lunes, 31 de mayo de 2010

¡Queremos Paz!




El grito era hermoso. El profesor arengaba a sus alumnos preguntandoles: ¿Qué es lo que queremos! y todos los niños y niñas gritaban con todas sus fuerzas...¡PAZ!


Los niños colombianos pocos dias antes de las elecciones, gritaban en las puertas de su gobierno, ante la mirada atónita de todos los que por allí estabamos en favor de la PAZ.


Le decían al gobierno...¡Paz!, a los de las FARC...¡Paz!, a los paramilitares...¡PAZ!, a los narcos...¡PAZ!, a todos los candidatos sin excepción...¡PAZ!


Los niños tan solo quieren cariño, respeto y amor, quieren jugar, ir a la escuela y sentirse seguros junto a sus familias.


Enhorabuena a los maestros de Colombia, por sembrar entre los niños el mensaje de la PAZ.

sábado, 22 de mayo de 2010

Tras cuernos,¡Palos!











Por las calles del casco antiguo de Quito en Ecuador nos podemos tropezar con cualquier cosa. Evidentemente la gente va buscando la extraordinaria arquitectura colonial, sus casas señoriales, sus iglesias, sus calles empinadas y adoquinadas, pero a mi lo que más que atrae como siempre, son sus gentes, sus ancianos y sus niños.




Hoy he tomado algunas fotos bonitas de verdad, en las que he intentado capturar la sensibilidad del instante y secuestrarlo para siempre en un archivo.




He llorado al darle cinco miserables dólares a una mujer que no tenía ni brazos ni piernas, a la que daba de comer una niña preciosa con un pelo negro larguísimo, algo parecido a un caldo de pollo con una cucharita de plástico. Al depositarle el billete en el cajón, que servía a la par, como mesa comensal y para mostrar las cajitas de chicles que vendían, la pequeña no ha podido contener su asombro y ha exclamado: ¡Te ha dado cinco dolares el señor! a lo que la señora sin extremidades, abrazandome con sus ojos me ha dicho: ¡Muchisimas gracias señor!¡Que Dios se lo pague!.




Más a delante un par de hermanitos negritos, miraban con devoción un escaparate de juguetes, al darse cuenta de que iba a tomarles una foto, no han tenido reparo alguno en posar para mí con alegría.




Después de tomarles la foto el más chiquitín me ha dicho: ¿Me la dejas ver?, y tras verla ha exclamado de forma cantarina: ¡Qúe linda!




Unas cuadras más adelantito, un señor tocaba una guitarra muy colorida y una señora leía un diario con mucha atención, fijense en el titular...




Como colofón una artista callejero ofrecía una sensacional representacion ante unos entregados espectadores.




Otra vez toda esta gente humilde, me ha hecho sentir un hombre muy afortunado.

jueves, 13 de mayo de 2010

Más México a petición popular
















Me han pedido más fotos de México, y no me he podido negar...

domingo, 9 de mayo de 2010

México, mi otra vida al otro lado del océano.
















Lo he intentado en repetidas ocasiones en relatos, en charlas de café, en colegios e institutos, hasta en un pequeño libro que me autoedité. Mi pasión por México es un amor doliente, sufrido y ausente. Soy algo así como un inmigrante, como un exiliado que añora su tierra, en mi caso, una tierra en la que soy un extraño, un gallego, un gachupín, un intruso, un invasor, alguién que representa al usurpador, al explotador, a la historia oscura, al dolor. He sentido en miradas y escuchado en palabras, la desconfianza, el rencor y hasta la crudeza del odio. Por otro lado el calor, la amistad y el cariño, del que se siente cercano, próximo e incluso identificado con mi procedencia. Como en todo, he vivido la cara y la cruz de una misma realidad, condicionada por el pasado que a cada uno nos ha tocado vivir, que actúa en nuestra vida como una lente que nos pervierte y condiciona la realidad del presente.





Cuando hablo de México fluyen en mí sin control posible, riadas de sentimientos, de momentos inolvidables vividos, por carreteras, caminos, ciudades y aldeas, aeropuertos, reuniones, visitas y cursos, restaurantes y cantinas, entre tequila y tequila, entre tormetas, vendavales y seísmos, entre manifestaciones, balaseras y aquella ocasión en la que la APPO en Oaxaca me perdonó la vida.





He intentado secuestrar en fotos esos momentos, no se si alguna de ellas consiga acercarles al sentimiento de lo que México significa para mi.

domingo, 2 de mayo de 2010

Juan Hidalgo un artista multidisciplinar




Juan Hidalgo es un artista fuera de la norma. Lo mismo te fríe una corbata que te plancha un huevo. Lo que es indudable es la capacidad artística para expresarse, ya sea mediante la pintura, la escultura, o la performance. Hace algunos años me lo tropecé en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (México) en una actuación que me dejó boquiabierto. Fué una experiencia muy intensa que me aportó nuevas visiones sobre la capacidad y la necesidad que el artista tiene de sorprender al espectador. Juan Hidalgo aquella tarde hilo muy fino en la fusión entre las artes plásticas y las artes escénicas, y por supuesto se metió al público en el bolsillo.

sábado, 1 de mayo de 2010

Las batallas en el desierto


Las batallas se libran minuto a minuto, en cada esquina, de noche o de día, en el campo, la playa o el desierto, en la Moneda, en el Ebro, o en Gaza. Miles de batallas, cientos de miles de batallas, millones de batallas, cientos de millones de batallas. Cada vida es una batalla, cada intento por subsistir es una lucha sin cuartel, sin reporteros, sin flases, sin testigos. Batallas mudas que a nadie importan, que tan solo nos pudren los higadillos y nos recomen por dentro, provocándonos una acidez terrible.

Nacimos para luchar sin saber para que luchamos.

Nadie sabe si al final estaremos mejor, seremos más felices, o por el contrario llegaremos sin fuerzas ni resuello, a ese sueño hacia ningún lado y nos comerá la mierda.

Jose Emilio Pacheco, ha escrito una batalla de su propia infancia, de su amor imposible, de su México perdido. El premio Cervantes le esta bien merecido, por ser quzás una de sus últimas y más preciosas batallas.