domingo, 21 de febrero de 2016

El sabio Amin


Fui a ver al sabio de la piedra. El día era luminoso y los pájaros cantaban, desaforados, como queriendo violar con sus piares el silencio inmaculado de aquel bosque caducifolio. El sabio estaba allí, tal y como me habían contado, encaramado al pedrusco, con una túnica blanca, y una barba canosa, tan larga, que le llegaba más abajo de la cintura. Por fortuna para mí, y a pesar de las numerosas visitas que recibía, en ese momento no había nadie, y él dormitaba sobre una vieja jarapa tomando un relajante baño de sol.
-Buenos días, sabio Amin, disculpe que le moleste: ¿está usted despierto? -dije anunciando mi llegada.
-Incluso cuando duermo, estoy despierto. He alcanzado un estado mental en el que estar despierto o dormido para mí es la misma cosa - respondió con una voz tan melosa como un algodón de azúcar.
-Me parece increíble. Nunca pensé que algo así fuera posible -dije, abrumado, ante lo profundo de su afirmación.
-El hombre desconoce la mayor parte de sus capacidades -exclamó el sabio.
-¿Tenemos más capacidades de las que conocemos? -pregunté asombrado.
-Efectivamente. Miles, decenas de miles, cientos de miles de capacidades latentes que no usamos -matizó el sabio Amin.
-Señor: ¿usted cree que yo pueda llegar, algún día, a ser más feliz de lo que soy? -pregunté no sin cierto temor a su respuesta.
Entonces, el sabio Amin, poniéndose de pie frente a mí, me agarró las manos, me miró a los ojos y exclamó:
-Dime, amigo: ¿Qué es lo que te ha traído hasta aquí? -me preguntó con una mirada tan profunda que llegué a pensar que, al mismo tiempo, me estaría haciendo una colonoscopia.
-Quiero encontrar el camino de la felicidad - dije, expectante ante su respuesta.
-¿La felicidad? ¿Qué es para ti la felicidad? -me cuestionó el sabio, en un tono de voz menos meloso que el anterior.
-No sé, le dije. Tener pareja, hijos, un buen coche, ascender en mi trabajo, tener tiempo para leer, tal vez un aumento de sueldo, despertar admiración entre mis conocidos, algo así...supongo.
-¿No se ha tropezado, al subir, con un señor que bajaba? -preguntó el sabio Amin.
-No. No me he tropezado con nadie. ¿Por qué? -pregunté interesado.
-Él es un prestigioso cirujano. Tiene un trabajo por el que todo el mundo lo admira, una mujer guapísima y que fue modelo, unos hijos estupendos, una colección de coches de alta gama, viaja todos los veranos a Malí a operar gratuitamente a personas pobres de solemnidad...Pues aún así, no es feliz -me explicó el sabio.
-¿No es feliz? ¿Pero qué más le puede pedir a la vida ese señor? -planteé.
-¿Y qué es la vida? -me preguntó el sabio de la piedra.
-Nacemos, vivimos, morimos... La vida es aquello que trascurre desde el nacimiento a la muerte. ¿No es así? -exclamé con notoria inseguridad.
-Mira ese río, allá abajo. ¿Ves? El agua fluye desde el manantial, recorre un sinfín de kilómetros hasta llegar al mar, o evaporarse y formar parte de una nube, y ser lluvia, o tormenta, inundar pueblos, ahogar personas, o ser únicamente eso: ¡agua!.
-¿Nosotros somos agua? -pregunté desconcertado, sin entender con claridad su explicación.
-Nosotros somos agua, fuego, piedra, aire. Nosotros somos todo y nada. Forjamos países, historias, casas, muros que tan sólo habitan en nuestras cabezas pero que para la madre naturaleza, que todo lo rige, no tienen la más mínima importancia. Nos perdemos intentando crear lo que ya está creado, descubrir lo que ya está descubierto, y transitar los caminos que ya están transitados desde los orígenes del todo.
-¿Y qué es ese todo? -pregunté totalmente desbordado por la trascendencia que había adquirido la conversación.
-Este todo eres tú, soy yo, es el río, son esos pájaros que cantan al sol agradeciéndole que nos alumbre. ¿Tú le agradeces al sol todos los días que nos alumbra? -me preguntó el sabio Amin.
-No, nunca me planteé nada de eso -respondí con sinceridad.
-Entonces ya hemos dado con el motivo de tu visita. A partir de ahora te recomiendo que, todos los días, cuando te levantes, des gracias al sol por alumbrarte, y por alumbrarnos. Cuando él se apague todo habrá terminado.
-¿Y cuándo se apagará?- pregunté angustiado.
-No te preocupes. La pequeña llama que eres tú, se apagará mucho antes de que eso suceda. Tú y yo tan sólo somos una pequeña parte que se escapó de ese sol. Ve y disfruta. ¡Vive!. No busques tanto en lo que crees que no eres, o en lo que no tienes, disfruta del sol que te alumbra. 
No sé si me sirvió de mucho o no, pero eso fue lo que sucedió aquel día y así he decidido contarlo. Ahora, cada vez que miro hacia el astro rey, lo veo de forma diferente.

18 comentarios:

  1. Siempre doy gracias por estar aqui, e intento disfrutar y vivir...aunque haya algunos dias que amanecen nublados...

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    1. Sí, somos afortunados, estamos vivos, tenemos una mesa y una silla, un ordenador con conexión a Internet, y un ratito de tranquilidad para leer esto...¿Para cuántas personas esto sería ciencia ficción? Feliz semana, Conchy.

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  2. La felicidad está en las pequeñas cosas. En saber disfrutar de cada momento que nos brinda la vida. A veces es un poquito difícil porque no siempre todo es bonito.

    Me ha gustado mucho tu escrito tan lindo y reflexivo.

    Un abrazo. Feliz domingo.

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    1. Sí fuera todo bonito ya no valoraríamos lo bonito. Un abrazo Amalia.

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  3. Qué buena lección, una reflexión muy apartada. Disfrutar el momento y todo lo que se nos brinda en cada momento. Muy buen dogma....felicidades....un abrazo

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  4. Muy bonito relato....Cuantas veces nos olvidamos de agradecer por todo lo que tenemos a nuestra disposición y no valoramos la vida y su entorno. Hay tanto de lo que se puede disfrutar y no nos damos cuenta o lo ignoramos!!!

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    1. Así es Cecilia, somos seres afortunados que nos ha tocado vivir en el lado "amable" de la sociedad, y ni tan siquiera miramos para el otro lado para no sentir remordimientos. ¡Ojos que no ven...! Un abrazo

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  5. no tengo mucha tranquilidad aqui pero la mente es tan poderosa que al leer desaparecen todos gracias por compartir

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    1. Gracias a ti, Maricruz, por dedicarme ese ratito de tu tiempo. Saludos

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  6. Nunca sabemos apreciar lo bueno que tenemos, hasta que no lo perdemos.

    Abrazo.

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  7. Supongo que la felicidad plena es difícil de obtene, y no porque no exista, si no, porque cuando ya la tienes siempre ay alguien que intenta hacerte creer que necesitas más para ser más feliz

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    1. La felicidad plena es una quimera, pero, en ocasiones, la tenemos tan cerca que hasta nos asusta. Saludos.

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  8. Me gusto mucho, pero nunca olvides que la felicidad no esta en tener mas, puedes ser muy feliz con mucho menos, ´lo mas importante es la salud
    un abrazo

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    1. Así es María Jesús, la salud por encima de todo. Un abrazo.

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    1. Por desgracia la sociedad marca que somos lo que tenemos, es la máxima del consumo. Así que nos consumimos consumiendo consumibles. Saludos

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