No hice una foto del acontecimiento. Sucedió como suceden las cosas que no están previstas y te dejan fuera de juego.
Beatriz y yo habíamos llegado a la hora prevista al lugar convenido. Una dirección a las afueras de México D.F. donde un señor estaba muy interesado en recibirnos.
Era la primera cita de ese día, después de haber trabajado en Monterrey, Guadalajara y Guanajuato, recorriendo miles de kilometros en los prestigiosos y cómodos autobuses de ETN.
El taxista había tenido que recurrir varias veces a la central para conseguir dar con la dirección. El tráfico estaba durisimo a esa hora de la mañana, en la que todo el mundo realiza su rutinario periplo hacia el trabajo.
Al llegar a la dirección, nos sorprendió comprobar que era una casa particular, una pequeña vivienda en bajo, dentro de una urbanización privada y no el edificio de una gran distribuidora de productos cosméticos.
El jardincito que daba acceso a la casa, estaba protegido por una reja metálica de color verde y un perro encadenado, ladraba sin cesar desde que nos bajáramos del taxi.
Por mucho que aplastamos repetidamente el pulsador del timbre durante diez minutos, a parte de encabronar más al triste y hambriento can, no conseguimos absolutamente nada.
Yo me encaré con Beatriz pidiendole explicaciones sobre el tipo de cita que me había agendado, mientras disimuladamente, el taxista se cagaba de la risa, tapandose la cara con la mano.
Ni corto ni perezoso, me dirigí hacia el chucho y me puse a recitar mi representación a modo de entrenamiento, a lo que el chucho respodió reculando, y tomando acomodo en su sucia alfombrilla, para escucharme de lejos, como si estuviera acostumbrado desde hace tiempo a recibir cansinos y desesperados proveedores de tintes y champús para el cabello.
Fué una visita original, única, pero muy perra!! Vaya que sí.
Jajajajajaja.... unas son de cal otras de arena, jajajajaja estoy como el taxista muriendo de risa por el cuadro que tuviste qu pasar ...
ResponderEliminarLa verdad tus situaciones resultan para el buen ver muy divertidas, me imagino tu con tu seriedad y de paso algo de solemnidad por el momento en si recitando tu parlamento ante la cara incredula del perro. Pero amigo muchas veces es mejor esperar con calma.
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