lunes, 17 de julio de 2017

El escarabajo esmeralda


Ayer recibí otra visita inesperada. Mi jardín es como unas Naciones Unidas de la naturaleza y, tal vez por ello, me acuden refugiados de todos los géneros y todas las especies. Yo no les pido pasaporte, ni visado, ni tarjetas de crédito, ni tan siquiera les pregunto cuánto efectivo traen, tan sólo les brindo mi hospitalidad y mi cobijo como todo ser vivo que venga en son de paz se merece. 
A este escarabajo esmeralda lo descubrí de pura casualidad. Él deambulaba sigiloso y esquivo, como sabiendo del peligro que corren los insectos ante la incomprensión de ciertos humanos que ante la presencia de cualquier insecto, animal o cosa, ponen el grito en el cielo y el escobazo en el suelo.
Lo agarré. Le pedí permiso para tomarle una fotografía. Lo entreviste para conocer de las razones de su viaje. Le regalé una suculenta hoja de lechuga, y, tras ese improvisado protocolo de acogida, le dí rienda suelta para que campara a sus anchas en mi jardín.
El escarabajo esmeralda, sin pretenderlo, me trajo mucho recuerdos. Me recordó unas esmeraldas, posiblemente falsas, que compré en el barrio de los esmeralderos de Bogotá. Me recordó a los colores de los colibríes que me vienen a buscar cada vez que aterrizo en México. Me recordó el tapiz verde esperanza de las praderas de Bosnia. Me recordó a los faraones del antiguo Egipto. 
Y mientras todos esos recuerdos acudían a mi mente, el escarabajo esmeralda retomó su camino sin tan siquiera despedirse.
A veces sobran las despedidas. Buen viaje amigo.

9 comentarios:

  1. En mi jardín también los suele haber. También le hice su foto para que fuera el prota del día en mis fotos de instagram
    Como suele pasearse ya sin miedo tenemos que tener cuidado para no pisarlo. Se pusimos nombre: Capitán Spau

    Estos animalitos son preciosos. A mi me encantan


    Besitos

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  2. Qué bonito lo has descrito, ese sentimiento de bienvenida, sin despedida, sólo disfrutando de la breve visita.
    Si el mundo tuviera un continuado momento de paz, al menos de mediana duración, que hermoso sería.
    Se podría soñar de los bellos recuerdos como has hecho tú.
    Un abrazo.
    Ambar

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  3. ¡Pero qué linda historia! Se respira mucha paz en ese jardín.
    Por aquí donde vivo no abundan los insectos. Aunque con los "famosos" cambios climáticos, de a poco empiezan a aparecer.
    Confieso que a mi no me agradan, pero ¡vamos! nunca les pondría una bomba para hacerlos estallar. En todo caso, ellos por su camino y yo por el mío.
    Saludos desde el "fin del mundo"

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  4. Hay bichos que mejor no recalen en nuestra casa, jajaja.
    Salu2.

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  5. Qué bonita dedicatoria a tu "invitado".Es curioso,cómo de algo tan sencillo,y casi desapercibido,se puede crear algo como esto.
    Pues me alegro mucho que seas tan bien anfitrión y que te haya traído esos recuerdos.
    Muy bueno,JB
    Besucos

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  6. Pero qué tierna dedicatoria....estarás psicoanalizándote de incógnita? no lo niegues!!! :P

    Cierto eso de los colibríes, aquí cada vez hay más...con todo y que vivo en el infierno. :D

    saludos verdes =))))

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  7. Bonito relato, José. Natural. Bello canto a la vida natural.

    Abrazos.

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  8. No me canso de apreciar lo lindo que eres. Pocos seres humanos quedan como tú.
    Un abrazo sin fronteras.

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