lunes, 8 de mayo de 2023

La paradoja de la improductividad productiva

Hay cosas que no debería de decir, pero las digo. Y lo que es aún peor, como en este caso, las escribo. Esta semana he asistido, en una de ellas a modo de participante, y en la otra tan solo como afortunado espectador, a dos actos culturales ¡Gratuitos!. Y es aquí, en el hecho de la gratuidad, donde quiero hacer un inciso: el hecho de que sean gratuitos no los exime de coste. Porque costar cuestan. Otra cosa es quién, o cómo, se sufrague el gasto. Se entiende que fomentar la lectura y la música son dos actos que a posteriori, pueden suponer un benefecio para los artístas y, por ende, para los empresarios de la cosa. Seguro que todo se hace por un interés, pero no es ahí a dónde pretendo llegar. Mi reflexión va encaminada a reflexionar sobre la gran cantidad de eventos que se realizan cada día, en infinidad de rincones del planeta, en beneficio de la cultura, y que se hacen gratis. Y si es gratis no suma, monetariamente hablando. La cultura altruista, inevitablemente, produce beneficios a su parte productiva. El niño que se aficione a la música consumirá música durante toda su vida. El joven, que nunca en su vida había leído un libro, y tras un evento gratuito se aficione a la lectura, comprará libros de por vida. El impacto de los eventos culturales gratuitos son el paradigma de la improductividad. En menudo charco me he metido para decir qué, como en una paradoja, creo entender que hasta el acto más insignificante para fomentar la cultura, tendrá, inevitablemente, una resultado productivo. ¡O qué se yo! Ya me he perdido otra vez, joder...

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