Cada vez que descubro un nuevo mundo mi pequeño y desgastado cuerpo-mundo se expande, se dilata y rejuvenece. Lo reconozco, los nuevos mundos se me impregnan con facilidad. Los absorbo por vía cutánea, ocular y gustativa. Todos mis sentidos, reconocidos y sin reconocer, participan de esta epifanía digna de ser elevada al rango de religión pagana.
No hablo de mundos lejanos, ni de planetas desconocidos plagados de extraterrestres con cara de sapo sin sapa, hablo de mundos paralelos, de los mundos interiores que cada uno de nosotros nos vamos construyendo como pilares maestros o muros de contención para proteger y encauzar nuestra propia existencia. Bajo este alocado razonamiento, cada uno de nosotros es un mundo original, un mundo por descubrir, un mundo que explorar en el que encontrar miles de razones para continuar nuestro camino hacia la nada.
Por tanto, una vez entendida nuestra vida como un mundo que camina hacia la nada, podríamos entender que nosotros somos minúsculos planetas dentro de un complejo y maravilloso sistema planetario, o como decía James Lovelock, somos células de un ser vivo enorme, y en peligro de extinción, que él llama GAIA, y el resto de los mortales llamamos planeta TIERRA.
Y tengo que deciros que desde que, hace muchos años, me convertí en explorador de mundos paralelos soy más feliz y no le tengo miedo a nada.
Existen millones y millones de mundos. ¡Qué maravilla, amigos! ¿Os imagináis cuánto nos queda aún por explorar?
Tu mundo , mi mundo , nuestros mundos , cada uno con sus días grises , sus días soleados , sus tormentas ,sus otoños , sus primaveras.
ResponderEliminarEn cada uno de estos estados ay que explorarlos para poder conocerlos a fondo y aún así siempre te sorprende la riqueza de cada uno .
Hoy seguramente descubra unos cuantos mundos
Esos mundos paralelos son un gran espejo para conocernos y para entender un poco (muy poco) ese sistema complejo de mundos... Una gran aventura, la exploración del cosmos que planteas.
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