lunes, 28 de febrero de 2011

El cisne negro


El hecho de estar casado con una maravillosa bailarina de ballet clásico me ha hecho ser capaz de comprender la belleza del ballet del mismo modo que sé valorar un gol de Leo Messi o un raquetazo de Rafa Nadal.

El esfuerzo y la lucha por alcanzar la perfección es el denominador común de todas las grandes estrellas del deporte, del arte o de la vida diaria.

En la película "El Cisne Negro" del Director Darren Aronosfky y protagonizada por la ganadora del oscar a la mejor actriz Natalie Portman, según mi modesto entender cinematográfico -que no es nada del otro jueves- podemos analizar la delgada línea que separa la perfección de la obsesión. Tan cercanas como terriblemente diferentes. En numerosas ocasiones nos balanceamos a uno y otro lado de la línea poniendo en peligro nuestro objetivo y nuestra propia seguridad.

El filme, en sí, es una lección magistral de psicología que consigue hacerte sentir la angustia de la protagonista, siempre y cuando tu bagaje cinéfilo no sea tan solo Rambo o El fontanero, su mujer y otras cosas de meter.

Aronosfky, un judío norteamericano de origen polaco, nos demuestra con esta película, su intención de erigirse, más bien pronto que tarde, en uno de los directores indispensables de las próximas décadas.

Así que ya sabes, si te gusta el buen cine, no te la pierdas.

domingo, 27 de febrero de 2011

Marketing autóctono


Podría ser perfectamente un ejercicio de un examen de marketing, pero no lo es. En la imagen estamos ante una campaña de marketing autóctono. En muy pocos países del planeta realmente se comprendería el auténtico significado de la oferta: ¡El capuchón del nazareno! -en malla o combinado-, el que menos pesa -solamente pesa 70 gramos-. El más cómodo y el más fresco. Recógelo sin esperas -supongo que no habrá tumultos para ir a retirarlos- además, lo que me terminó de convencer fue su eslogan: ¡Compra un capuchón combinado, no llevarás otro igual! Lo de la cinta anti-sudor es la bomba, cuenta con entrada y salida de aire. Estamos, sin ningún género de dudas, ante el invento más grande en indumentaria para nazarenos desde el genial invento de la sandalia.

Orihuela (Alicante) ya se prepara para sus desfiles procesionales y el inventor estará a tope produciendo capuchones a destajo. Lo malo le vendrá después, cuando acaben las fiestas religiosas. Pensándolo bien, quizás este invento pudiera patentarse también para su aplicación en Burkas, y en otros uniformes extremos, por ejemplo: los capuchones de los del Ku Kux Klan en Estados Unidos. Este señor de Orihuela podría ponerse en contacto con el prestigioso diseñador David Delfín que también es muy aficionado a la utilización de este tipo de indumentaria para putear un poco a las modelos.

Tengo que reconocer que, a mí, la gente con capuchón siempre me ha dado mucho miedo. ¿ A usted no?

sábado, 26 de febrero de 2011

Viejos dibujos de Amsterdam
















Cuando me dan brotes de melancolía, mi cuerpo, incontrolado, baja las escaleras en dirección a mi húmedo y oscuro sótano. Ignoro si esto es sólo una cuestión personal o todos, en mayor o menor medida, tenemos un sótano, una cafetería o un banco en un jardín, donde reencontrarnos con nuestro pasado o con nuestros objetos perdidos.


Tras bajar dieciséis escalones -que me separan de mis recuerdos y de mis trastos- abrir la puerta y rebuscar en un cajón, apareció un viejo cuaderno de dibujos que realicé durante unas vacaciones en Holanda allá por el año 96. Sigo pensando en cómo tuve el atrevimiento de realizar un cuaderno de viaje con dibujos sin saber dibujar, pero con ello, me he dado cuenta de que yo soy así. Todo lo que hago lo hago sin saber. Lo que me diferencia de mucha gente es que yo hago cosas, mientras que otros se excusan en "no saber" para no hacer nada. Yo prefiero pedir perdón a pedir permiso.


Aquel viaje iniciático me acercó a una sociedad diferente, abierta al sexo, a las bicicletas, a las drogas, a los canales, a la multiculturalidad, al arte y a las flores.

Mi hija Yolanda que es la más maravillosa del mundo, aprendió a andar en un modesto hotelito de Amsterdam. Tenía menos de un añito, unos rizos dorados en su pelo y una carita de muñeca que hacía que la gente se fijara todo el rato en ella.

Los dibujos no valen una mierda, pero espero que entiendan que a mí me parecerán siempre maravillosos.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cataclismo


Cataclismo en los bancos, en las empresas, en los gobiernos, en los países árabes. Cataclismo en el estado del bienestar que a la postre era un mero espejismo. Cataclismo por la cultura de la incultura, del pelotazo, del tuneo y del aparentar. Cataclismo en el respeto al diferente, al inmigrante y al homosexual. Vivimos tiempos convulsos, revueltos y caóticos. La seguridad cambiada por la inseguridad, la solvencia por la insolvencia, la esperanza por la desesperación. Tiempos jodidos amplificados por la codicia del que se regocija del moribundo en lugar de salir en su auxilio. Los hay dispuestos a sacar buena tajada de la situación, de quedarse con la poca salud del que agoniza, y cuando lo logren, no sentirán ni el más mínimo remordimiento. Aunque el muerto se llame España y todos sepamos el nombre de sus ansiosos y diestros sepultureros.

Quizás sea una forma loable de expresar el amor por este país con el que a muchos se les llena la boca, aunque ese arrebato de amor nos conduzca a todos hacia el cataclismo.

domingo, 20 de febrero de 2011

LLegó la primavera











Hace algunas semanas que la primavera quería hacer su aparición. El duelo que bate contra el crudo y triste invierno lo esta ganando. Los preciosos almendros en flor así lo acreditan:¡Touché! Ya es algo innegable. Estamos a veinte de febrero y los veintidos grados de temperatura hacen delicioso pasear por los alrededores del volcán fósil de Barqueros (Murcia). El zumbido de los insectos, el primer deambular de la joven Culebra de Escalera, los renacuajos en las canalizaciones del agua que afloran entre los pliegues fosilizados de lava, nos recuerdan una actividad volcánica remota, que nos ha dejado su huella imborrable en este paisaje árido y maravilloso.

La vida comienza cada primavera en estos pequeños detalles, nos arrastra sutilmente, queramos o no, hacia adelante en un desbocado calendario, como una suave brisa que nos activa, que nos renueva y que nos motiva. Con un lenguaje no escrito y que nuestro cerebro no alcanza del todo a comprender, nuestras células se alteran al impulso de la primavera, como la madera seca y retorcida de estos almendros que explotan en millones de preciosas flores entre blancas y rosas.


Esta mañana he sentido la primavera. Atrás queda, tan sólo, otro invierno más.

sábado, 19 de febrero de 2011

Borrachera de arte maravillosa


Arco 2011, Art Madrid, y varias propuestas más me tienen alucinado con tanta obra de arte por aquí y por allá. Esta borrachera artística, en pocos días, se irá desvaneciendo. Los galeristas recogerán sus trastos y sus dividendos. Los artistas recibirán sus emolumentos. Para algunos pasta gansa, mientras otros se conformarán con las migajas del festín. Los intermediarios se frotarán las manos.

Los coleccionistas guardarán sus compras en la caja fuerte de algún banco, recubiertas de alguna manta retalera, o adornarán cualquier despacho donde fluyen a raudales los apretones de manos y las firmas de contratos que nos quitarían el hipo.

El arte pudiente dejará paso al arte corriente, al artista que lucha por vender un dibujo para comer en una cutre fonda, a años luz del glamour de los restaurantes más chics. El arte subsistirá marginado dentro de una carpeta, bajo el sobaco de cualquier estudiante soñador. Saldrá a la luz en forma de un graffiti sobre la pared de una fábrica cerrada por la crisis, o resurgirá con la fuerza de un proyectil, en cualquier rotonda, en forma de macroescultura apalabrada, con un marchante políticamente afín, en una cena de cuatro amiguetes con un concejal.

El arte es mucho más que pintar buenos cuadros. Quizás para los artistas lo más difícil no sea hacer obras magistrales, lo más jodido para muchos de ellos es, y será, entender a esta absurda sociedad.


miércoles, 16 de febrero de 2011

No estarán en ARCO 2011











Me repito más que el ajo, como diría la Beckham, pero yo no aflojaré los veintitantos eurazos para entrar en ARCO porque no me da la gana. Faltaremos muchos a la cita, en la que disfrutábamos años atrás, viendo lo más representativo y vanguardista de New York, Berlín, Buenos Aires, Barcelona u Ourense. Quizás aburrido por los tumbos que ha ido dando la feria o, tal vez, por la propia reiteración de las propuestas de artistas y galeristas. Poco nuevo y poco bueno. Mucha provocación, mucha pornografía, demasiado conceptualismo, y poca capacidad de sorprender a los que llevamos muchos kilómetros de exposiciones y ferias.


No estarán tan poco esa preciosa cara de mujer, esa espiral que esconde un ordenador de un hotel, esa foto de una biblioteca en una ciudad alemana, ni tan poco el trasnochado señor del sombrero, sacado de una comuna hippie de los años sesenta.


Tal vez Arco y este señor del sombrero, estén un tanto trasnochados y fuera de lugar, como formatos de otro tiempo que se empeñaran en morir defendiendo su estilo, aunque este huela ya a retestinado.

sábado, 12 de febrero de 2011

Arco 2011


No asistiré este año en cuerpo a ARCO pero sí en alma. Mi vida cambió la primera vez que asistí a esa feria de arte loco y atrevido. Pasillos y más pasillos repletos de galerías de acá y de allá, algunas de renombrón y otras más modestas de la periferia, que me conjuraron cientos de secretos que me han habilitado para enfrentarme, con desparpajo, a la sala vacía, a los puzzles informes de materiales que me reclaman protagonismo para que los convierta en una obra, que posteriormente sufre escondida en un sombrío y húmedo sótano, ideado en un principio para albergar coches y que, en su lugar, acapara hierros retorcidos atravesados por maderas desconchadas y carcomidas. Vivo sin vivir mi arte, entre un proceso de frustración y retención. Busco continuamente excusas para que de mis manos afloren collages, que se han convertido, en la actualidad, en el único bálsamo asequible a mis ansias creativas.

En mi próxima vida me gustaría ser artista y pensar únicamente si poner una alcachofa en la cabeza del personaje, queda más o menos cool, que ponerle una berenjena.

Todo es cuestión de gustos.

Adiós a las hemorroides


Para la gente que sufre en silencio, o a gritos, las jodidas hemorroides, les recomiendo un viajecito a Tallin (Estonia) en invierno. Allí, en esa ciudad de cuento de hadas, en su zona alta, podrán encontrar una tiendita que en su entrada dispone de un sistema genial para el alivio sintomático de tan traumática afección. El tratamiento consiste, simplemente, en sentarse sobre el tapete rojo y aguantar ahí espetado el mayor tiempo posible. Las hemorroides retrocederán y no se atreverán a salir en mucho tiempo.

Para potenciar el efecto del tratamiento hay que cantar una canción en Estonio mientras se está sentado en tan beneficioso trono. La traducción de la cancioncita sería más o menos esta: La silleta de la reina, que nunca se peina, un día se peinó...¡Y cuatro pelos se arrancó!

De hecho, en la ciudad, ya se están creando empresas para fomentar en Tallin el turismo anti-hemorroides.

¿Te apuntas?

viernes, 11 de febrero de 2011

Un año de blog




Hoy se cumple un año desde que decidiera poner en marcha este diario de idas y de vueltas. No me he puesto, tan siquiera, ¡para qué!, a contar los kilómetros que he recorrido para llegar hasta aquí. Han sido muchos, pero todos ellos me han servido para acrecentar mi ciudadanía planetaria. Soy de ningún sitio y soy de todos. Me he dado cuenta que las banderas están hechas de una tela ideal para limpiarse el culo, que hay gente maravillosa allí donde voy, y que no soy nada más que un ocupante insignificante de una butaca en un avión, una cama de un hotel, y un cabrón que intenta vender sus sueños y sus necesidades allí donde se asoma.


He descubierto también que puedo trabajar desde -25º hasta 48º, una franja de temperaturas enorme que demuestran la fortaleza de nuestro pequeño cuerpo.


Viajando por el mundo he comido de todo y bebido de todo, cosa que me viene fatal para mi colon irritable. Pero lo voy llevando bien, siempre teniendo a mano antidiarreicos y toallitas húmedas por lo que pueda pasar.


Hoy escribo desde Helsinki. La habitación es la 565 del Hotel Gran Marina Scandic, que se encuentra frente al puerto al que llegan enormes cruceros donde la gente disfruta todo cuanto puede intentando no congelarse.


He tenido una visita de trabajo muy interesante en Espoo, gracias a la ayuda de Alfonso Ortíz Palma, un chico mexicano que se casa dentro de un mes con una finlandesa. El taxi nos ha llevado a través de unas autopistas congeladas, hasta las afueras de Helsinki, donde comienza la zona industrial de Espoo. Hemos pasado por delante de la gran factoría de Nokia y varias empresas más de alta tecnología, empresas modélicas ubicadas en un entorno que recuerda a una eterna Navidad.


Después de la visita hemos decidido regresarnos en tren. Mezclarme con la gente siempre es una experiencia acojonante. Me brinda la oportunidad de ver de cerca las caras, las sonrisas, las penas, la belleza, la diferencia, la ropa, los tonos de voz, los nervios. Mil detalles que no se aprecian tan fácilmente desde la ventanilla de un taxi.


Mientras esparábamos el tren (4€) me he fijado en esta pequeña estación. Una estación preciosa para un nuevo proyecto precioso. Me voy fantaseando hacia Helsinki pensando que, en esta ocasión, ¡lo voy a conseguir!.


Tuve que abrigarme mucho para aguantar, ahí pongo la prueba del delito.


Gracias a mis escasos y queridos lectores, casi 5.000 visitas en este blog en un año y catorce seguidores es todo lo que he conseguido.


Como decía un proverbio chino: ¿Bueno o malo? No lo sé.


GRACIAS AMIGOS.
Posdata: Sigo vendiendo mi último libro en la siguiente dirección:

miércoles, 9 de febrero de 2011

Curso de collage práctico en Tallin


Mi pasión por el collage, me lleva a fijarme mucho en ellos, y la verdad, pese a estar poco considerado dentro del mundillo artístico, a mí nunca deja de sorprenderme y me los encuentro allí donde voy.

En esta ocasión, y gracias a un collage encontrado a la entrada de la cafetería de un gran centro de formación profesional en Tallin (Estonia), me he dado cuenta del lado práctico y útil de esta representación artística.

El cartelito, que según creo,(son meras suposiciones mías), invita a alguna juerga estudiantil, es un collage con todas las de la ley, utilizado en el sentido más utilitario de la creatividad.

Recortar y pegar manualmente todavía tienen la capacidad de competir contra el Photoshop.

En el modesto collage, el pasado y el presente se enfrentan en un bonito pulso artístico.

MI FELICITACIÓN AL AUTOR DEL COLLAGE DE LA IMAGEN.

lunes, 7 de febrero de 2011

Butterfly Tallin











Este afamado local de ambiente en la capital de Estonia estaba casi vacío. Las calles de Tallin, por la intempestivo de la hora, tampoco estaban demasiado transitadas, trasmitian una sensación de tristeza, de crudo invierno en el norte de Europa, donde todo es nieve y frío. Pero esta noche no era para tanto, de hecho, el termómetro nos gratificaba, quizás por el esfuerzo de todo el día, con una temperatura de uno sobre cero. Menos frío que en Albacete. Caminamos, Sylvain, Rubén y yo, animados por la bonanza climática, por el precioso e incomparable casco histórico, donde nos tropezamos con una pista de hielo, en ella, una chica solitaria, daba vueltas y más vueltas como una autómata. Me recordaba, en cierto modo, a los patitos de goma de las ferias, que daban vueltas y vueltas esperando un taponazo proporcionado por aquellas viejas escopetas de aire comprimido, que te hacían fallar cuando apuntabas y acertar cuando tirabas al tuntún.

Proseguimos el gélido paseo, intentado no rompernos la crisma por las placas de hielo que alfombraban todo nuestro recorrido, cuando decimos refugiarnos en el Butterfly. Tomamos una botella de sidra de Normandía y disfrutamos de un local decorado con muy buen gusto y en el que contemplé una exposición de collages que no me disgustó.


Me llamó mucho la atención el de un gran colibrí. Cuando estoy en México, sobre todo por el sur, me gusta levantarme temprano, cuando hay jardín en el hotel, y ponerme a observar a los colibríes. Es una experiencia única. El último lo vi en León (Guanajuato) y mira tú por donde aquí lo encuentro dibujado a escala 1:1000. No se si en realidad, aquel colibrí tan sutil, aguantaría estas temperaturas tan extremas, pero seguro que disfrutaría de una belleza como la de esta ciudad, aunque pensándolo bien, mejor que venga en verano.

Consejo práctico de Katri (la mejor traductora de Estonio-Español de Tallin) para visitas a esta ciudad en invierno: ¡Atención! El suelo resbala más que los aseos de una discoteca a las cuatro de la madrugada, y mucha precaución también al pasar por debajo de las cornisas, de vez en cuando caen unas piedras de hielo que son capaces de abrirte la cabeza.

No quiero terminar esta entrada sin rendir un tributo solemne a la belleza de las mujeres de Estonia, como decía nuestro amigo Jesulín de Ubrique: En dos palabras im-presionante.




miércoles, 2 de febrero de 2011

Vi zombis en Praga


Aunque lo he mantenido en secreto todo este tiempo, hoy le he confesado a mi psicoanalista que vi zombis en Praga. No, no piensen mal, no fue después de degustar la exquisita cerveza checa, mi desgracia hace que sea alérgico a ese elixir que unos monjes aburridos, como todos los monjes, inventaran hace algunos siglos.
Lo que me llevó a verme lo mío con el psicólogo freudiano, fue una pesadilla que se me repite cada noche durante los últimos meses: en ella de una oficina de empleo o desempleo (INEM), como se diga esa vaina, salen 4.200.000 zombis. Estos lo invaden todo, lo hacen todo polvo, y cuando abren la puerta de mi habitación para comerme, ¡zas! me despierto con el corazón en la boca.

Yo le he dicho que así no puedo seguir, que me drogue, que me de corrientes, que haga lo que sea, pero no quiero seguir viendo, cómo cada noche al acostarme, son más y más zombis los que me zumban.

Ustedes dirán que no es para tanto, que soy un cagón y no es así, lo que ocurre es que después de verlos en Praga y tomarles esa foto se me quedó mal cuerpo. Juzguen ustedes mismos.