jueves, 17 de octubre de 2024

Atrevimiento

No lo sé. No me digan que les de más explicaciones. Ocurrió porque tenía que ocurrir y ya está. No lo pensé, tan solo se me vino de pronto a la cabeza, como un chispazo. Ella estaba allí, en aquella cafetería de moda, en la que el café en lugar de café pareciera gloria bendita -y así los cobran- leyendo aquel libro que yo acababa de leer. Tal vez fue eso lo que me impulso a hablarle a aquella señora, veinte años mayor que yo, pero que se conservaba bastante mejor que muchas jóvenes. Vamos, que la señora, a pesar de rondar los sesenta, o quién sabe si alguno más, estaba como para perder la cabeza. -La vegetariana es el mejor libro que he leído en años -le dije, envalentonado, en un momento en el que nuestras miradas se cruzaron. -Eso lo dice porque le acaban de dar el Nobel, sino no lo diría tanta convicción -respondió casi sin parpardear. -¿En serio que le han dado el Nobel a Han Kang? -exclamé sorprendido. -Ahora mismito acaban de dar la noticia -me dijo. -Pues creo que usted y yo deberíamos de celebrarlo, porque estoy seguro de que, de los aquí presentes, somos los únicos que hemos leído a la escritora surcoreana. -¿Y cómo se le ocurre que podríamos celebrarlo, jovencito? -me dijo la señora en un tono que dejaba la puerta abierta al infinito mundo de la fantasía. -Pues yo la invitaría a mi casa para hablar de literatura contemporénea y, despúes, mientras degustamos una buena copa de vino, hacerle una cena como usted se merece... Y así fue como empezó todo. Lo que estoy disfrutando con esa señora... bueno ¡con esa diosa! para mí se queda.

2 comentarios:

  1. Si el atrevimiento, con la excusa literaria, es premiado, pues ya sé sabe el dicho: París bien vale una misa. No puedo acompañar la osadía, nunca he leído ni sabido de esta autora premiada por el comité Nobel.

    ResponderEliminar
  2. Es lo que tiene intentarlo, aunque se piense que hay pocas posibilidades. Que, a veces, sale bien.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar