jueves, 19 de junio de 2025

Estoico por naturaleza

Ahora que nos quemamos los pies sobre las ascuas candentes del neoliberalismo salvaje me doy cuenta del valor de las propuestas y de los planteamientos estóicos. A veces me veo como Zenón de Citio, o Séneca, en lo alto de un púlpito, pidiendo sosiego y moderación en un mundo en el que todos se dan de palos sin lástima ninguna. Me veo en riesgo de ser quemado en las hogueras que los radicales prenden, día sí y día también, para todo aquel que muestra su rechazo a la dispersión del odio y del caos que determinados líderes están intentando inocular por tierra, mar y aire. La globalización, tal y como presagiaban muchas voces visionarias, ha traido el caos. Caos que necesita más caos, porque el combustible del que se nutre es el propio caos. Estoy preocupado y desconcertado. Escribo temeroso pero, pese a ello, no pienso acallar mi voz ni bloquear mis manos. Escribiré sembrando templaza, sosiego, mesura, respeto, y coherencia. Continuaré escribiendo con coraje dando voz a los necesitados, denunciando injusticias, y defendiendo un mundo justo basado en los Derechos Humanos. Para atrás ni para coger impulso.

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