sábado, 6 de febrero de 2016

Vísperas de San Valentín


Fui a echar gasolina y ella no estaba. En su puesto había un tipo gordo, calvo por delante, y una coleta canosa por atrás. Le pregunté por ella, y me dijo que no sabía. Soy nuevo -me dijo.
Su obviedad me hizo daño. Sentí un vacío en el pecho, como el agujero de un donuts. Me compré ese coche, sin tener dinero, tan sólo para ir a verla. Ahora no tendré adónde ir -me dije angustiado. Cada día le ponía cinco euros de gasolina y daba siempre la misma vuelta para quemarla. Mientras me repostaba yo me quemaba mirándola.
-¿Puede usted preguntar por ella? Si me consigue su teléfono le doy cincuenta euros -le propuse a aquel trol que apestaba a queso gruyer.
-Pase usted mañana. Veré qué se puede hacer. No le prometo nada, pero adelánteme veinte euros para iniciar la gestión -me planteó, caustico, como un concejal de parques y jardines en el momento de corromperse con el promotor de los pipican. 
La tarde anterior, como todas las tardes, limpié el coche. Asistí a una misa de duelo de un señor al que ni conocía. Me metí a esa iglesia porque había mucha gente. Por un instante, quise sentirme como los demás. Al llegar a casa, me cocí dos patatas y les puse bastante alioli. Después, vi dos películas porno y me masturbé varias veces, antes de quedarme frito en la cama.
Al día siguiente, me vestí con la ropa de los domingos. Me calcé unos zapatos que aún tenía sin estrenar. Me perfumé con un sobrecito de muestra que me habían regalado en unos grandes almacenes y me dirigí a la gasolinera.
El trol miró hacia mi coche con una mirada desafiante. Esa actitud no me hizo ni pizca de gracia. Comenzamos mal el día -pensé.
Paré en la puerta de la tienda de la estación de servicio. Tiré del freno de mano con brusquedad. Bajé. El sol se reflejó en el charol de mis zapatos. El olor de mi perfume francés se mezcló con el olor característico de todas las gasolineras y con el de queso podrido del nuevo empleado.
-¿Has conseguido algo? -le pregunté sin que mediara saludo alguno entre ambos.
-Se ha ido a vivir con el jefe y me ha dicho que no vuelvas por aquí o será peor para ti. Estaba harta de tus visitas, tío. ¿No te dabas cuenta, o qué? -me dijo con una mirada repleta de asco.
No tuve palabras para rebatirle. Ni palabras ni fuerzas. Su explicación me dejó petrificado, como una estatua de sal, muerto. Me dolió tanto la noticia como la pérdida de los veinte pavos del anticipo.
Tras ese nuevo fracaso amoroso vendí el coche por lo que me dieron. Ahora voy mucho a una cafetería que han abierto recientemente frente a mi casa. La camarera me sonríe con ternura cuando me sirve el café. No es mucho, pero por algo se empieza. Sé que algún día encontraré a la mujer de mi vida. La esperanza es lo último que se pierde. 
Como falta poco para San Valentín, he pensado en comprarle un perfume y entregárselo ese día cuando me ponga el café. Pero: ¿Y sí fuera casada o tuviera un novio karateca?.

19 comentarios:

  1. El no ya lo tienes, no temas por un novio karateca, témemele mas a tus miedos.

    ResponderEliminar
  2. Yo indagaría un poco antes de regalarle el perfume je, je porque si tuviera un novio celoso no haría falta que fuera karateca... Imagino la reacción. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siguiendo tu consejo, Mara, he indagado y creo que el novio es vigilante jurado, así que le he dicho que no se meta en más líos... Saludos

      Eliminar
  3. San Valentín o no siempre hay historias que contadas parecen personales y que siempre terminan en la esperanza de que algún día encontraras al hombre o la mujer de tu vida, sin darte cuenta que lo que en realidad pierdes es el tiempo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es Katherine, no siempre aparece, y en ocasiones, muchas, aparece la persona equivocada...Pero no por eso tenemos que perder la esperanza. Saludos

      Eliminar
  4. Este hombre esta interesante....Creo que le persigue la mala surte debería ser más arriesgado!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Cecilia, yo creo que debería arriesgar un poco más pero intuyo que es algo tímido. Saludos

      Eliminar
  5. Que no piense en si casada o karateca, que le diga que es un día especial y por su buen y sonriente servicio en su trabajo se lo merece.
    Un gesto desinteresado, puede que le de buenos resultados.
    Gracias por tu visita y siempre tenerme en tu recuerdo.
    Ambar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay mucha gente indecisa y temerosa como ese tipo. Saludos Ambar.

      Eliminar
  6. La esperanza nunca se pierde y hay que intentarlo.
    La vida es un riesgo.

    Un detalle siempre es agradable.

    Feliz domingo y un abrazo. Suerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, Amalia, al menos ese señor es insistente, y como el viejo dicho: Tanto va el cántaro a la fuente....
      Un abrazo, amiga.

      Eliminar
  7. A gasolinera muerta, camarera puesta no?
    Ea se acerca el dia del postureo oficial del amor ...oju...
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El día de peluquerías, restaurantes, floristerías, perfumerías, tiendas de ropa, spas......¡Cuánto amor me llevo! Saludos

      Eliminar
  8. Échale,échale lo tejos que ni está casada ni tiene un novio karateca, que lo sé yo. Además aunque tenga algo de eso, lo mismo no le importa.

    Abrazo.

    ResponderEliminar
  9. ..pues a comprarle un buen perfume, pero de los caros eh! que para eso es San Valentin jejeje...abrazo querido amigo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pachulí o superior, claro que sí. Un abrazo amiga. Espero que te haya gustado mi Gato con Donuts.

      Eliminar
  10. Jajajajaja de ilusiones se vive en algunas ocasiones, pobre diablo. Este lo que era es un poco cagon, hay que ir a por los sueños, sin que importe el que o el como..saludos

    ResponderEliminar