jueves, 3 de enero de 2019

Rodeados


Están a nuestro alrededor. Adquieren formas muy diversas. Asumen dócilmente una tendencia tras otra. Van hacia dónde sopla el viento. Se disfrazan con las ropas más actuales, frecuentan los restaurantes de moda, escuchan la música que toca, ven las series que hay que ver. Comparten los memes que hay que compartir. La frustración siente cobijo y calor entre la masa. 
No se precisa ni se requiere sentido crítico entre esa multitud que todo lo acoge; mas al contrario, el que muestra signos de albergar el más mínimo sentido crítico es tildado de perro verde, de inadaptado, de listillo, es señalado con el dedo y tachado de raro. 
El sentido crítico siempre ha puesto la voz de alarma sobre los sistemas sociales viciados. Todo, como la naturaleza humana, tiende al agotamiento y a la perversión. El ego, propio del instinto de superviviencia, nos lleva a desequilibrar todos los sistemas y todas las reglas para catapultarnos hacia la cúspide de la pirámide social (Léase a Maslow) ahorrándonos todos los estadios intermedios que históricamente han cimentado el crecimiento y el desarrollo natural de los seres humanos. 
Hoy día, ese desarrollo interior no nos interesa, tan sólo prima la apariencia y la capacidad de llegar a lo más alto por el camino más corto, y para encontrar esos atajos todo vale. 
El cortoplacismo es la perversión más absoluta a la que jamás se ha enfrentado la sociedad. El todo ya y ahora con el que nos hemos ido educando las últimas generaciones, ha dado lugar a una sociedad de “Niños Emperador” en la que todos lloramos y lloramos enrabietados a la espera de que alguien nos traiga el trabajo de nuestra vida, la pareja perfecta, el cochazo que acelera de cero a cien en tres segundos, mientras nos dedicamos a viajar a crédito por el mundo haciéndonos selfies con teléfonos de última generación con la Torre Eiffel, o la Muralla China, como decorado de fondo. 
Nuestra intimidad, convertida de ese modo en mercancía de Facebook o Instagram, se vende al peso por Amazon, mientras cerramos las tiendas de nuestro vecino de al lado. El futuro es una película de ciencia ficción con gente clonada, que no siente ni padece, pero que aparenta la más absoluta perfección. 
Y esa gente, como les decía, extraordinariamente perfecta, nos rodea por todos lados. 

10 comentarios:

  1. Qué buen análisis de la situación. Un beso

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  2. Panorama estremecedor, inquietante y desolador.
    Que Dios mantenga tu lucidez, JFB.
    Salu2.

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  3. ¡¡Feliz año!!
    Y creo que tu relato hoy es medio verdad-medio paranoico.
    O será que como no uso face, ni instagram, ni tw, ni siquiera whatsapp y no me importa si quieren dejarme fuera de juego por eso. No me importa porque yo me quedo con los que eligen, como yo, ser una suerte de "felices antigüedades".
    Y así es amigo mío...los hay como los que describes tan pero tan bien pero también Habemus (no papam) de esta otra mitad: más contemplativos, con vida interior, que podemos charlar relajados y mirándonos las miradas, los que aún mandamos mails personales, etc.
    Y créeme que hay gentes así en todas las franjas etarias. Obviamente los más jóvenes viven pendientes de sus teléfonos pero...¡No todos ni todas están perdidos/das! Y pueden tener maravilloso sentido crítico y mucha empatía con el prójimo.
    De verdad...
    ¡¡¡Que tu 2019 sea como vos lo quieras!!!

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  4. Feliz día de Reyes, sin barreras y buenos objetivos.

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  5. Na impossibilidade de ter vindo mais cedo… venho agora desejar que tenhas passado um feliz DIA DE REIS!

    Bom final de Domingo e boa semana.
    Beijinhos
    MARIAZITA / A CASA DA MARIQUINHAS

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  6. Nos rodean, intentan asfixiarnos y, en algunos momentos, efectivamente lo logran... Pero debemos continuar nadando.

    Saludos,

    J.

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  7. Mitad contigo y mitad con Lu, no quiero pensar que todo sea negativo. Pienso comenzar el Nuevo Año con esperanza de buenos cambios. Un abrazo.

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