de que, al día siguiente, estarán arrasados como si les hubiesen pasado por encima las huestes de Atila. Al sufrido y políticamente manipulado río Segura se le suelta un poco de agua para que parezca algo, como el que limpia la casa porque espera visita. El escenario del teatro del Bando de la ex-huerta se cuida a la perfección, como si nada pasará, como si nuestros políticos lo tuvieran todo atado y bien atado.
A lo lejos, fuera de todo ese bullicioso montaje queda la Huerta de Murcia, un ecosistema agrario heredado del Rey Lobo, un rey árabe que dominó un humedal inhóspito e insalubre y lo convirtió en un vergel que ha sido el motor económico y el sustento de millones de familias de murcianos durante siglos. Hoy esa ex-huerta languidece ante nuestros ojos, agoniza ante nuestros paisanos que hoy se visten de huertanos por un día, para ponerse hasta el moño de morcillas y montaditos de lomo, y que mañana nuevamente le darán la patada a su querida huerta, a la que realmente no quieren tanto, de la que pasan olímpicamente el resto del año, por la que nunca han hecho nada para conseguir su conservación y por la que la mayoría de ellos nunca hará absolutamente nada.
Aunque a los folcloristas más puristas no les gusta que se les diga que van disfrazados, yo les pediría que me explicaran en qué basan sus tesis para decirlo.
¡Qué bien nos hubieran venido esas 400.000 personas en las manifestaciones para conservar nuestra huerta! Quizás nos faltaron como reclamo 400.000 morcillas.

sábado, 23 de abril de 2011

Mare Nostrum

















































Si hay algo que una a los españoles a otras nacionalidades, a muchas culturas, y diferentes religiones eso es, sin duda, el Mar Mediterráneo. Los romanos le llamaron Mare Nostrum que traducido al castellano significa "Mar Nuestro". A nuestras costas fueron arribando, incansablemente, fenicios, cartagineses, griegos, romanos y árabes. Unos con más arrogancia y otros con más diplomacia. Unos nos la metían con maña y otros iban a cuchillo. Pero es indiscutible que, entre todos ellos, forjaron nuestra cultura, nuestras costumbres, y nuestro idioma. Nos fueron modelando y enriqueciendo, mientras, el mar, nuestro mar, nos daba la vida, nos alimentaba y generaba unos lazos invisibles que nos unen a todos ellos, queramos o no.

Joan Manuel Serrat, nuestro gran cantautor catalán, ya lo decía en su irrepetible canción: "Mediterráneo". Nació en el Mediterráneo. Yo, como Serrat, también nací en el Mediterráneo y soy hermano de todas aquellas personas que se sienten nacidos allí. Con independencia del pasaporte, o al Dios que le recen, e inclusive, de todos aquellos que no reparan en rezar.

Esta mañana nos hemos dado, mi esposa, unos amigos y yo, el primer baño del año. Hemos andado serpenteando, arriba y abajo, por sus maravillosas y recónditas calas. Hemos gozado de un sol que maridaba perfectamente con el mar y con nuestros deseos. Disfrutando como un niño, he sentido la necesidad de revelar lo afortunado que soy de sentir cada día su presencia y la responsabilidad que tengo, y que tenemos todos, de protegerlo y conservarlo para la posteridad.

La Sierra de Las Moreras, con sus Playas de Bolnuevo al borde mismo de nuestro mar, forman un paraje de un valor incalculable que acoge una serie de calas, en las que se práctica el nudismo tanto como el respeto al medioambiente. Calas como: Cueva de Lobos, Playa Amarilla, Playa de la Grúa, Cala Leño, etc, nos acercan y rememoran a un Mediterráneo auténtico, sin pervertir y sin edulcorar.

Aquí no hay cartón piedra, ni chiringuitos, ni cemento, ni campos de golf, tan sólo conviven, frente a frente, el ser humano y la naturaleza. Las personas y su mar. Yo y el mar.

Los dos baños de hoy, de coste cero, son el mejor tratamiento de spa que nadie se pueda conceder. Nada es comparable a la naturaleza y nada le sienta mejor a nuestro cuerpo que el contacto con ella. El Mediterráneo nos quiere. Demostrémosle nuestro amor.



viernes, 22 de abril de 2011

Sesenta paciencias




Una buena amiga extremeña, que tiene la gracia a capazos, me sorprendió el otro día, con una expresión muy original al referirse a una persona muy tranquila y sosegada: "...es que el tío tiene sesenta paciencias". Esa calificación demuestra claramente que, en la sociedad actual, la gente que no se altera y se toma los problemas y las situaciones sin mostrarse demasiado preocupado, llama tremendamente la atención de los demás. Se les suele decir: "¡Hay que ver qué huevos tienes, tío!"
Ahora la vida contemporánea transcurre a sesenta velocidades, para llegar al mismo sitio, pero bastante más cascado.
He estado varias semanas observando a un gran caracol -el de la fotografía- que permanecía inmóvil en el techo de mi patio. Día tras día, cuando abría las puertas correderas para desayunar mirando el tendido, él estaba allí, sin inmutarse, sin haberse desplazado ni un centímetro de su vertiginosa atalaya.
Ayer la cosa cambio bruscamente. Una tenue llovizna fue suficiente como para que el caracol, en un periquete, se bajara del techo y recorriera la mitad del patio, entre los charcos, luciendo espléndido unos primorosos, a la par que, sensibles cuernos.
Hasta los moluscos gasterópodos dominan mejor los tiempos que los humanos. Ya lo decía el refranero español: "no por mucho madrugar amanece más temprano" o "tiempo al tiempo", y así miles de ellos que, ponen en evidencia, la necesidad de que dominemos mejor los tempos para que no nos desafinen las cuerdas ni se descompasen los vientos de nuestro concierto vital.
Ir demasiado rápido o demasiado lento no es sinónimo de acertar o equivocarse, lo realmente difícil es saber cuál es el ritmo adecuado en cada momento, y si no, que se lo pregunten al caracol.
Adiós, amigos, me voy corriendo que se me hace tarde.

jueves, 21 de abril de 2011

La escultura limpia







Sigo profundizando en la escultura como lenguaje. Quizás ahora más que nunca lo necesite, ya que, según parece, mi lenguaje hablado se entiende, o se percibe, como una gran deriva hacia la ambigüedad. Ocurre, en ocasiones, que el exceso de clarividencia puede ser interpretado, de manera malintencionada, como una abstracción, sobre todo por aquellas personas que no están dispuestas, ni interesadas, en interpretar la verdadera esencia del discurso o de la obra.
Huyo de lo farragoso y lo acometo con limpieza. Lucho con lo sencillo y lo cotidiano como armas arrojadizas frente a la especulación y los equilibrios forzados. Forzar equilibrios genera en el espectador, o en el oyente, mucha más sugestión y erotismo que la ortodoxia de la sencillez y la constancia, pero ese es mi camino. Guste más o guste menos. Me he atrevido, inclusive, a acuñar un lema que define este posicionamiento: "Frente a la apariencia, consistencia".
Me está costando mucho encontrar el camino en la vida y en el arte, por eso disfruto y creo cada vez más, con la limpieza, rotundidad y sencillez de mis propuestas. Acertadas o equivocadas. 
Me permito coquetear con la figuración abstracta, el minimalismo y, ahí quién dice que hasta con el póvera. Ustedes decidan. Por y para ustedes trabajo y, aunque no lo parezca, les puedo asegurar que disfruto.

lunes, 18 de abril de 2011

Las chorradas de mi padre






Motivado por el diario El País, que es único diario que me inspira cierta credibilidad, compré el librito que lleva por título "Las chorradas de mi padre" escrito por un gringo seguidor de Los Simpson llamado Justin Halpern, en cuya contraportada el editor se vanagloria de que su pupilo recibe y mantiene un flujo de 2.000.000 de seguidores en Twitter. Vaya tela. Pobre de mí. Yo tengo tan sólo quince. No me lee ni el Tato. Sólo mi amiga Katia, que no es poco. Ella siempre tiene guardadas, en la manga, unas palabritas para motivarme a seguir y que no tire la toalla dejando, este humilde blog, en el más triste de los olvidos. Y me pregunto yo: ¿Dónde irán los blogs que abandonamos?
Pero no era esa la cuestión en la que yo quería volcar el sentido, o el sinsentido, de esta entrada. En realidad, yo quería referirme a las chorradas de mi padre, no a ese libro tan forzado. A las chorradas de mi padre real, con la finalidad de que me lean muchos millones de personas que, al igual que yo, hayan sufrido una paternidad con muchos claroscuros.
Pensándolo bien: ¿Quién soy yo para juzgar a un hombre que comenzó a trabajar, por necesidad, a los ocho años en un mundo de adultos, cuya única proeza diaria era tomarse diez calichazos al día y fanfarronear de todo lo que realmente no eran capaces de hacer ni de lejos? ¿Qué referencias educativas y culturales habrá recibido mi niño-padre en la barra de un bar subido en una caja de madera para alcanzar así la vajilla y los ceniceros llenos de colillas? ¿Qué lecciones de humanidades le susurraba la escoba al oído cuando barría mi niño-padre el aserrín lleno de escupitajos y todo tipo de inmundicias? Mi padre sacrificó su infancia, su adolescencia, su juventud y su vida con la única intención de salir adelante, en un mundo con el que nunca ha llegado a identificarse plenamente. Se sintió incómodo, inquieto e inculto. Su gran éxito fue luchar y seguir vivo en la batalla.
Yo quería contar las chorradas de mi padre... cómo aquel día que salió con un cuchillo jamonero para cortarle a un cliente los huevos, o las ganas de tomarnos el pelo. O aquella vez que clamaba orgulloso su record de tres días de poker seguidos, levantándose únicamente para ir a cagar. O de haber ido de Murcia a Montjuic (Barcelona) en una vieja motocicleta Torrot de 49 por una apuesta, hasta que esta reventó, ya en su regreso, en Alicante, y tuvo que facturarla en el tren. Mi padre necesitaba de esas y otras muchas chorradas para ser ese padre-niño que al final acabó siendo, casi sin querer. En el fondo, mi padre, como muchos millones de padres de aquella época, esconden detrás de esa fachada de padre-chorra una enorme figura, a veces poco reconocida, de padres-héroes.
Lo malo es que, en muchas ocasiones, no los comprendemos. A mí no me hubiera gustado estar en sus calzones.

domingo, 17 de abril de 2011

Manolo Belzunce





Puede que para mucha gente Manolo Belzunce no sea nadie conocido. Para algunos será un pintor más, pero, para mí, Manolo Belzunce es un artista fundamental dentro del panorama artístico murciano de los últimos cuarenta años. Ahí es nada. Su obra fluye inspirada, irremediablemente, entre Picasso y Matisse, pero adaptada a su propia visión y su propia realidad. Mi afición por el arte, me ha hecho acaparar -no sin esfuerzo- algunas maravillosas obras de este genial y humilde pintor, que maneja con igual destreza el óleo, el acrílico, el guache, el collage, o la cerámica.
Amigo y compañero de otros geniales artistas como Pepe Párraga, Perico Pardo y Jean Pierre Caubios, compartió con ellos afinidades artísticas, políticas, y sobre todo humanitarias. Siempre recordaré un domingo por la tarde, en Platería, donde, junto a Párraga y algún otro que no recuerdo, pedían una moneda a los transeúntes, que colocaban en el suelo formando una enorme hilera, para recaudar dinero para una causa humanitaria.
Su sensibilidad y sencillez se contrapone a un enorme y diestro oficio artístico.
Las dos obras que muestro tienen el hilo conductor del agua: Dos bañistas en diferentes facetas. La mujer con los pies a remojo (1973) y el Nadador ( Sant Cugat 1985), dos óleos singulares y muy representativos de su obra.
A lo largo de los últimos años he visto muchas de sus exposiciones y es, sin ninguna duda, un artista al que admiro y admiraré.
Siempre he sido partidario de reconocer y homenajear a las personas por su trabajo cuando menos viene a cuento. Ahora que nadie habla de ti, yo te rindo este pequeño homenaje. Eres grande entre los grandes, Manolo.

viernes, 15 de abril de 2011

El toro pervertido




Pobrecito mío. La política tiene esas cosas: algo que nació como un simple reclamo publicitario, que a largo plazo se transformó en un icono representativo de nuestro país, ha terminado convertido, por los avatares de la vida, en el símbolo patriotero del populacho.
Todo comenzó cuando, en la guerra de Iraq, las huestes del glorioso ejército español tuvieron la maravillosa idea de coser, sobre nuestra enseña roja y gualda, un toro de Obsorne. Desde ese día, los simpatizantes del nacionalcatolicismo, están utilizando, ese simpático y rentable logotipo, como arma arrojadiza frente a la gente que se pronunciaba contra la guerra o contra cualquier otra política urdida desde Génova 13. El toro tranquilo, que decoraba carreteras y autopistas llamándonos al castizo hábito de tomar copazos de brandy después del café, fue transformado, en un santiamén, en una iconografía amenazante y arrojadiza, en una ostentación de unos sentimientos patrios, que por caducos, se remontan hasta los propios orígenes de nuestra gestación plurinacional. Digo plurinacional porque España, por mucho que le pese a más de uno, es una realidad construida sobre reinos y territorios de un tremendo peso específico en el contexto actual europeo.
En más de quinientos años, el cuento no ha cambiado demasiado. Un territorio, en el centro de nuestra cartografía, se empeña en imponer y doblegar a una periferia cuyo único y gran delito es, que habla diferente, come diferente y piensa diferente. Es, por tanto, evidente que, lo que sufrimos hoy en día, no es, ni más ni menos, que esa antropológica lucha contra el diferente, frente al que se enarbolan cruces de todo tipo: medias lunas, o toros de cartón piedra.
Pobre torito bravo, naciste para fomentar el pitraque y... ¡mira en lo que te han convertido!

domingo, 10 de abril de 2011

Asado de lubina y cañaíllas de aperitivo



Hoy ha sido un domingo fabuloso. He preparado para comer un asado de lubina y de aperitivo unas cañaíllas cocidas. Todo ello lo hemos acompañado de un Ribeiro de lujo -por no decir el mejor- Viña Mein, por lo que hemos conseguido, por un momento, olvidarnos de las dificultades propias de cualquier crisis de identidad. Sí, han leído bien: la crisis económica nos está arrastrando, como un sumidero, hacia una crisis de identidad. Toda la base ideológica que cimentaba nuestra sociedad está, ahora, en tela de juicio. Las cartas han quedado al descubierto y todos jugábamos de farol.
Lo bueno, o lo malo, que tiene cocinar un asado al horno es que mientras se espera una hora y cuarto, a que se quede todo bien doradito, te queda tiempo para preparar los aperitivos, poner la mesa o recordar los orígenes de la crisis.
Todo comenzó cuando llegaron los primeros parques temáticos de cartón piedra. Después nos inundaron - en pleno desierto- de campos de golf. Pronosticaron la llegada de millones de extranjeros a comprar millones de viviendas y nos invitaron a invertir en ladrillos. Los banqueros te daban el doble del dinero de lo que necesitabas y de regalo te enviaban al Caribe. Todo parecía como un sueño que, a la postre ,se ha tornado en una terrible pesadilla colectiva.
Ahora recobra protagonismo lo sencillo. Tomar unas cañaíllas cocidas con mucho limón, con una ensalada de tomate raf y un asado de lubina en la terraza de casa es todo un lujo.
Creo que, por muchos años, los sueños colectivos van a ser mucho más sencillos y mucho más coherentes a nuestra realidad económica y social.
Quizás a la conclusión más extendida a la que ha llegado todo el mundo es que los banqueros son un gran peligro social. Habrá que vigilarles más de cerca.
Este menú de lujo de la fotografía, incluyendo el vino, tuvo un coste aproximado de 24 euros (2 pax). Antes alardeábamos de lo que gastábamos, ahora de lo que ahorramos.

sábado, 9 de abril de 2011

Gente corriente



La vida me ha ido referenciando más hacia lo cotidiano que hacia lo extraordinario. En lo cotidiano soy capaz de reconocer los valores fundamentales que necesito para conseguir mis metas personales y mi felicidad. Por el contrario, en lo extraordinario, en lo fuera de serie, en lo más chic, sólo encuentro la sugestión temporal, que a la larga, provoca en mi mente el mismo efecto de bajada que una aspirina efervescente cuando su fuerza se desvanece en un vaso de agua.

En lo normal, en lo cotidiano, en los detalles más humildes, es en donde encuentro auténtico sentido a las cosas y, sobre todo, a los sentimientos. Es, por tanto, la gente corriente la que me ha ayudado a ser lo que soy, la que me ha mostrado el camino para llegar adonde estoy y la que me llevará, en volandas, hasta donde quiera llevarme.

Entre esa gente corriente, parte de cuya grandeza consiste en salir a luchar cada día para alcanzar sus sueños, pagar su hipoteca y llegar a fin de mes, se encuentra este grupo de la fotografía. Les presento, mis queridos y escasos lectores, henchido de orgullo, a mis compañeros de lucha de Valencia y Castellón, los cuales se baten el cobre cada día para conseguir el respeto de un mercado feroz, complejo y despiadado. Pero quizás por ello, porque la gente corriente, a base de esfuerzo y tesón, siempre es la que ha dado la cara frente a la adversidad, están consiguiendo afianzar el timón, en este interminable tsunami en el que nos ha tocado navegar.

Al final, las grandes proezas nos las encargan siempre a los mismos. En esta puta crisis, como en otras, la gente corriente seremos siempre los bomberos y los responsables subsidiarios. Los pirómanos, con el beneplácito del poder, se limpiarán la boca, las manos y arrojarán enormes eructos después del festín, mientras hacen públicos, sin pudor, sus impecables balances de beneficios y se correrán de gusto.

Mi padre, para brindarme su consuelo, me dijo el otro día que así había sido siempre.

sábado, 2 de abril de 2011

¿Y ahora qué hacemos?


Jarabedepalo, a parte de ser lo que nos daban cuando nos portábamos mal de pequeños, es un grupo de rock liderado por un tal Pau Donés que me gusta desde que pesaba veinte kilos menos y corría como las balas.

Por aquel entonces, "La Flaca" estaba flaca y yo también. Ahora los dos estamos hechos una calamidad.

Mi hija, qué suerte tener una hija como la mía, me ha regalado por mi santo y por el Día del Padre -tiene mérito la cosa- el último trabajo de esta banda. Ella sabe que me gusta. Desde que era bien chica, la martirizo con todos sus discos en la casa y en el coche.

Este último trabajo se denomina: ¿Y ahora qué hacemos? El grupo recomienda que se escuche a toda castaña. No tiene desperdicio, aunque, para su más exitosa comercialización, se haya tenido que recurrir a la manida fórmula de los duetos con famosos.

Alejandro Sanz, Joaquín Sabina, Antonio Orozco y Carlos Tarque, un chileno de Murcia que pone la voz y la pasión latina a M Clan, el grupo de rock más comercial de toda la historia de Murcia.

La primera canción: ¡YEP! Habla de un tipo cansino al que la vida le grita: ¡Espabila, cabrón! ¡Mueve ese culo!

La segunda: Para enredar, nos recuerda que venimos al mundo a dar por el saco y dejar huella. Nada de pasar desapercibidos: ¡Leña al mono, que es de goma! y así ser libres.

El tercer corte es: Alas, un alegato a salir volando cuando la cosa se pone fea. ¿Quién nos prestará unas alas?

La cuarta: La quiero a morir es una canción que escribió un holgazán enamorado hasta la médula. Aquí es donde aparece Alejandro Sanz, después de grabarla se regresó, ipso facto, a su chalecito en Miami.

En quinta posición encontramos: ¿Y ahora qué hacemos? La respuesta es bien sencilla: Hagamos el amor y no la guerra.

En sexto lugar viene: Fin. No, no es que tenga solo seis canciones, es el título de la que debería haber sido la última del disco, pero no.

En séptimo lugar nos encontramos con: Hice mal algunas cosas, ¡joder, menudo descubrimiento! Tranquilo, Pau, lo malo no es meter la pata, lo malo es no saber sacarla con elegancia. Eso sí queda feo.

La octava es: Soy un bicho, ahí no. Yo no soy un bicho, soy un hipopótamo, Pepepótamo.

En el noveno lugar aparece Amor de todo a 100, y qué voy a decir, allí las cosas funcionan o no funcionan. Made in China. Love Low Cost.

En décima posición esta: Frío. Al principio, al parecer, estaba todo muy caliente, pero las cosas acabaron mas frías que un congelador Kelvinator.

La undécima: Niña Sara, me fascina, por lo que, aún a riesgo de que me acusen de plagio, me permito el hecho de reproducir literalmente lo que dice Pau Donés de esta canción en el libreto del disco: Nunca quise caer en el tópico de papámúsicopelmazoescribecanciónñoñaasuhija, pero estoy muy contento de haberlo hecho, por si acaso algún día mi estúpida introversión no me deja expresarle que la quiero con locura y que es la cosa más importante de mi vida.

El estribillo es sencillamente increíble dice asi:

"Bienvenida niña,

niña guapa, Sara.

Te di la vida y ahora tú

me la das a mí"

Las lágrimas manaron de mis ojos la primera vez que la escuche. Gracias, Pau.

La duodécima es: Tú me haces sonreír, es una contradicción este tema como la propia vida. Ni contigo ni sin ti. Cuando quiero llorar no lloro y a veces, lloro sin querer.

La última se titula: Breve historia de un músico persona. Autorretrato. Un rap autobiográfico.

Con esta descripción, tan sui generis, quiero rendir tributo a alguien que ha contribuido decisivamente a la banda sonora de mi vida. Sus canciones son y serán para mí siempre recuerdos, notas musicales y apuntes al natural.

Si tienen unos pocos euros, harán muy bien en comprarlo.


Esta es una de mis favoritas: http://www.youtube.com/watch?v=2jHiphKZpSo