Menudo nombre. Es todo un ejercicio de pronunciación. También serviría como una prueba para un concurso televisivo: Por quinientos euros, pronuncie usted, adecuadamente, el nombre de este pintor polaco. Sería una risa escuchar el intento. A mí me pusieron una vez, como penitencia, en la ciudad polaca de Lublin el tener que leer, en público, los nombres de unas clientas que participaron en un sorteo. Se partían de la risa todos los asistentes. Para nosotros, los latinos, es muy complicado pronunciar tantas consonantes en una sola palabra. Se nos pone la lengua de trapo.
Sin embargo, a pesar de la dificultad para pronunciar su nombre, la obra de Zbigniew Bielawka (Cracovia 1978) me convenció con prontitud, cuando la descubrí en la Jan Fejkiel Gallery XX lecie. Su originalidad, simpleza y genialidad me animó a invertir unos cuantos zlotys, que al cambio en euros tampoco me iban a suponer la ruina. Pero más allá del valor material, que siempre en el mundo del arte es muy relativo, adquirir ese pequeño dibujo, que lleva como título: "La caída del caballo", pretende ser un pequeño gesto de reconocimiento y apoyo a la cultura y el arte contemporáneo polacos.
Los dibujos de Bielawka a tinta aguada, escenifican un universo infantil, muy cercano a la ilustración y al diseño gráfico, con toques de nostalgía e inocencia. Sus dibujos son tan sencillos como complejos, tan infantiles como tremendamente simbólicos.
Espero que les guste.
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