lunes, 18 de enero de 2021

El gato persa

Suena un teléfono. —Conservas Abundio, dígame. —Para hacer un pedido. —Espere, le paso con el departamento comercial. Musiquita. Musiquita. Más musiquita. Más musiquita. —Departamento comercial de Conservas Abundio: Me llamo Hortensia ¿en qué le puedo atender? —Necesito cien cajas de paté de cabracho. —A ver… espere… Siento decirle que en este momento esa referencia está agotada. —No me diga. Me causa un trastorno. Contaba con ellas. —Pues no haga cuenta. ¿Necesitaba algo más? —¿Tienen de carne de cangrejo rojo de Alaska? —Sí. —Pues envíeme cien cajas. —No tenemos tantas en stock. Le podría mandar 25 y dentro de un mes el resto. Ahora hace mucho frío en Alaska, sabe usted. —Entonces no me interesa. ¿Tendría de arenques dorados del Báltico? —No, no trabajamos con el Báltico. —¿Y con Alaska, sí? —Estrategias de empresa, es todo lo que puedo decirle. —Pues quiero hacer una reclamación. —El departamento de atención al cliente solo atiende hasta las dos, y son las dos y diez. Tendría usted que rellenar el formulario de reclamación que aparece en nuestra web. —Odio los formularios y las páginas webs. —Pues ya somos dos. —¿En serio? —Claro, encontré a mi ex-marido en un página web y quise devolverlo a los tres meses y me dijeron que no se aceptaban devoluciones. —¿Y sigue con él? —No, lo eché de la casa. Me robaba el dinero y se lo gastaba en apuestas de caballos. —¿Y ahora tiene pareja? —No, sólo tengo un gato persa. —¿Y qué come un gato persa? —Pues lo que más le gusta es el paté de cabracho, fíjese… —Pero se gastará usted una fortuna. —¡Que va! La fortuna me la robaba mi ex-marido; el gato me sale más barato, dónde va a parar… —Y usted: ¿Para qué quiere tanto paté de cabracho? —Es para mí marido que es un sibarita y me tiene aburrida con sus caprichitos: que si el vinito de no sé qué, que sí el jamoncito de no se cuántos, que si el queso que huele pies. Y él cada vez más gordo… —¿Y no ha pensado en cambiarlo por un gato persa? —Pues ahora que lo dice… —¡Hágalo y libérese! —Me lo pensaré… —Nuestro correo electrónico es amigasdelgatopersa@gmail.com. —¿Puede enviarme una foto del gato en cuestión? —Sí, no hay problema, se la acabo de enviar a su wasap. —¡Oígaaa!!! —¿Qué? —Esooo no es un gato… —Claro que no, señora, es un tío y de los de verdad. Le decimos el gato, es iraní, y cobra por horas. —Umm, pues me lo pensaré. No le digo que no. —No se arrepentirá, se lo aseguro. —Está de guapo que se rompe. —Y no vea como araña. —Miau. —Miau. Requetemíau…

5 comentarios:

  1. Jajjaja qué bueno tu relato.

    Pues no está nada mal tener un gato persa, aunque no se yo, eso de cambiarlo qué tal resultará jajaajaj.

    Besos.

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  2. ¡Anda! ¡yo tengo una gata van turca! callejera pero van turca. Espera, también está mi mujer. Nada, no te digo ná, bueno si, que tengo que aguantar a las dos.
    Un abrazo.

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