sábado, 28 de marzo de 2020

Los huevos del demonio


En estos interminables días de confinamiento sanitario, mi tía Carmen, de setenta y cuatro años, nos acompaña en casa. Su presencia, de manera insconciente, nos acerca a otras no presencias que, en contra de lo que pensabamos, continúan muy presentes. Con ella han regresado, tras una larga ausencia: mi abuela, mi abuelo, mi bisabuela, mis tías, y todas sus historias. Toda esa procesión, de manera desordenada, va haciendo su aparición para regocijo de nuestra desmemoriada memoria. Y también lo hacen, paralelamente, sus tradiciones, sus costumbres, sus creencias, sus manías, y su tradicional y rica gastronomía.
Gracias a esta desgracia globalizada, he probado el encebollao, las sopas de gato, el caldo empaná y he descubierto la eficacia probada de hacerle un nudo en los huevos al demonio para encontrar aquellas cosas que perdemos dentro de casa.
Días pasados, mi tía perdió su teléfono móvil. Lo buscó y rebuscó por toda la casa de arriba abajo, hasta que, desesperada, recurrió al viejo truco de hacerse un nudo en la punta de un vestido, una falda, o, como en su caso, en la punta de la bata. A este ancestral truco ella le llama "hacerle un nudo en los huevos al demonio". La cosa, por estrambótica que parezca, dió resultado y el móvil apareció para regocijo de todas sus amiga que la andaban buscando desde hace días y que ya pensaban en lo peor. Pero no ha sido esa la única ocasión en la que el demonio, agobiado por la asfixia de sus atributos, nos ha llevado de la mano a encontrar lo extraviado. Ayer mismo, mi tía perdió una pequeña pieza de la licuadora y no había forma humana de encontrarla, tras lo cuál, cansada de buscar y no encontrar, recurrió de nuevo a tan maléfica artimaña y ¡zas! apareció la pieza como apareció el coronavirus.
Lo que estamos aprendiendo con mi tía... 

10 comentarios:

  1. Ese truco lo he hecho en alguna ocasión. Algunas veces me ha dado resultado y otras no... Como los pimientos de Padrón...
    Salu2, Jfb.

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  2. Es lo que decías el otro día de las personas mayores. Más que hacerles un monumento, a veces se les mira como un estorbo que está quitando el sitio en el mundo a las nuevas generaciones. Y eso que tu tía es todavía una chavalica. Lo digo por la cuenta que me trae.
    Mi hermana ha heredado de nuestra abuela la devoción por San Antonio, pero no para rezarle, sino para ofrecerle dinero cada vez que pierde alguna cosa. Dice que que es mano de santo (nunca mejor dicho) y es rara la semana que no tiene que ir a cumplir con alguna promesa.
    Un abrazo.

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  3. Gracias por tu comentario
    Cuídate mucho también tú,si?
    Saldremos de esta
    Saludos

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  4. Vaya truco! Algún día lo intentaré, cuidemos de los sabios, y ojala esto ya pase pronto.

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  5. La cuestión es saber sacar algo positivo en estos días donde yo por ejemplo me desespero. Si esto dura mucho te voy a pedir prestada a tu tía.

    Un saludo

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  6. Pues mi abuela con el diablo no quería nada. Ahora, al pobre San Cucufato...
    "San Cucufato, San Cucufato, los cojones te ato y hasta que no aparezca no te los desato".
    Yo ni con el diablo ni con San Cucufato. Lo malo de ser moderno

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  7. Muy bueno, por aquí siempre se le rezaba a San Antonio. Besitos y salud.

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  8. Por algo dicen que el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo... ¿No?
    Sin ofender a la tía Carmen, por supuesto.

    Saludos,

    J.

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  9. Jajaja lo pondré en práctica, gracias por compartirlo!!

    Saludos 😷

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