El fuego. Algo tan insignificante como grandioso. Los fumadores, inconscientemente, tal vez lo sean para mantener el contacto físico con tan ancestral elemento.
Yo, que no fumo, llevo años sin prender fuego a nada. En casa, todos los electrodomésticos son eléctricos -como su propio nombre indica- y ya no hace falta echar mano de ningún artilugio que genere combustión.
Los pirómanos, sin embargo, adoran tanto a sus mecheros como un torero a su estampa de la Virgen del Rocío. El fuego como principio y como fin. El fuego como un todo.
Nuestros ancestros comenzaron a desarrollarse tras descubrir el fuego. Antes pasaban más frío que un guineano en Siberia. En Valencia, Las Fallas. En Alicante, Las Hogueras. En Murcia prendemos fuego a una sardina. Toda fiesta luce con orgullo sus fuegos artificiales. El dominio del fuego como ostentación de poder.
Dice la escritora argentina Mariana Enriquez -que les recomiendo- que hubo un tiempo en el que, algunos argentinos, esos que habitan, pusilánimes, debajo de una piel de cordero, hacen asados todos los fines de semana, beben mate, van al psicoanalista, y lloran tras cada gol de Boca, prendían fuego a sus esposas con suma facilidad. Y al parecer les ardían bastante bien.
En otros lugares las lapidan, las violan, las venden, las maltratan, las humillan, les pagan la mitad del sueldo que a un hombre por desempeñar las mismas tareas tratando con ello de mantenerlas en un segundo nivel, o las secuestran en el ámbito doméstico atadas a la pata de la cama y con el brazo partido.
El hombre, ese macho alfa que todos llevamos dentro, es un señor que cuando se siente acorralado prende fuego a todo; vuelve a sus orígenes más salvajes haciendo uso de lo más elemental: el fuego.
El fuego purificador y el fuego ejecutor.
El fuego, esa increíble reacción química capaz de convertirnos en polvo, en ceniza, en tierra, cerrando, de ese modo, ese círculo vital que, en ocasiones, tanto parece asfixiarnos.
Pero, claro, de todo esto, Mariana Enriquez, en su último libro de relatos títulado:"Las cosas que perdimos en el fuego", les hablará mucho mejor que yo.
El mejor fuego, el de la chimenea en invierno para asar castañas.
ResponderEliminarSalu2 ígneos.
¡Qué ricas, Dyhego! Ya queda poco para las castañas. Mi abuela era castañera, era pobre, muy pobre, pero muy honrada. Antes de regularizar la venta callejera, ella vendía higos chumbos, higos de higuera, y en la pascua, castañas. Saludos.
EliminarDetrás del pirómano puede que haya un simple perturbado pero también puede que haya muchos interese económicos y para mí no sé lo que es mas terrorífico.
ResponderEliminarEstamos quemando los pulmones de nuestro planeta, nuestro futuro como humanidad o cuanto menos nuestro bienestar...
Terrible...
Besos!!!
Nos estamos quemando a lo bonzo, y no se nos calienta la cara de vergüenza. Saludos.
EliminarA veces el fuego es el que hace arder el interior del cuerpo, pero lo peor es cuando hace arder los campos, y la madre naturaleza se quema, es muy triste que ello ocurra.
ResponderEliminarUn beso.
Recuerdo el viejo eslogan del desaparecido ICONA: Cuando un bosque se quema, algo tuyo se quema. Saludos.
EliminarUno de los respetos mas grandes que hay es hacia el fuego,es fugaz . intenso, es majestuoso , espectacular, significativo, hipnotiza...me gusta ser como el fuego cuando me prenden.
ResponderEliminarBonito comentario, Maricruz, me has dejado prendido. Saludos.
Eliminar....hablando de fuego, dónde era que buscabas una mujer, qué???? :P
ResponderEliminarjaja
saludos =))))
Aquí, es aquí. ¿Ya la encontraste? Espero que prenda bien. Saludos.
Eliminartu eres arbol y yo fuego ven hagamos una hoguera y que dure hasta el fin,que como dice el dicho,en donde hubo fuego cenizas quedan. maryperas......
ResponderEliminarBonito refrán. Dicen que todos los refranes son sabios. Saludos.
EliminarA mi el fuego me da mucho respeto y bastante miedo.
ResponderEliminarUn abrazo
El fuego, como muchas otras cosas, tiene su cara y su cruz. Por ejemplo, Amalia, tus visitas son el fuego que hace que este blog no se extinga. Saludos.
EliminarTienen mucho fuego tus lectoras... Voy a empezar a escribir
ResponderEliminarEscribe anónimo, pero sal de tu anonimato, de lo contrario te quedarás compuesto y sin novia. Saludos.
EliminarNo me gusta crear perfiles. escribiré...
EliminarCuánto misterio...esto parece Cuarto Milenio.
EliminarTodos los fuegos son peligrosos, aunque en algunos vale la pena quemarse.
ResponderEliminarSalud.
Estoy contigo, Rafa. Saludos.
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