En los días plomizos, en los que las nubes le ganan la partida al sol, mi nostalgia se agudiza como si un tsunami me arrastrara a los confines de mi conciencia y me despertara empapado y rebozado en tierra en una orilla de no sé dónde.
Cuando esto sucede, miro a mi alrededor y mi afortunada realidad amortigua, momentáneamente, esa transitoria enajenación mental. Esos vahídos emocionales me trasladan a un mundo de quimeras; a una utopía de verde esperanza y de tranquilidad creativa. Después, lucho por transcribir y ordenar esas sensaciones. Pretendo convertirlas en palabras legibles y legítimas, comprensibles al resto de lo mortales, cosa harto difícil ya que ni yo mismo parezco entenderlas con la suficiente claridad como para poder proyectarlas hacia la mente de los demás.
En el último sorteo de Euromillones tan sólo he acertado dos números: el 17 y el 43, por lo que me atorgarán el suculento premio de 3.97€. Por consiguiente, sigo siendo un hipotecado, un hombre amarrado por los huevos a un sistema bancario tan podrido como despiadado. Quizás, por mi posición social, no tengo derecho a soñar con prescindir de esa nueva forma de esclavitud , antes tan de moda y ahora tan repudiada, llamada hipoteca. Mi único derecho inalienable es continuar trabajando de manera abnegada para proyectos megalómanos, desde los míos propios a los ajenos, para poder seguir pagándola. Siempre inmerso en grandes causas entre las que se difumina mi propia existencia. A veces opino como Nietzsche: pienso que "Dios a muerto" y, muchas otras, pienso en un Dios-hombre resucitado dentro de cada uno de nosotros. Soy un iluso que espera encontrar siempre el lado bueno de la gente y que se choca con demasiados Judas por el camino. Judas camaleónicos. Judas postmodernos que se vanaglorian de serlo. Judas jodidos y jodedores al amparo de un sistema que ha adquirido su misma catadura moral. Es decir, ninguna.
No se asusten, eso sólo lo pienso los días que, como hoy, el astro rey se ausenta para tomarse un descanso, dejando a las nubes que se crean lo que no son. Como la vida hace con los Judas, que les deja sus días de gloria para que luego su caída tenga más sentido y más sustancia mediática.
Los días plomizos me gustan tanto como los políticos de cloaca, o los banqueros tóxicos, o los matones de pueblo. Los días plomizos, como hoy, deberían estar prohibidos por ley. O más fácil aún, en estos días de colores fríos, donde predominan el ceniza, el violeta y el gris, tendría que renunciar, de motu propio, a escribir. Total para lo que escribo.
Si alguien me preguntara, pasado mañana, si yo soy el autor de está entrada lo negaría tres veces. Y, si ese alguien, me concediera, el próximo martes, el gordo de los Euromillones yo sería capaz de escribir una oda a los días plomizos, al color gris, a los políticos corruptos con los que jugaría al golf y tendría colas de banqueros para adorarme como a un Vellocino de oro. ¡Judas, más que Judas! Me diría a mi mismo conduciendo un Jaguar descapotable, último modelo, al más puro estilo berlusconiano.
Harto de que me vendan los demás, me venderé yo mismo. Y ya está.
Los días plomizos me gustan tanto como los políticos de cloaca, o los banqueros tóxicos, o los matones de pueblo. Los días plomizos, como hoy, deberían estar prohibidos por ley. O más fácil aún, en estos días de colores fríos, donde predominan el ceniza, el violeta y el gris, tendría que renunciar, de motu propio, a escribir. Total para lo que escribo.
Si alguien me preguntara, pasado mañana, si yo soy el autor de está entrada lo negaría tres veces. Y, si ese alguien, me concediera, el próximo martes, el gordo de los Euromillones yo sería capaz de escribir una oda a los días plomizos, al color gris, a los políticos corruptos con los que jugaría al golf y tendría colas de banqueros para adorarme como a un Vellocino de oro. ¡Judas, más que Judas! Me diría a mi mismo conduciendo un Jaguar descapotable, último modelo, al más puro estilo berlusconiano.
Harto de que me vendan los demás, me venderé yo mismo. Y ya está.
Tienes razón tu elocuente habilidad para escribir se convirtió en una muy mordaz habilidad para confundir
ResponderEliminarpero jose la vida no es siempre un dia de sol y como ya otras veces lo has dicho son los días grises la razón para saber que hay que ganarle la partida precisamente a los días grises.
Jejeje, tranquilo Pepe, no hay mal que perduré por siempre y no está mal conectarse de vez en cuando con ese yo profundo y nostálgico, ya sabes que en los días grises aquí tienes un amigo para brindar con un caldito tinto de bullas y degustar unas buenas migas, jejeje
ResponderEliminarLos días no siempre son igual ni los tiempos, lo importante es reconocer que cada día tiene su afán. Si hoy es gris mañana puede ser día luminoso, todo está como se quiera ver la vida. Con voluntad y buenos deseos hay que ganarle la batalla a los días grises.
ResponderEliminarLos días plomizos tienen su punto, Pepe; por ejemplo, sirven para que nos regales esta anti-oda de los días plomizos :)
ResponderEliminarKathy, Jose Miguel, Cecilia y Maria S, muchas gracias por escribirme. Me hacen mucha ilusión vuestras palabras y saber que estáis ahí.
ResponderEliminarLos días grises deberían estar prohibidos por ley, yo estoy totalmente de acuerdo contigo....
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